Resumen:

Tras tanto buscar a Sasuke, Naruto por fin lo ha encontrado pero no le será nada fácil convencer al Uchiha de que vuelva a Konoha. Naruto desesperado por volver a tener a su amigo de vuelta, accede a hacer lo que sea con tal de que Sasuke regrese, así es como Naruto se encontrará en la situación más humillante y vergonzosa de su vida… obedeciendo al insatisfecho Sasuke Uchiha.

 
 

Capítulo 1: Acepto

Naruto Uzumaki POV

 

Llovía incesantemente en Konoha y yo seguía aquí sentado encima de la barandilla del  mirador de la torre del Hokage. Frente a mí tenía los rostros de todos los Hokages mirándome pero yo ni siquiera podía levantar mi vista, miraba al suelo donde la gente corría hacia sus casas para no mojarse, yo sólo pensaba en Sasuke…

Miles de veces había tratado de convencerle para que viniera conmigo de vuelta a Konoha y él jamás accedía, trató incluso de matar a Sakura, se enfrentó a Kakashi, a Sai… estuvo dispuesto a matarme a mí con tal de no regresar, pero yo seguía insistiendo por un único motivo… se lo había prometido a Sakura, traería a Sasuke a como diera lugar.

La madre de Sakura había fallecido hace un par de días y ella estaba deprimida, yo quería ayudarla, pero me había echado llevándose su dolor ella sola. ¿Qué podía hacer por ella para aminorar este dolor? Si tan solo no estuviera sola…  supongo que sólo podía hacer una cosa ya que yo no era suficiente… tenía que devolverle a Sasuke Uchiha costase lo que me costase, me daba igual si quería matarme, iba a conseguirlo porque no podía soportar ver a Sakura tan deprimida.

-       ¿Qué haces aquí Naruto? – preguntó Kakashi desde la puerta sin mojarse.

-       Pensar – le dije.

-       Eso no es propio de ti Naruto – me dijo – lo tuyo es actuar sin pensar.

-       Lo sé. ¿Cómo está Sakura?

-       Deprimida, no ha querido salir de su casa, ya no sé que más hacer por ella.

-       Yo sí – le dije – voy a marcharme unos días.

-       Naruto no – me dijo Kakashi – no vayas tu solo a por Sasuke, no seas cabeza hueca.

-       No me queda otra solución.

-       Déjame al menos que te ponga un equipo.

-       No… ésta vez iré yo solo, voy a convencerle sea como sea.

-       No lo hagas Naruto.

-       Adiós… Kakashi – le dije forzándome a sonreír mientras colocaba el pie en la barandilla y me impulsaba hacia el primer tejado.

Salté de uno a otro tejado hasta que vi al fondo las puertas de la villa y salí sin previo aviso. Sé que me gritaron que diera la autorización, pero no la tenía, puede que me tratasen de desertor por esto pero era por Sakura, iba a hacer lo que fuera, Sasuke iba a volver y estaba decidido a ello. Sabía la última localización donde le habían visto, las noticias aquí en Konoha volaban y yo muchas veces hablaba de Sasuke con Kakashi, así que me dirigiría a la última posición donde le vieron, no podría estar lejos.

Tardé casi tres días en llegar y eso que paré lo justo para dormir… me parece que entre los tres días apenas había conseguido dormir cuatro horas, pero me daba igual, quería avanzar, quería llegar hasta la guarida de Sasuke. Llegué al pueblo cerca de la costa y me detuve observando desde los árboles intentando recuperar el aliento, estaba muy cansado.

Esta aldea parecía tan tranquila… no creí que Sasuke hubiera estado aquí ¿Qué se le habría perdido aquí? demasiada poca cosa, no tenía nada de especial, pero quizá era por ese mismo motivo por el que se había refugiado y escondido aquí, nadie sospecharía de un lugar tan poco llamativo, pensarían que estaría cerca de algún Kage o algo así para asesinarlos o a saber…

Bajé del árbol y me coloqué la capa para evitar que me descubrieran. Caminé por el pueblo, no había mucho pero la gente parecía muy animada comprando frutas y verduras en las tiendas de al lado, yo sólo pasaba por la calle preguntando a algunos hombres sobre el paradero de Sasuke Uchiha y pensando en cómo estaría Sakura tras esa terrible pérdida.

Pregunté por lo menos a veinte personas y nadie reconocía a Sasuke Uchiha, empezaba a pensar que los ANBU de Konoha se habían confundido y me habían traído a un lugar equivocado. Iba a buscar un hostal donde alojarme esta noche cuando sentí a mi espalda un intenso chakra, pensé en Sasuke de inmediato y salí a la mitad de la calle para ver qué ocurría pero ante mí vino la gran sorpresa… no era Sasuke, era un Ninja con la máscara de los ANBU de Konoha. Resoplé… seguro que Kakashi los había mandado tras de mí para mandarme de vuelta a la villa y no podía huir de un ANBU, así que me quedé aquí quieto esperando a que se acercase a mí.

-       ¿Naruto Uzumaki? – preguntó al llegar a mí con una voz seria apartándome la capucha de mala forma para ver mi cabello rubio y mis ojos azules.

-       ¿Te manda Kakashi, verdad? – Le pregunté – quiere que vuelva a Konoha.

-       Así es, acompáñame – me dijo y le seguí

-       Por favor… tengo que encontrar a Sasuke – le dije suplicando – sólo… dame un poco de tiempo, lo encontraré y haré que regrese.

-       El chico al que buscas no regresará jamás – me dijo muy convencido.

-       Es mi última oportunidad… por favor, necesito verle, necesito hablar con él de algo importan…

No me dio tiempo a terminar la frase cuando me había golpeado tras la nuca y caía irremediablemente al suelo frente a los pies de aquel hombre. De regreso a Konoha… ¿Cómo iba a ayudar a Sakura? Era un desastre… no podía ayudar a nadie, le había prometido que aunque tardara toda una vida llegaría hasta Sasuke y se lo devolvería, pero aquí estaba… volviendo a Konoha, sentía como ese hombre me cargaba y me llevaba consigo, pero yo no podía abrir los ojos, estaba muy cansado del viaje, demasiado aturdido por el golpe y al final… me dejé llevar por el cansancio durmiéndome.

Cuando desperté no estaba en Konoha, ni estaba en el bosque de camino a casa… estaba en una celda de piedra con las manos atadas a la pared por unas inmensas cadenas ¿Qué estaba pasando? ¿Había habido alguna lucha y habían matado al ANBU? Eso era imposible… conocía a los ANBU de Konoha, eran buenos, no debería de fallar en una simple misión como llevarme a casa ¿Qué ocurría?

Me miré las muñecas y traté de romper las cadenas pero lo único que conseguí fue hacerme daño en las muñecas. Veía la sangre correr y caer al suelo de piedra… dolía pero me daba igual, quería liberarme, fue entonces cuando escuché de nuevo esa seria voz y me sobresalté.

-       Deja de intentar liberarte, sólo te harás daño, Baka – escuché que me decían.

Miré hacia la penumbra del pasillo y empecé a ver como se acercaba alguien, ¡Sasuke! Abrí los ojos con inmensidad y casi sonreí pronunciando su nombre.

-       Te he estado buscando Sasuke – le dije sonriendo.

-       Lo sé, eres tan silencioso como un elefante en una chatarrería.

-       Sasuke… tenemos que hablar, suéltame y hablemos.

-       No Naruto… no voy a soltarte, ahora eres mi prisionero – comentó abriendo la puerta de hierro de la celda y entrando a verme.

-       ¿Tú prisionero? No me vengas con chorradas Teme, libérame… - le dije gritando y enfadado.

-       No – me dijo sonriendo con su prepotencia habitual – ni siquiera sé que haces aquí y solo.

-       De eso venía a hablarte, es Sakura, tienes que volver.

-       ¿Sakura? – se rió - ¿Crees que me importa esa niñata? Me da igual lo que le haya pasado ¿Qué hacías tú en mi territorio?

-       Buscarte, ya te lo he dicho, necesito que vuelvas, su madre ha muerto, no consigo que levante cabeza, ni siquiera quiere verme, tienes que volver y hablar con ella, sé que tú podrías animarla, te ama – le dije.

-       ¿Aún sigues como un perrito faldero detrás de ella? Venga Naruto… madura de una maldita vez, esa chica te utiliza para lo que quiere, sólo te manda aquí tras de mí porque busca un hombre que la haga gemir – me dijo y me cabreé con él por decir esas cosas de Sakura – no te cabrees Naruto, sabes que es la verdad, te ha utilizado siempre, nunca le has caído bien, ella mismo dijo en varias ocasiones que te odiaba.

-       Eso fue en la academia Sasuke, hemos cambiado.

-       No, no lo hemos hecho Naruto, Sakura sigue convenciéndote de que hagas estas locuras y tú sigues cayendo pensando que un día se fijará en ti, pero no es cierto.

-       Vuelve a Konoha maldita sea – le grité haciendome sangre de nuevo en las muñecas al tirar de la cadena.

-       Dobe – me dijo serio – no voy a volver a Konoha.

-       Te lo suplico – le dije al final llorando – te lo suplico Sasuke ¿Qué quieres que haga? ¿Qué tengo que hacer para que vuelvas con ella?

-       ¿Tú? ¿Suplicándome?

-       Haré lo que haga falta por ella – le dije llorando – por favor Sasuke… haré lo que quieras.

-       ¿Lo que yo quiera? – me preguntó sonriendo con ese orgullo suyo propio de los Uchiha.

-       Sí.

Sasuke se agachó frente a mí y me empujó contra la pared mirándome con detenimiento. Su mano bajó a mi entrepierna y no pude evitar que tocase mi miembro sobre el pantalón al estar encadenado. Me puse rojo como un tomate y no entendía nada.

-       P-para Sasuke – le dije - ¿Qué haces?

-       Has dicho que harás lo que sea, sólo estoy comprobando algo, así que cierra el pico.

-       D-Detente… por favor… - le pedí mientras él seguía tocando mi miembro.

-       Vamos Naruto, excítate, quiero ver cuánto ha crecido desde que éramos unos niños.

Ahora que estaba aquí atrapado, rojo como un tomate y con la mano de Sasuke en mi miembro me sentía idiota por venir solo, entonces caí en el ANBU.

-       No estaba sólo Sasuke – le dije

-       ¿Te refieres al ANBU que te buscaba? – me preguntó.

-       Vendrán a por mi si no me sueltas

-       ¿Este ANBU? – me preguntó sacando una máscara de detrás de su pantalón y colocándosela.

-       ¿Eras… tú?

-       Sí Naruto, eres más tonto de lo que creía, siempre supe que lo eras pero no has cambiado nada en este tiempo.

-       ¿Cómo conseguiste esa máscara?

-       De un ANBU de Konoha de hace unos meses, ni siquiera sé por qué la conservo aún. Mira… ya empiezas a excitarte, no está mal Naruto, no está nada mal.

-       Sasuke…

-       Cállate – me ordenó – dijiste que harías cualquier cosa si volvía a Konoha con Sakura ¿Verdad? Demuéstramelo, te prometo que iré contigo y haré lo que quieras con Sakura si tú me complaces en mis caprichos.

-       ¿Caprichos?

-       Sí Naruto, llevo un tiempo solo, me apetece mucho jugar con alguien.

-       ¿Me prometes que nada de lo que ocurra aquí saldrá de tu boca? – le pregunté.

-       Te lo prometo.

-       ¿Y que volverás a Konoha con Sakura? – pregunté.

-       Sí, te lo prometo Dobe, pero a cambio… tú tienes que obedecerme en todo, se acabó tu libertad Naruto, a partir de ahora serás mío y harás lo que te ordene sin rechistar ¿Aceptas? Porque este trato no acaba hasta que yo lo diga.

Lo pensé mucho… no quería estar a disposición de Sasuke, sé que nos habíamos llevado muy mal de jóvenes, sabía que deseaba hacerme de las suyas, él me humillaría, siempre deseó tenerme a sus órdenes y demostrarme que él era mejor, dejarme a mí en ridículo frente a todos ¿Qué habría planeado para humillarme? Sé que no podía aceptar eso, era la perversa mente de Sasuke Uchiha, el no era un dobe como yo, pero era Sakura…

La había visto tan mal a Sakura, ella necesitaba a Sasuke. Unas lágrimas cayeron al suelo frente a Sasuke y me dio igual, estaba triste por Sakura y sé que tenía razón en sus palabras, yo siempre fui invisible para ella, pero podía ayudarla… sólo tenía que dejarme humillar por Sasuke, sólo tenía que obedecer a Sasuke en todo lo que pidiese, pero volveríamos a Konoha.

-       Acepto – le dije llorando.

-       Perfecto, entonces hoy descansaremos aquí y mañana saldremos hacia Konoha.

Yo no dije nada y traté de acomodarme para dormir, pero Sasuke levantó mi cabeza y me hizo darme la vuelta contra la pared. Me quejé por su violencia, Sasuke siempre era así de bruto pero no le dije nada. Sentía cerca de mi trasero el bulto de sus pantalones, sentía en mi oído su sonrisilla de prepotencia Uchiha, sentía su respiración mientras agarraba mi cabello con fuerza con una mano.

-       ¿Quién te ha dicho que vamos a dormir? Has aceptado Naruto… harás cualquier cosa y el trato empieza ahora mismo.

Me bajó de golpe los pantalones y me mordí el labio evitando darle el gusto de quejarme ¿Cómo podía ser así? De todas formas ya no había vuelta atrás, yo había aceptado participar en sus juegos voluntariamente por Sakura. Sasuke metió uno de sus dedos en mi interior y grité al no esperármelo, pero me mordí el labio enseguida aunque Sasuke ya estaba sonriendo por el grito que había conseguido sacarme.

-       Naruto… ¿Aún virgen? – me preguntó

-       Como comprenderás… no dejo que ningún tío me toque y desde luego… me reservo para Sakura si es a lo que te refieres.

-       Tan cabezón como siempre, lástima que no podrás llegar totalmente virgen a Sakura.

-       Acaba de una maldita vez Sasuke… - le dije sacando mi genio.

Sasuke metió tres dedos en mí de golpe y grité del dolor golpeando con mi puño la pared y mordiéndome de nuevo el labio haciéndome sangre.

-       No te atrevas a darme órdenes Naruto, esto sólo acaba de empezar, terminaré contigo cuando me de la gana. Si te digo que hagas algo, lo haces sin rechistar o Sakura se puede quedar en Konoha esperando sola ¿Te queda claro?

-       Sí – le dije – entonces ordena por esa bocaza tuya, Uchiha – le dije sin doblegarme del todo.

Sasuke me dio la vuelta y me obligó a agacharme frente a él mientras sonreía. Cogió mi rostro con una mano y me miró atentamente mientras se bajaba la cremallera del pantalón y eso no me gustó ¿Quería este creído que se la chupase? ¿Estaba loco o qué? Aunque reconocía que no había peor humillación para mí que chupársela a un Uchiha, yo no era débil, él debería haberse agachado frente a mí y chupármela, no al revés, yo era mejor que él ¡Maldita sea! No quería tener nada de ese Uchiha en mí.

-       Veamos Dobe… - dijo cogiendo la cadena que envolvía mis manos y pasándola alrededor de mi cuello mientras él sujetaba la cadena con una mano – sé un buen perro, quiero ver como lames.

-       Eres un desgraciado – le grité y él tiró de la cadena arrastrándome tras él y casi ahogándome.

Me quedé en el suelo unos segundos tosiendo por el tirón que me había dado, eso iba a dejarme marca seguro.

-       Eres un perro muy contestón y no me gustan los contestones, ahora haz lo que te he ordenado o despídete de nuestro trato… pobre Sakura – me dijo de forma irónica.

-       Dame tu maldita polla – le dije mientras él sonreía y me la ponía enfrente.

¿Quién me diría que yo haría esto? no creí jamás que tendría que hacer estas cosas con los hombres… bueno… no con cualquier hombre, con el arrogante Sasuke Uchiha. La verdad, es que en el pasado llegué a sentirme confundido por mis sentimientos entre Sasuke y Sakura… ahora desde hacía un tiempo sabía que quería a Sasuke pero él era esto… un maldito arrogante que jamás se daba cuenta de nada, así que ya me había mentalizado de que él jamás se habría fijado en mí, pero aún podía juntarlo con Sakura, podía hacer que al menos ellos dos fueran felices. En parte me oponía a la voluntad de Sasuke simplemente por mi orgullo, por mi cabezonería y porque me gustaba enfadarle, él lo sabía y por eso hacía estas cosas, él sólo buscaba humillarme y a mí en gran parte… me alegraba acabar así, porque al menos habría podido estar con él aunque solo hubiera sido una vez, luego sería todo para Sakura. Esto no pensaba decírselo a Sasuke por supuesto… me haría el duro y el indiferente con él hasta que reventase de la rabia.

Jamás había tenido que hacer esto y no sabía muy bien cómo empezar, así que saqué un poco la lengua con algo de miedo y lamí levemente la punta mientras escuchaba como Sasuke sonreía.

-       Naruto… pareces un colegial, métela toda – me dijo empujando su miembro y metiéndolo en mi boca provocándome arcadas mientras él se reía – vaya lo siento Naruto… quizá no debí ser tan bruto.

-       Vete al cuerno Sasuke, ¿Esta es toda la imaginación que tienes? ¿Qué te la chupe? Eso no me humilla Teme, te humilla a ti porque un Dobe te lo tenga que hacer ¿Estás muy solo eh? No tienes a nadie para divertirte.

Aquello pareció enfadarle y volvió a meter su miembro en mi boca con mayor fuerza, entrando y saliendo de mi boca haciendo que alguna lágrima me saliera debido a las arcadas, pero me contuve y aguanté aquí. La verdad es que hasta me excitaba tener que chupársela, pero no se lo diría.

Ahora con el miembro de Sasuke en mi boca me preguntaba… ¿Cuánto había deseado esto? había tenido sueños eróticos con Sasuke pero jamás esperé que esto pudiera ocurrir, poca gente en la aldea sabía mis sentimientos por el Uchiha, sólo Kakashi y Shikamaru, al resto seguía contándoles que me gustaba Sakura pero a ella la veía como una gran amiga, nada más. Hacía tanto tiempo que había dado por perdido a Sasuke que ya no podía plantearme nada con él, pero al tenerlo aquí conmigo de nuevo y más en esta situación, todos mis sentimientos, todas mis emociones volvían a salir ¿Podía dárselo así como sí a mi mejor amiga? ¿Estaba realmente preparado para sufrir la pérdida de Sasuke y ver como se juntaba con Sakura? Eso lo descubriría pronto, en cuanto regresásemos.

Escuché a Sasuke gemir, este chico me encantaba y ya no podía fingir más que no me gustaba estar aquí abajo soportando que Sasuke entrase una y otra vez en mi boca haciéndola suya como quería, en cualquier momento Sasuke agacharía la mirada y vería mi miembro endureciéndose y es que me excitaban los leves jadeos que Sasuke me daba, sé que trataba de contenerse pero me alegraba que me regalase unos pocos gemidos.

Sasuke se movió un poco incómodo, pero yo no quise abrir los ojos por miedo a que pudiera decirme otra de sus groserías, ya conocía a Sasuke… orgulloso hasta la muerte, jamás dejaría ver sus sentimientos ni lo que buscaba realmente, seguramente de mí sólo buscaba humillarme y diversión, nada más y yo estaba dispuesto a dársela sabiendo que mañana… él sería de Sakura y yo volvería a estar sólo en esa gran aldea, porque…¿Quién podía querer a un monstruo como yo? yo que tenía al Kyuubi en mi interior, que había destrozado media aldea, arrasado con tantas vidas, todos me odiaban desde niño, yo no conocía el amor y aunque sonriera… todo era una fachada para ocultar mi dolor de un chico que jamás tuvo afecto.

Algo cubrió mis ojos y al tocarlo con mis manos me di cuenta de que era una tela suave. Sasuke estaba haciendo un nudo evitando que pudiera ver algo y se agachó de nuevo hacia mí. Sentía sus labios tan cerca de los míos, deseé besarlos, iba a hacerlo cuando él se separó de mí entre risas.

-       ¿De verdad creías que besaría a un chucho como tú? – me preguntó y me sentí humillado, más que con el acto anterior.

-       ¿De verdad creías que iba a besarte? Sé que no te atreverías, sólo eres un cobarde Sasuke, te estaba poniendo a prueba por si habías cambiado, pero tampoco lo has hecho, sigues siento el mismo Teme de siempre.

-       No vas a provocarme con algo tan simple usuratonkachi – me dijo sonriendo – te he traído una cosita Naruto.

Me lanzó algo al suelo, no podía verlo y él me pidió que lo cogiera. Lo busqué a tientas por el suelo, aún de rodillas intentaba encontrar lo que se supone que había tirado mientras le escuchaba caminado a mi alrededor y darme alguna palmada en el trasero como si de verdad fuera un perro, pero tampoco podía quejarme de eso, estaba con Sasuke y al menos podía tenerle una vez, aunque tuviera que humillarme tanto. Finalmente encontré el objeto y sonreí como un niño pequeño que encuentra un caramelo, pero la sonrisa se me borró cuando al palparlo noté que esto era un maldito consolador.

-       No pienso utilizar esto Teme.

-       Oh… sí lo harás Naruto, quiero ver como te corres tú solito, puedes pensar en tu querida Sakura si quieres aunque no se si serviría teniendo eso dentro de ti – me dijo riendo.

Sasuke se acercó hasta mí y me lamió la oreja susurrándome que chupase este trasto para lubricarlo y aunque dudé en hacerlo, al final y ante su insistencia, acabé haciéndolo mientras él observaba con detenimiento y se ponía frente a mí tocando mi miembro.

-       Qué excitado estás Naruto, creo que te gusta más chupar pollas que estar con mujeres ¿O acaso me equivoco Usuratonkachi?

-       Es mejor que la tuya – le dije para quitarle el ego y se puso serio enseguida.

-       ¿Ah sí? Entonces deberías probar ambas y decidir después, comprobémoslo, me muero de ganas por saberlo. Siéntate encima de tu juguetito – me sonrió.

-       No lo haré – le dije desafiante.

-       Si lo harás, porque eres mi perro y por lo tanto, me tienes que obedecer, siéntate – me volvió a ordenar y al final tras otra gran palmada en mi trasero que me hizo quejarme del dolor, acabé por posicionar el consolador en el suelo.

Me senté muy despacio en él mientras Sasuke me miraba y no pude evitar quejarme, dolía y eso que no era del todo grande, creo que Sasuke había tenido en cuenta mi virginidad.

-       Lo estás haciendo bien Naruto.

-       Joder… esto duele Sasuke.

Escuché un resoplido y se agachó frente a mí cogiendo mi miembro y metiéndoselo en la boca para chuparlo. Jadeé de golpe al sentirlo, puede que me estuviera doliendo meterme este trasto, pero me encantaba la sensación de la húmeda boca de Sasuke en mi miembro. Sasuke colocó sus manos en mis hombros y me ayudó a ir bajando lentamente hasta que entró todo el consolador en mí y entonces detuvo también su boca.

-       Ahora muévete Naruto, quiero ver cómo te corres aunque no tardarás mucho, eres un novato.

Me moví tal y como él me pidió, de arriba hacia abajo y aún me dolía, pero al poco tiempo mi cuerpo se había acostumbrado a esta intromisión, empezaba a disfrutar y aunque traté de callarme, no pude. Podía sentir las sonrisas de Sasuke disfrutando de lo que veía mientras se colocaba tras de mí pellizcando mis pezones. Podía notar su pecho, se había desnudado, sólo sentía su piel rozando contra la mía, sus labios mordiendo mi cuello mientras su mano me obligaba a echar la cabeza hacia atrás dándole vía libre y no pude evitar gemir, sabía que él estaba disfrutando con esto y cuando estaba a punto de correrme entre espamos, Sasuke me detuvo y sacó el consolador de mí.

-       No te corras aún, ven conmigo – dijo soltándome las cadenas de las manos y cogiéndome de la mano para llevarme con él.

Se sentó en algo, supongo que una silla y me hizo colocarme de pie encima de él. Sentía ahora su miembro en mi entrada y supe que quería que me sentase en él.

-       Vamos Naruto, siéntate y cabálgame, esto no va a ser un simple consolador, esta es de verdad.

Grité un poco al meterla y es que era más grande y algo más gorda que el consolador, pero una vez entró, me moví como había hecho anteriormente salvo que con una excepción, él también se movía y cada vez que yo bajaba, él subía metiéndola más y más hondo. Me agarré a su cuello sin poder remediarlo, mi miembro rozaba contra su fuerte pecho y me iba a correr enseguida, no aguantaba el placer.

-       Intenta silenciar tus gemidos ahora Dobe – me dijo burlón – creo que esta vez he ganado yo, córrete.

Me vine encima de su vientre con sus palabras, pero seguía echando de menos una cosa… dulzura, amor, cariño, un beso suyo, supe que eso jamás sería para mí, él era el gran Sasuke Uchiha, orgulloso, frío, vengativo, fuerte, poco sentimental… yo sería sólo esto, un juguete en sus manos hasta que decidiera deshacer el trato.

Con un gran gemido, supe que Sasuke se iba a venir y le rogué que no fuera dentro, no estaba listo para ser de nadie y menos del Uchiha, porque él no me quería, él no me amaba… en realidad nadie lo hacía, todos me odiaban. Creí que se correría dentro, pero salió y me agachó la cara llenándola entera con su semen.

-       Estás precioso así Naruto – me dijo viendo su líquido resbalando por mi cara – ve a ducharte Naruto… mañana partiremos a Konoha, hoy te has portado bien, así que cumpliré mi trato contigo siempre que tú sigas cumpliendo nuestro acuerdo.

-       Lo cumpliré Sasuke – le dije – no rompas tu palabra.

-       No diré nada de lo nuestro… aunque es una lástima porque me habría gustado poder gritarles a todos que tu virgen y estrecho trasero ha sido mío Naruto.

Sasuke destapó mis ojos y me hizo acompañarle por la oscura base. Al menos me dejó ducharme tranquilo y me llevó a una de las habitaciones contiguas para dormir. Tampoco pude dormir mucho pensando en todo esto. Por fin había tenido lo que tanto deseé, estar con el gran Sasuke Uchiha… pero ahora tenía el mayor de mis problemas… Sasuke Uchiha no era para mí, volvía a Konoha conmigo para estar con Sakura y aquí es donde mi amor por él iba a sucumbir, no podía decírselo, era un ser arrogante que me habría tomado el pelo, me habría humillado, para él no éramos más que unos simples juguetes en sus manos, sé que tampoco quería a Sakura, pero sería la madre de sus hijos y Sasuke sólo deseaba regenerar su clan. ¿Qué debía hacer con todo esto que sentía por él? No podía olvidarle y lo sabía… quizá debería irme lejos, muy lejos y olvidarme que una vez existió Sasuke Uchiha, último descendiente del clan más fuerte de Konoha.

Miré la fotografía que siempre llevaba conmigo, una alumna de clase había sacado esa maldita foto dónde nos besábamos la primera vez, claro que fue un accidente, pero yo siempre soñé con aquel beso, nosotros sólo nos habíamos besado por accidentes… todos nuestros besos fueron accidentes que Sasuke luego recordaba como algo que jamás se repetiría. Era horrible esta sensación de querer a alguien sabiendo que él me rechazaba. Lloré en silencio en mi cama, porque mi corazón se rompía con toda esta situación, sólo esperaba que tanto Sakura como Sasuke encontrasen lo que siempre habían buscado… la felicidad, una familia… yo desaparecería de sus vidas en silencio y siendo odiado por todos los de la villa como siempre.

 

 

Capítulo 2: Konoha

Sasuke Uchiha POV

 

Mira que Naruto era insistente, no había forma de perderle de vista, pero ya que había venido buscándome… me encontraría. Llevaba mucho tiempo solo y no había querido volver a Konoha, allí ya no tenía nada, no me quedaba nada, mi vida siempre fue soledad, venganza, orgullo… no conocía otra cosa. De pequeño tenía algo de envidia a Naruto, él siempre sonreía y aunque estaba igual que yo porque no tenía padres… a él no parecía afectarle la soledad, siempre sonreía y trataba de apoyar a los demás, trataba de seguir adelante y eso me daba envidia, porque siempre tenía esa sonrisa que hacía que todos los demás nos sintiéramos bien.

Naruto siempre me pareció un chico realmente fuerte, quizá al principio no lo era… pero lo era de espíritu, era increíble y me gustó estar en su equipo, con él siempre se podía contar en las buenas y en las malas situaciones, estaba ahí cuando le necesitabas y ahora había venido para ayudar a Sakura, seguía siendo el mismo chico preocupado por los demás, dejó que le hiciera cualquier humillación con tal de ayudar a su amiga y eso era lo que más me gustaba de Naruto.

Supongo que ahora mismo lo único que pensaba era en que no quería estar solo, había matado a mi hermano, la única persona que me protegía y el último familiar que me quedaba vivo y me sentía muy culpable por ello. Que Naruto hubiera aparecido aquí me parecía estupendo, porque no quería estar solo en estos momentos. Había cometido tantos errores en mi vida y él seguía buscándome e insistiéndome que volviera a Konoha.

Mi única meta ahora mismo… sólo era la de regenerar mi clan, tenía que hacerlo y Naruto me había dado la excusa perfecta… quería que volviera a Konoha y estuviera con Sakura, quizá no la habría elegido nunca como la mujer perfecta para mis hijos, pero creo que me valía en estos momentos, evitaba que estuviera solo y cumpliría mis propósitos con el clan, era lo único que necesitaba pero… aún pensando así, siempre tuve en mente que era con Naruto con quien al menos quería estar aunque sólo fuera una vez, porque él me había dado la primera vez de todo, mi primera pelea, mi primer beso, mi primer rival, mi primer amigo… él siempre estuvo apoyándome cuando lo necesité, jamás me abandonó y dónde los otros habían desistido, él seguía insistiendo, aquí estaba, queriendo que regresase porque era lo único que repetía una y otra vez.

A mitad noche me acerqué por la habitación de Naruto y al abrir la puerta, me di cuenta de que ya se había dormido, así que me acerqué a él para comprobar que estuviera bien, sabía lo fría que podía ser esta cueva y lo había tenido todo un día en esa celda atado con las cadenas solo por un deseo mío personal de que Naruto… me regalase su primera vez, quería tenerla, lo deseaba y sabía que aún sería virgen, porque Sakura siempre lo había utilizado, se escudaba en Naruto y el gran amor que éste sentía por ella mientras Sakura proclamaba a los cuatro vientos que se moría por mí, aquello debió dolerle tanto a Naruto, sobre todo cuando éramos apenas unos niños.

Me acerqué hasta él sentándome en el viejo colchón y le miré durante unos minutos. Le había echado de menos, puede que jamás se lo dijera, pero él era mi mejor amigo, mi único amigo en realidad, en Konoha todos me tachaban de traidor y él seguía aquí. Sonreí ahora que no me veía, sé que le había hecho de todo esta tarde y que le habría seguramente humillado, pero yo no podía ser de otra forma, él me conocía, era orgulloso, altanero, egocéntrico y no demostraba jamás sentimientos pero aún así había tratado de tener cuidado con él, no quise hacerle daño, quería que accediese voluntariamente a estar conmigo y lo hizo, hizo todo lo que le pedí y la verdad… me gustaban esos juegos, porque con Naruto cualquier cosa de mi imaginación la podía hacer.

Miré sus mejillas ahora sonrojadas y no pude remediar tocarlas, eran suaves pero estaban frías y de un color rojizo. Me preocupé de que fuera a resfriarse o ponerse malo por estar en esta cueva tan húmeda, así que busqué una manta y se la puse por encima tapándole más.

Me tumbé un rato a su lado tapándome con la manta y le miré dormir, se le veía tranquilo, era un chico impresionante, pero seguía teniendo en la cabeza el problema de Sakura, sólo había venido a buscarme para que intentase animar con mi presencia a su amiga, a mi antigua compañera de equipo. Había algo en ella que no me convencía para nada y era esa manía que tenía de echar a Naruto o aprovecharse de él a conveniencia. Odiaba que la gente le utilizase, no me gustaba que lo hicieran porque ellos no veían la gran persona que era, lo daba todo por sus amigos, lo daba todo por mí, apostaba por mí cuando nadie lo hacía y eso se lo agradecería toda la vida.

-       Sasu…Sasuke – escuché que pronunciaba en sueños.

-       Shhh, descansa Naruto – le dije susurrando aunque sé que estaba tan dormido que ni siquiera me escucharía.

-       No te vayas Sasuke. Vuelve a Konoha conmigo – me dijo aún soñando.

-       Volveré a Konoha Naru, voy a volver, te lo prometí.

Le abracé con cuidado, seguía siendo mi mejor amigo, yo lo sentía así… él siempre había estado preocupado por mí, cuando los líderes de Konoha quisieron acabar conmigo, él seguía buscándome para salvarme, siempre confió en mí y eso no podría olvidarlo jamás, no podía matar a Naruto, me había convertido en un asesino pero no era capaz de matarle a él, era a la única persona a la que no podría hacerle daño.

-       Ahh – se quejó Naruto de golpe y me sorprendí.

Seguía dormido y solté el abrazo, no le había abrazado tan fuerte como para hacerle daño así que me asusté. Su mano se había agarrado con fuerza a mi camiseta y apretaba más los ojos tratando de calmarse tras el dolor que  había sentido. Aproveché para apartarle un poco la camiseta y me di cuenta de las marcas de su espalda, no me había fijado en ellas cuando estuve con él, ni siquiera le había quitado la camiseta cuando tuvimos sexo. Toda su espalda estaba amoratada y no entendía que ocurría ¿Por qué estaba tan herido? Si alguien en Konoha le había hecho daño… cuando volviera iba a correr la sangre, no permitiría que tocasen a mi mejor amigo, a mi único amigo, al único que aún confiaba en mí.

Le cogí de detrás de la cabeza y lo empujé hacia mi para que apoyase su cabeza en mi pecho. Empezó a relajarse al momento y sentí como soltaba el agarre de su mano de mi camiseta volviendo a calmarse.

-       ¿Qué te han hecho Dobe? – pregunté aunque sabía que no me respondería.

Casi me lo preguntaba a mí mismo, Naruto estaba demasiado agotado como para escuchar algo de lo que le decía. Mis dedos agarraron su cabello con fuerza y apoyé mis labios en lo alto de su cabeza tratando de calmarme ahora yo por lo que había visto en su espalda.

-       Dios ¿Qué te han hecho? – me repetí a punto de llorar, pero me contuve.

-       Sasu…ke – escuché que salía de sus labios – Gomenasai.

Abrí los ojos de golpe ¿Por qué se estaba disculpando este Dobe? Él no había hecho nada malo, era yo quien me había largado sin decirle nada, fui yo quien compitió contra su rasengan y me enfadé pensando que me estaba superando, fui yo quien me convertí en un asesino y en un traidor para conseguir ser fuerte, cogí la vía rápida mientras Naruto se quedó allí entrenando día y noche, él era una gran persona que siempre intentaba salvar a sus amigos, que entrenaba hasta la extenuación para protegerlos y yo… yo sólo era un asesino ahora, un traidor, yo era quien debía disculparme por lo mal que se lo había hecho pasar, pero no podía, mi orgullo no me dejaba hacerlo.

Le besé en la cabeza y me marché del cuarto tapándolo mejor con la manta. No podía dejar de estar preocupado por lo que había visto, aquellas marcas, aquellos moratones se me habían guardado en la mente y no había forma de sacarlos. ¿Qué había ocurrido en Konoha en estos años que yo no había estado? Me metí en  mi cuarto y traté de dormir, lo conseguí casi a las cuatro de la madrugada y me desperté a las siete cuando escuché un gran ruido que venía de la parte de la cocina, supuse que era Naruto, así que me levanté.

Caminé por los pasillos de la cueva hasta llegar al recinto de la cocina y pensé… que no sabía cómo Naruto había sobrevivido viviendo solo tanto tiempo, era un desastre, los fogones estaban todos encendidos, el mantel en llamas, él tratando de apagar todo, algún plato por el suelo roto y me tocó activar el sharingan junto a la habilidad de agua que memoricé de Zabuza de niño para apagar este desastre.

Naruto me miró sorprendido desde el sitio y me di cuenta de que aún estaba descanzo en medio de todo este desastre.

-       Quédate quieto – le dije amenazadoramente y él me hizo caso.

-       Lo… lo siento Sasuke, sólo tenía hambre.

-       Ven aquí – le dije cogiéndolo en brazos y dejándolo en una silla – no pises ahora, habrán saltado cristales por todos los lados, no quiero que te cortes.

-       Gracias – me agradeció y me sorprendí.

-       Qué torpe eres Naruto, no has cambiado nada, empiezo a entender por qué siempre te ibas a comer Ramen fuera, eres un peligro en la cocina.

-       Lo siento, de todas formas no te hará falta esta cocina, te vienes a Konoha – me dijo poniéndose a la defensiva.

Sonreí con prepotencia pero es que me encantaba cuando Naruto quería discutir conmigo, era lo que nos caracterizaba, me excitaba mucho cuando se ponía de esa forma, me gustaba que se enfrentase a mí, que sacase su carácter.

-       ¿Se puede saber qué hacías por la cocina? Podías haberme despertado.

-       Quería que durmieras – me dijo – además… sé que odias que te despierten.

-       No es cierto.

-       Si lo es – me dijo – Sasuke… eras de mi equipo, te conozco bien.

-       Que gran mentira – le dije sonriendo con prepotencia – tú eras de mi equipo.

-       Serás… yo no te nombre líder del grupo Teme.

-       Tampoco nadie te lo nombró a ti y sigo siendo más fuerte.

-       Mentira, he mejorado, puedo vencerte – me dijo.

Me acerqué a él cogiéndole las manos con una de las mías y apoyándolas contra la mesa de madera haciendo que no tuviera más remedio que apoyar la cabeza también en la mesa mientras yo aprovechaba a meterle mano bajo su camiseta pellizcando sus pezones.

-       Ahh, para – me gritó revolviéndose sin poder soltarse.

-       Eres mío Naruto, disfrutaste ayer conmigo, cuanto antes lo aceptes más disfrutarás, trabajas para mí, eres mío, tú mismo aceptaste, esto ya no es la academia ni un estúpido equipo de tres, tu me perteneces, haces lo que te ordeno, no eres el líder, nunca lo fuiste y no lo serás.

-       Eres un maldito orgulloso y testarudo.

-       Lo soy Naruto, pero disfrutas conmigo, no puedes negarlo.

-       Y también un creído egocéntrico – me gritó.

Cogí a Naruto levantándolo de la silla hasta la mesa y lo obligué a tumbarse mientras me subía encima de él invocando una serpiente que se enrolló en sus muñecas y brazos evitando que se pudiera mover.

-       ¿Qué crees que estás haciendo Teme? – me preguntó cabreado.

-       Darte tu ansiado desayuno Dobe – le dije quitándome la camiseta frente a él mientra veía como se sonrojaba.

-       Ni se te ocurra tocarme, no quiero nada de ti – me dijo.

-       Anoche no decías lo mismo Naruto, creo que me querías bien dentro de ti – le dije susurrándole con sensualidad a su oído.

-       Sólo eres un chiquillo creído.

-       Es posible, pero así es como disfrutas conmigo.

-       No voy a hacer nada contigo Sasuke, esa era la última vez.

-       Te equivocas Naruto… te lo dije muy claro, el trato era hasta que yo decidiera cancelarlo y no quiero hacerlo, lo que ahora mismo quiero es darte tu desayuno, así que prepárate, porque esto empieza ahora.

Le rompí la camiseta por delante mientras la segunda serpiente de mi invocación iba hacia las piernas de Naruto encadenándole una pierna a cada pata de la mesa. Creo que él intentaba soltarse de mis invocaciones, pero no podía,  no lo lograría. Metí un dedo en mi boca lamiéndolo y lo pasé por su entrada viendo como se estremecía todo el cuerpo de Naruto.

-       Así me gusta, que te quedes bien abierto para mí Dobe – le dije sonriendo mientras él se sonrojaba.

-       Esta me la pagarás Sasuke.

-       Claro que sí Naruto.

Me acerqué hacia su boca y él desvió su cabeza cuando vio que le acercaba mi miembro. No me quedó más remedio que cogerle la cara con mis manos y metérsela de golpe en su boca antes de que pudiera quejarse. Intenté no meterla muy profundo como ayer para que no le dieran arcadas y aunque al principio no quería moverse… pues me tocaba a mí moverle la cabeza, cuando acabé soltándole siguió él solo dándome placer. Así era Naruto… realmente le excitaba tanto como a mí estos juegos.

-       Tu boca es perfecta cuando das placer en lugar de insultarme Dobe – le dije sonriendo y aunque trató de sacarse mi miembro para hablar, se lo impedí – ni se te ocurra arruinarme mi momento, ya te lo he dicho Dobe, haz que tu boca siga haciendo lo que mejor hace.

Me moví disfrutando de su húmeda boca, de su lengua juguetona que me volvía loco, puede que fuera un novato pero yo le iba a enseñar a este chico todo lo referente al sexo, no podía evitar disfrutar con él y no lo terminaba de entender… él siempre fue mi rival, mi mejor amigo, nada más, ¿Cómo había acabado teniendo sexo con él de esta manera?

Separé mi miembro de su boca observando como dejaba sus ojos azules cerrados. Saqué del bolsillo de detrás de mi pantalón un poco de hilo Ninja y al escuchar el zumbido del hilo al deslizar, Naruto abrió los ojos con preocupación viendo como le bajaba los pantalones lo justo para tener su miembro fuera y le pasaba el hilo alrededor de su pene.

Gimió al sentirlo mientras me pedía que no lo hiciera, pero me daba igual lo que él me dijera, iba a disfrutar, yo jamás le haría daño a Naruto eso lo sabía aunque él lo dudase. Naruto veía en mí el monstruo y el asesino que ahora era, ya no me veía como su mejor amigo, eso lo sabía, pero aún así había venido a buscarme porque creía que podía cambiar, creía en mí y eso me alegraba. Daba igual si él me veía capaz de matarle o hacerle daño, yo sabía que jamás se lo haría.

Terminé de pasar el hilo atando sus huevos y luego lo anudé a mi dedo índice moviéndolo para que el hilo se tensase y se moviera por su intimidad sacándole un gemido a Naruto. Sonreí, cada vez que movía mi dedo el hilo se tensaba dándole más placer.

-       Eres un cabrón – me soltó.

-       Puede ser Naruto, pero disfrutas mucho conmigo – le dije moviendo el dedo de nuevo para tensar el hilo.

-       Ahh Sas…Sasuke – me llamó – por favor… para.

-       ¿Por qué tendría que parar cuando lo disfrutas? – le pregunté viendo como se ponía completamente rojo por la vergüenza y me di cuenta que sólo era eso… vergüenza – Naruto… mírame – le dije acercándome a él hasta tocar mi frente con la suya – estás conmigo ¿Vale? Yo no diré nada de esto, así que disfruta del momento, me hiciste prometerte que iría con Sakura, así que por favor… déjame disfrutar contigo hasta entonces, sabes que no diré nada de esto a nadie, con Sakura no podré hacer nada de esto, pocas chicas aguantarían los juegos que me gustan. Hazme ese favor Naruto.

-       Vale – me dijo – te prometí que accedería a tus juegos si te quedabas con Sakura, así que hazlo Sasuke – me dijo rojo como un tomate.

Metí mis dedos en su boca para que los lamiera y trató de hacerlo sin gemir, pero no podía, mis dedos estaban tan apartados de su miembro que el hilo tiraba de él dándole placer mientras trataba de lamerlos. Bajé mi boca a su miembro metiéndolo y jugando con mi lengua queriendo escucharle gemir aún más.

Saqué mis dedos de su boca cuando los sentí lo suficiente lubricados y empecé a meterlos con suavidad en su entrada deshaciéndome del hilo dejando a Naruto relajarse un poco. Suspiró con tranquilidad sintiéndose liberado. Moví mis dedos en su interior dilatándole todo lo que pude antes de posicionarme para entrar.

Entré en él con cuidado aunque no pude evitar que me doliera a mí la cara de dolor de Naruto, me gustaría haber podido llevarme yo su dolor, pero sabía que pronto pasaría. Le besé el cuello hundiéndome aún más en él con lentitud mientras Naruto se agarraba a mi cuello con fuerza tratando de ahogar su quejido de dolor.

Me detuve unos segundos cuando había entrado, me faltaba un poco para estar completamente al fondo, pero no quería forzar a Naruto, no quería hacerle daño, podía entrar del todo cuando dejase de sentir dolor. Cuando me pidió que me moviera lo hice despacio y con suavidad, pero volvió a quejarse cuando entré de nuevo. Las primeras embestidas eran las peores, lo sabía, podía ver su rostro sufriendo pero a la quinta o la sexta vez, yo mismo sentía como su estrecha pared se dilataba dándome más espacio para moverme, fue el momento cuando empecé a escuchar algún leve gemido de Naruto.

Empecé a moverme cada vez más rápido dejándome llevar por los gemidos de Naruto, sabía que ya no le estaba doliendo y una vez él había empezado a disfrutar, todo mi miedo por si le hacía daño desapareció. Puede que todo el mundo creyera que era insensible, pero no era así, Naruto me preocupaba mucho, no quería hacerle ningún daño.

Gemí cuando iba a correrme y Naruto me pidió que no lo hiciera dentro de él, me recordó a ayer cuando lo dijo, así que como no quería ser irrespetuoso con él, decidí salirme fuera cuando estuviera a punto de llegar. Yo seguí masajeando el miembro de Naruto, escuchándole gemir hasta que me avisó de que estaba a punto pero no iba a dejarle sin más, seguí moviéndolo con mayor rapidez hasta que se corrió llenando mi mano y todo nuestro abdomen con su ser.

La serpiente que aprisionaba sus manos dejó de hacerlo desapareciendo bajo la mesa por una grieta acompañada por la que sostenía sus piernas a la mesa. Estaba a punto yo también de terminar y salí fuera de él terminando encima del abdomen de Naruto mezclando nuestros líquidos mientras él me miraba agotado aún con su espalda entera tumbada en la mesa.

-       Gracias… Sasuke.

-       ¿Por qué? – le pregunté.

-       Por no correrte dentro, no estoy preparado para ello.

-       ¿Qué te ocurre con eso? No pasa nada Naruto.

-       Lo sé, pero… quizá algún día te lo cuente.

-       Vale – le dije sin querer indagar más en el motivo por el que no podía irme en su interior – Ve a ducharte mientras me arreglo un poco y busco algo no incinerado que desayunar, partiremos pronto a Konoha.

Naruto se marchó hacia su habitación para ducharse y yo me di la ducha más rápida de mi vida en el aseo de mi habitación. Cuando salí a la cocina, todo estaba prácticamente calcinado pero aún quedaba algo qué comer, así que lo serví y cuando Naruto apareció por la puerta ya duchado y sin camiseta me sorprendió.

-       Naruto… ponte algo – le dije.

-       ¿El qué? Me has roto la camiseta y sólo llevaba esa – me dijo y me sorprendí por mi descuido, quizá no debí romperla.

-       Iré a por una de las mías  - le dije – siéntate y desayuna mientras.

Busqué en mi pequeño armario alguna camiseta que pudiera dejarle, intenté encontrar alguna que no llevase el emblema de la familia Uchiha, pero… ¿A quién quería engañar? Yo siempre le ponía mi emblema a todo lo mío, en realidad… hasta me daba cierto morbo ver este símbolo en Naruto, así que cogí una camiseta negra con el emblema Uchiha detrás y se la llevé para que se la pusiera. No quise aparentar muy sentimental con él, así que se la lancé desde la puerta y él la cogió al vuelo, ahora parecía algo deprimido y no entendía muy bien el motivo.

-       ¿No estás feliz Naruto? – le pregunté – voy a volver a Konoha como tú querías.

-       Lo sé – me dijo – pero… las cosas han cambiado mucho en Konoha, Sasuke.

-       ¿En qué han cambiado? – le pregunté pero él no contestó – He hecho una pregunta – le dije enfadado.

-       Ya lo descubrirás Sasuke, cuando lleguemos lo verás.

Desayunamos en silencio y yo seguía viendo a Naruto triste, eso no podía ser sólo mi imaginación, Naruto siempre era un chico enérgico, pero ahora que conseguía por lo que tanto había luchado… ahora que conseguía que le dijera que volvía con él a Konoha, había tristeza en su interior y no entendía nada ¿No era esto lo que quería? Estaba volviendo por él, a lo menos es que no se había dado cuenta de que era él por quien yo volvía, por nuestro trato.

Nos pusimos en marcha hacia Konoha aunque yo no dejaba de mirar a Naruto, había seguido avanzando por lo que veía, ahora estaba más fuerte, seguía llevando ese cabello largo y despeinado de siempre, seguía teniendo esos ojos azules pero ya no veía en ellos la vitalidad de antaño, ahora era mucho más serio que antes ¿Estaba madurando o estaba ocurriendo algo más que yo no sabía? No podía estar seguro. Tardamos tres días en llegar y le hice el amor tanto como pude, creo que esos eran los únicos momentos en los que podía volver a ver la sonrisa de Naruto, que le veía disfrutar, porque cuánto más nos acercábamos a las puertas de la villa, más serio, más distraído y menos hablador estaba.

Las puertas aparecieron ante mis ojos al anochecer del tercer día y fui a saltar a la última rama para bajar al suelo cuando Naruto me detuvo poniendo su brazo en mi pecho.

-       Sasuke… lo siento – me dijo.

-       ¿Qué ocurre Naruto? – le pregunté.

-       Siento haberte mentido

-       ¿De qué hablas?

-       Te prometí que cumpliría nuestro acuerdo pero no puedo seguir contigo.

-       De eso nada, me prometiste que si volvía y estaba con Sakura tú serías mío cuánto quisiera, el trato no se acaba hasta que yo lo diga.

-       No lo decides tú Sasuke… te he dicho que las cosas han cambiado mucho en la villa, rige el reinado del terror ahí dentro – me dijo preocupado.

-       ¿Qué ocurre Naruto?

-       No está permitido tener relaciones con hombres, son normas de Danzo.

-       ¿Qué hace Danzo en el poder? Creí que estaba Kakashi.

-       Y lo está, es el Hokage, pero el consejo es quien realmente está manejando todo.

-       ¿Por qué? – le pregunté.

-       Porque… porque… - intentó hablar pero de sus ojos cayeron lágrimas – da igual el motivo, sólo… no puedo seguir viéndote, espero que seas feliz con Sakura, Sasuke.

-       Ey, Naruto… - le llamé tratando de que se detuviera, pero ya estaba abajo caminando a la puerta y no me quedó más remedio que bajar.

Podía haber roto nuestro trato y haberme largado de Konoha, aún estaba a tiempo, pero ahora sabía que algo malo estaba pasando ahí dentro y Naruto iba a necesitarme, no podía abandonarle, él jamás lo hizo.

-       Mierda… - susurré golpeando el tronco del árbol

Caminé tras Naruto, ahora ni siquiera era capaz de mirarme ¿Qué estaba ocurriendo? Los guardias nos pidieron la documentación para entrar, al menos al Dobe, porque a mí me apuntaron con armas y llamaron al Hokage. Kakashi se sorprendió de que Naruto lo hubiera conseguido y me dejaron entrar vigilado por varios guardias que me seguían de cerca. Llegamos a la torre y estaba dispuesto a aceptar mi castigo aunque como les había ayudado en la gran guerra Ninja… casi me consideraban más un héroe y eso era raro, no había querido volver al acabar pero ahora… miraba hacia Naruto y sabía que mi sitio estaba aquí.

Kakashi decidió que era conveniente ya que volvía por decisión propia y les había ayudado tanto en la guerra, que me metieran en un equipo ANBU y a mí me sorprendió que Naruto no estuviera en uno, porque él había ayudado como el que más en todo esto.

Salimos del despacho de Kakashi y perseguí a Naruto por el pasillo, aún estaba cabizbajo, triste, este no era el Naruto que yo conocía ¿Qué le ocurría? Era como si Konoha le quitase toda su vitalidad.

-       Ey… Naruto, espera – le grité pero no se detenía – que esperes – le grité esta vez más enfadado y le cogí del brazo para impedir que siguiera marchándose – dame una explicación ¿Qué está ocurriendo?

-       Ya lo sabrás Sasuke, aléjate de mí, por favor, yo… yo no quiero hacerte daño, ve con Sakura, me lo prometiste, sé feliz con ella, cásate, ten hijos, disfruta de una larga vida, ya he hecho todo lo que he podido por ti, te he devuelto a tu hogar Sasuke.

-       Me importa una mierda todo eso, quiero saber qué te ocurre a ti.

-       ¿Sas… Sasuke? – escuché que preguntaban por mi nombre tras de mí y al girarme, me encontré a Sakura.

No me apetecía nada tener que hablar con ella en este momento, sólo quería hablar con Naruto y que me aclarase lo que estaba ocurriendo, pero cuando volví a girarme hacia Naruto, había desaparecido. Desde luego seguía siendo el Ninja número uno en sorprender a la gente… y en desaparecer.

-       ¿Cómo…? – preguntó Sakura.

-       Naruto ha ido a buscarme – le dije – digamos que tiene una manera muy particular para convencerme.

-       Yo… te he echado mucho de menos Sasuke, me has hecho mucha falta – me dijo Sakura.

-       Pues ya estoy aquí – le dije porque se lo había prometido a Naruto, estaría con Sakura si es lo que él quería, pero yo no estaba dispuesto a renunciar a nuestro trato.

No estaba dispuesto a renunciar a Naruto, sé que ocurría algo que ahora mismo no podía ver, pero Naruto jamás había sido así, él era un chico sonriente, con una gran vitalidad, que nunca se rendía, era el chico que había visto en la cueva dispuesto a lo que fuera por sus amigos ¿Qué le ocurría en Konoha?

-       Sasuke-kun – se lanzó Sakura a abrazarme y aparté mis manos levantándolas por la sorpresa, ni siquiera quería abrazarla pero al final al ver que no me soltaba me tocó abrazarla levemente, aunque intenté que soltase el abrazo enseguida – mi… mi padre.

-       Lo sé – le dije – Naruto me lo contó. Tienes suerte de tener un amigo como él, no habría vuelto si no hubiera venido a buscarme.

-       Sí, sé de lo que es capaz Naruto, él siempre ha sido muy bueno conmigo.

-       Él te ama – le dije.

-       Pero yo te amo a ti.

No supe que responderle, no porque no lo supiera… lo sabía, no la quería, de hecho estuve a punto de matarla en varias ocasiones pero le había prometido a Naruto que estaría a su lado y no me quedaba más remedio que quedarme aquí, porque yo sí cumplía lo que prometía y Naruto respondería por lo que prometió, de eso me ocuparía yo mismo, me daba igual si aquí no aceptaban las relaciones entre hombres, podía el mismo Danzo venir a chupármela si quería, pero no iba a alejarme de Naruto.

-       ¿Qué hace el traidor Uchiha en mi villa? – preguntó Danzo en ese momento.

-       Creí que estabas muerto.

-       Debiste apuntar mejor hijo – me comentó con enfado – no tolero traidores en mi villa.

-       Qué lastima entonces que sea el héroe de Konoha que ayudó en la quinta guerra Ninja, ahora apártate de mi camino, porque voy a salir de aquí.

-       ¿Ese crío estúpido fue a buscarte, verdad? – preguntó y sé que se refería a Naruto.

Tuve que calmarme para  no golpearle allí mismo por insultarle, intenté relajarme y fue entonces al fijarme en él, cuando me di cuenta de que le habían destrozado su brazo derecho y su pierna izquierda. No sé si había sido yo el causante, pero llevaba partes postizas, podía verlas claramente.

-       Sasuke – escuché a Kakashi llamarme – entra al despacho, tengo que hablar contigo urgente.

Pasé de Danzo para ir al despacho, allí estaba Kakashi resoplando y se dirigió hacia la ventana para mirar por ella.

-       Acércate – me dijo y fui hasta la ventana mirando la villa – intenta no meterte en el camino de Danzo.

-       ¿Por qué está vivo? – le pregunté.

-       Tenemos buenos médicos en Konoha, Sasuke, consiguieron salvarle a duras penas.

-       ¿Fui yo? – le pregunté – el que le arrancó esas extremidades – le aclaré.

-       No Sasuke, fue otra persona.

Recordé entonces las marcas que tenía Naruto en su espalda, aquellos moratones, aquellas heridas, su actitud cambiante al llegar aquí, el decirme que muchas cosas habían cambiado, soltar el nombre de Danzo con asco y en parte con temor… creo que había sido Naruto pero eso era imposible… Naruto jamás haría algo así contra nadie de Konoha, ni siquiera lo hizo contra mí, no podía matar a nadie, no podía herir tan serio a nadie que no fuera un enemigo. Sé que Naruto no podía haber sido pero entonces… ¿A qué había venido aquella frase de “no quiero hacerte daño”? ¿Qué narices le habían hecho a Naruto?

-       ¿Naruto? – pregunté susurrando.

-       Sí – me explicó Kakashi.

-       ¿Qué ha ocurrido? – le pregunté

-       Naruto perdió el control del Kyuubi Sasuke, no puede controlarlo.

-       Lo controla muy bien – le dije

¿Cómo no iba a controlarlo? Había estado conmigo cuatro días, había reído, llorado, se había enfadado y se había alegrado, no había perdido el control bajo ninguno de esos sentimientos, le había hecho de todo en el sexo y no había perdido el maldito control, Naruto era la persona más fuerte y cabezota que conocía, no perdería el control así sin más.

-       La ira – me dijo Kakashi – la ira lo consumió.

 

Flashback

 

Naruto caminaba por la villa hacia la torre del hokage, le habían mandado llamar por un asunto urgente, pero ni siquiera le habían explicado el motivo exacto por el que le llamaban. Kakashi había dicho que él sería el siguiente Hokage en la sucesión pero Danzo desde que se había recuperado de las graves lesiones que Sasuke le había hecho, no había consentido que le pasaran el cargo. Siempre había alguna excusa para impedírselo, a veces era “Es demasiado joven”, otras era simplemente “Es demasiado impulsivo”, por una u otra razón, al final Danzo siempre se salía con la suya, no le permitía a Kakashi renunciar a su puesto y pasárselo a Naruto.

Todos en la villa respetaban a Naruto, sabían el daño que le habían hecho de niño, cómo le habían tratado todos esos años sabiendo que su padre escondió al gran demonio en su interior, todos le huían, le insultaban, le temían, pero él nació siendo un niño sonriente, fingiendo ser feliz cuando su única diversión durante el día era sentarse en un columpio solo y mirar a los niños jugar, nadie quería acercarse a él. Ahora todo había cambiado, Naruto era el héroe de la guerra, todos querían acercarse a él, sabían que él era un hombre de confianza y es que… todos sabían que ya no era un chiquillo, era todo un hombre que protegía a la gente que le importaba y para él… Konoha era importante, era su hogar y aunque muchos le habían hecho daño, seguía queriéndoles, seguía protegiéndoles.

Naruto llegó a la torre del Hokage y entró, todos le saludaban ahora, todos quería ser sus amigos, pero Naruto aunque era cortés y saludaba a todos, sólo pensaba en una cosa… había logrado muchas cosas, pero no la más importante, traer a Sasuke Uchiha de vuelta a Konoha. Sasuke les había ayudado en la guerra pero se había marchado en cuanto tuvo la mínima posibilidad, no quiso regresar con ellos a Konoha, se veía como un criminal aunque ahora la gente le veía como un héroe.

Tocó a la puerta y Kakashi le dio permiso para entrar al despacho, allí estaba Sakura, Shikamaru, Kakashi y Danzo debatiendo sobre algo. Naruto entró cerrando la puerta y saludó mirando a todos atentamente.

-       ¿Qué puedo hacer por vosotros? – preguntó Naruto hacia el hokage.

-       Naruto, me alegro de que hayas podido venir, estamos decidiendo qué hacer con Sasuke – comentó Kakashi

-       ¿Qué hacer con Sasuke? – preguntó Naruto - ¿cómo que qué hacer con él? Dejarle en paz es lo que hay que hacer, ya volverá cuando quiera, sabe que puede volver, dejémosle que tome la decisión.

-       Tiene secretos de Konoha, si no está aquí, hay que hacer algo, no podemos permitirnos que esos secretos lleguen a manos equivocadas – dijo Danzo.

-       ¿Manos equivocadas? ¿Dejar que lleguen secretos? Hablamos de Sasuke Uchiha, nadie puede vencerle, nadie lo cogerá para sacar secretos de la villa.

-       No creo que dijese los secretos de la villa porque le atrapen, sino porque los venda o quiera vengarse de nosotros – dijo Danzo de nuevo.

-       Venga ya, Sasuke no haría eso.

-       Es un traidor.

-       Nos ha ayudado en la guerra, no es cierto, no es un traidor, él no vendería secretos.

-       No confío en él.

-       Pero yo sí – dijo Naruto – venga chicos, no podéis estar pensando esto ¿Sakura? – preguntó.

-       Tenemos que valorar todas las opciones Naruto – dijo Sakura.

-       No puedo creerme que tu digas algo así, le amas Sakura, sabes que es un buen tipo, es Sasuke, hablamos de Sasuke Uchiha, es un héroe, nos ayudó, no podemos abandonarle.

-       No vamos a abandonarle – dijo Danzo – estamos planeando matarle.

-       Ni se te ocurra tocarle – gritó Naruto enfadado

-       Es la única solución, no podemos fiarnos de los Uchiha, son traidores por naturaleza.

-       No es cierto, retíralo – gritaba Naruto cada vez más enfadado.

-       Cálmate Naruto, sólo estamos debatiendo que hacer, nadie le hará nada a Sasuke – intentó calmarle Shikamaru.

-       ¿Puedes prometerme que Danzo no ordenará su muerte a escondidas? – preguntó Naruto y Shikamaru calló – confío en Sasuke, pero no confío en Danzo, él ordenó la misión de Itachi para matar a su clan, él destrozó la vida de Sasuke y ahora planea matarle sólo para guardar unos estúpidos secretos de la villa que Sasuke no dirá.

-       Tranquilízate Naruto – dijo Kakashi.

-       Hay que matarlo, Sasuke es un peligro – gritó Danzo.

-       No toques a Sasuke – le gritó Naruto.

-       Si no mandáis su captura y asesinato lo haré yo mismo.

-       Por encima de mi cadáver – comentó Naruto tan enfadado que se podían ver las colas del Kyuubi salir de él.

-       Naruto cálmate – gritó Shikamaru sin acercarse a las colas que ya salían.

Danzo siguió insultando a Sasuke y tratando de convencer a los allí presentes de  que había que asesinar a Sasuke, hasta que Naruto no pudo sostener más al demonio y el Kyuubi salió atacando directamente a Danzo.

 

Fin Flashback

 

-       ¿Perdió el control por mí? – pregunté a Kakashi.

-       Sí, Sasuke. Naruto siempre te ha protegido, quería que no te pasara nada, te defendió, siempre lo hace, confía en ti más que en nadie pero perdió el control del Kyuubi y eso no ha sentado bien a la población, piensan que Naruto es un peligro, que se descontrolará de nuevo y podría arrasar la villa, nadie confía en él ahora mismo. Le tienen miedo Sasuke, la gente ha vuelto a ver a Naruto como lo veían de niño.

-       Lo hizo por mí ¿Por qué? – pregunté.

-       Erais buenos amigos Sasuke, Naruto siempre te considera su amigo, no dejaría que te pasara nada.

-       ¿Por qué lo permites? – pregunté - ¿Por qué no le ayudas? Tú puedes hacer que la gente deje de tenerle miedo, eres el Hokage, haz algo.

-       Soy el Hokage Sasuke, pero Danzo es el líder del consejo, no puedo tomar decisiones sin la aprobación del consejo y a Danzo le viene muy bien tener a Naruto en este estado, quiere ser Hokage y el nombramiento iba para Naruto, no le dejará hacerse con el cargo y lo sabes.

-       ¿Cómo han podido cambiar tanto las cosas en tan poco tiempo? No puedo creerme que le hagáis esto a Naruto después de lo que ha hecho por todos vosotros, él… él es un buen chico, se merece más que nadie ser Hokage. Ayúdale o lo haré yo.

-       Naruto no quiere que nadie se le acerque – dijo Kakashi – desde que perdió el control del Kyuubi está asustado de volver a perder el control, no dejará que nadie esté con él.

Salí de la oficina enfadado mientras Kakashi me llamaba y me pedía que volviera, pero yo no quería volver, quería ver a Naruto, había llegado a esta situación por defenderme, ese maldito Danzo me las iba a pagar todas, no podía ser posible que le hicieran esto. Si nadie iba a ayudarle, lo haría yo. Como dije… no iba a permitir que nadie me apartase de él. ¿No estaban permitidas en la aldea las relaciones homosexuales? Pues yo no iba a renunciar a Naruto, le había prometido que estaría con Sakura y lo haría, pero no podía renunciar tan fácilmente a Naruto, le quería, le necesitaba.

 

Capítulo 3: Amantes ocultos

Naruto Uzumaki POV

 

Había aprovechado que Sakura acababa de llegar para marcharme. Sakura ahora me tenía pánico después de lo que hice, no quería ni verme, por eso no me quedó más remedio que buscar a Sasuke Uchiha para que pudiera ayudarla, yo ya no podía ayudar a nadie, mi vida ahora sería esto… soledad, desde que nací era lo único que había vivido, me ocultaba bajo una máscara de indiferencia, bajo la máscara de una gran sonrisa y trataba de hacer ver a la gente que estaba bien, que era feliz cuando en mi interior sólo había soledad.

Sasuke Uchiha lo había tenido todo, era un niño que siempre sonreía y me daba envidia en la academia, todas babeaban por él, tenía su propio club de fans, incluso cuando sus padres fueron asesinados por su hermano… aunque Sasuke se volvió solitario y frío, seguía siendo la persona más admirada, los chicos querían ser como él, las chicas querían acostarse y casarse con él… yo no pintaba nada, sólo era un fantasma, hacía travesuras para llamar la atención y que me mirasen, pero cuando los padres venían a recoger a sus hijos… me miraban y alejaban a todos de mí con miedo, ahora había vuelto a esa etapa de mi vida y ya no sé si podía soportarla más.

Había pensado en marcharme lejos pero entonces falleció el padre de Sakura, no podía dejar a mi amiga y compañera de equipo sola, quería ayudar, pero ella tampoco quería verme después de lo que le hice a Danzo. Perdí los nervios, la ira se apoderó de mí ante la posibilidad de que matasen a Sasuke, no podían matarle… me había enamorado de él, de mi mejor amigo y aunque no se lo dije, yo le protegería siempre aunque eso significase arruinar mi vida.

Iba de camino al mirador de los rostros de los hokages, era el mirador más tranquilo, nadie venía nunca aquí y yo deseaba estar a solas, ya nada me importaba en esta villa, yo sólo era el chico que no podía controlar al demonio en su interior. Destrocé el brazo y la pierna de Danzo antes de que pudieran detenerme ¿Qué había hecho? ¿Y si esto me volvía a ocurrir? ¿Y si me pasaba estando con Sasuke? No quería hacerle daño, no quería herir a nadie, sólo tenía que alejarme de todos ellos y estaría bien.

Iba por la calle caminando solo mientras veía como las madres al verme por la calle, cogían a sus hijos de la mano y los empujaban lejos de mí como si fuera peligroso, volvía a ser rechazado y debía estar acostumbrado a esto, pero seguía doliendo, mi corazón se rompía y encima había lanzado a Sasuke a los brazos de Sakura, supongo que estaría mejor con ella… yo podría perder el control, no quería hacerle daño y encima… ahora según Danzo estaba prohibido salir con hombres, no podía estar con Sasuke.

En la guerra habíamos perdido mucha gente o eso decía Danzo, trataba de convencernos de ello, quería que la villa volviera a tener gente y había prohibido que las relaciones entre el mismo sexo, quería que tuviéramos descendencias pero yo no podía estar con nadie que no fuera Sasuke, no podía estar con alguien a quien no amaba ¿Era raro por pensar así? Si no podía estar con Sasuke no me hacía falta estar con nadie y él no me amaba, yo sólo era su amigo, su rival.

Una piedra me golpeó en el hombro y tras el quejido que lancé, sentí la segunda piedra contra mi espalda, supongo que ya estaba acostumbrado también a esto, me odiaban, me querían lejos. Escuchaba los gritos pidiendo que me fuera, los insultos, la palabra “monstruo” salir de sus bocas y yo me preguntaba… ¿Por qué mi propio padre había tenido que meter al Kyuubi en mí? Él decía que yo era fuerte, que sería un buen Ninja, que encontraría la forma de que la gente me quisiera, pero se equivocaba, a mí nadie me quería.

Me estaban lanzando piedras, una tras otra y no quise defenderme, no quería herir a la gente, dejé que me golpeasen y traté de cubrirme con las manos, no podía atacar a civiles. Mi cuerpo estaba lleno de moratones de las últimas semanas, me lanzaban piedras en cuanto me veían, me insultaban y me pedían a gritos que me marchase. Abrí uno de los ojos para ver como otra piedra volaba hacia mí y cerré los ojos colocando mis manos delante, pero el impacto no llegó.

Abrí los ojos viendo la espalda de Sasuke delante de mí con la mano levantada deteniendo la piedra que venía en mi dirección. Me incorporé ante el asombro y sentí que estaba enfadado, tanto… que apretó el puño destrozando la piedra en su mano y tirando al suelo los restos de lo que había sido una piedra.

La gente que observaba la situación empezó a desaparecer al ver a Sasuke tan enfadado, supongo que él daba más miedo que yo, él infundía respeto, algo que yo no era capaz y agaché mi mirada al suelo comprendiendo algo… yo jamás estaría a su altura, no podía ser respetado, no me hacía imponer como él, yo no podía ser como Sasuke. Con él nadie se metería, pero yo no era capaz de enfadarme tanto con la gente, me daba pena yo mismo, no tenía ese orgullo que Sasuke tenía para no dejar que le pisotearan.

-       ¿Por qué no te defiendes? – Me preguntó enfadado sin mirarme y mi cuerpo tembló - ¿Por qué demonios no te estás defendiendo Naruto? – me gritó enfadado girándose hacia mí.

-       Yo… no puedo – le dije agachando la mirada.

-       Si puedes, te he visto pelear, te he visto vencer a enemigos mucho más fuertes que esto ¿Por qué diablos no te estás defendiendo? – dijo levantándome la cabeza para que le mirase.

-       Porque son civiles – le grité – no quiero herir a civiles, no quiero herir a nadie Sasuke. Soy un peligro para todos, tienen razón, yo no debería estar aquí, no es mi sitio, no sé cual es mi sitio.

Me marché de allí y aunque Sasuke trató de impedírmelo, creé varias copias asegurándome de que todas tenían el mismo chakra para que no pudiera seguirme. Tenía muy claro dónde ir… a los rostros de los hokages, allí nunca había nadie y sinceramente… ahora lo único que deseaba era estar solo, deseaba que la gente me dejase en paz, necesitaba pensar qué narices hacer ahora que ya no había un sitio seguro para mi, Konoha se había vuelto un infierno para mí desde que Danzo había vuelto.

Llegué hasta el mirador y entré dentro subiendo al rostro de mi padre. Desde el interior de la montaña a la altura de sus ojos se veía toda la Villa, ya estaba anocheciendo y la gente se estaba retirando a sus hogares, yo ni siquiera tenía un hogar ya, eso no era una casa… era una pared de insultos, un campo de piedras que había roto las ventanas, un sitio oscuro y vacío en el que la gente podía descargar su furia cuando pasaban por allí.

-       ¿Por qué papá? – Pregunté llorando como si esa roca tallada con su rostro pudiera responderme - ¿Por qué tuviste que meterlo en mí?

-       Porque eres fuerte, porque podías dominarlo Naruto – escuché a alguien que venía del largo y oscuro pasillo.

-       ¿Sasuke? – pregunté escuchando sus pasos hasta que le vi llegar a mi lado - ¿Cómo me has encontrado?

-       No puedes engañar a mis ojos – me comentó – ya te dije que he mejorado con el tiempo Dobe, ya nada puede ocultarse de ellos, ni siquiera aunque disperses tu chakra entre tus copias.

-       Odio tus ojos – le dije.

-       No es cierto Naruto, no los odias, tampoco me odias a mí, sé lo que hiciste y… te lo agradezco pero no tenías por qué hacerlo.

-       No sabes nada Sasuke – le dije limpiándome las lágrimas – ya no sabes nada.

-       Me protegiste, estás en esta situación por mi culpa, porque confiabas en mí y yo no voy a fallarte pero tampoco voy a permitir que rompas el trato conmigo, me lo prometiste y tú siempre cumples tus palabras.

-       No puedo seguir haciendo esto Sasuke… ¿No lo entiendes? Podría hacerte daño ¿Qué pasaría si el demonio te ataca? ¿Y si no lo controlo Sasuke? No quiero que estés a mi lado cuando se descontrole.

-       No lo hará, yo sé que tú puedes controlarlo perfectamente Naruto, te he visto hacerlo en la guerra.

-       Aunque pudiera Sasuke… está prohibido tener relaciones entre el mismo sexo, Danzo lo ordenó, está penado con la muerte Sasuke, no permitiré que te maten, por favor… cásate con Sakura, sé feliz, regenera tu clan, yo no puedo darte nada, esto sólo es un juego.

-       Puede que sea un juego Naruto, pero me gusta jugar contigo, sólo contigo.

-       No puede ser Sasuke, nuestro trato acaba aquí.

Me levanté para irme cuando él sonrió como solía hacer, de esa forma prepotente, él siempre era así de cabezón, de egoísta, no me dejaría escapar de ese trato y lo sabía, pero era una locura seguir, si nos pillaban nos matarían a los dos, no podía ser, él iba a estar con Sakura.

-       Mentiroso – me dijo – sólo eres un mentiroso, no puedes cumplir tu palabra. Yo te prometí que estaría con Sakura a cambio de que tú hicieras lo que yo quisiera.

-       No es tan fácil Sasuke.

-       Bien… ¿Qué quieres que haga a cambio de tenerte de nuevo como estos días Naruto? ¿Qué tengo que hacer para que te arriesgues por mí? No nos pillarán, lo sabes.

-       No puede ser – le dije marchándome.

Ni siquiera me digné a esconder mi chakra, ya daba igual, Sasuke podía encontrarme igualmente, lo haría si le daba la gana pero esperaba que le hubiera quedado claro que lo que hubo entre él y yo se había terminado por completo. Las calles ahora estaban desiertas y yo era el único en toda la calle. Llegué hasta mi casa… o lo que quedaba de ella.

La miré desde aquí, lo que antes era mi humilde casa… ahora era mi desastrosa casa. Nunca tuve una casa lujosa, no tenía dinero, ni padres,  no me preocupó jamás tener cosas lujosas, ni buenas, mi casa había sido demasiado humilde siempre, no tenía cosas que pudieran sobrar, sólo cosas prácticas que necesitaba y que utilizaba de continuo.

Ahora ya ni siquiera podía decir que era humilde… estaba destruida, llena de pintura con insultos, siempre pidiendo lo mismo… que me marchase de la Villa. Por una parte, agradecía que Sasuke no supiera nada de esto. Miré mi casa, aquellos cristales rotos de todas las ventanas, esas que habían destrozado a pedradas y ahora entraba el frío, pero no podía hacer nada ¿De qué me serviría gastarme mi dinero en reparar algo que a los cinco minutos de ponerlo estaría roto de nuevo? No había nada que hacer.

-       ¿Naruto? – escuché que me llamaban con voz femenina.

Me giré para ver a Sakura y sentí algo extraño, me entristecí de golpe y bajé mi mirada al suelo. Sakura no había querido volver a verme desde mi incidente con Danzo, me consideraba un monstruo, me había echado, me había insultado y sé que no lo decía enserio, sólo estaba asustada como el resto de la gente, ya no me veía a mí, veía al Kyuubi y su agresividad.

-       Ya me marcho Sakura – le dije empezando a caminar hacia la puerta pintarrajeada de mi casa.

-       No te vayas – me pidió aunque aún estaba a bastante distancia de mí pero me detuve sin mirarla – yo… quería darte las gracias, Sasuke me dijo que habías ido a buscarle, Gracias Naruto.

-       De nada

Me sonrojé al momento de decirlo y es que estaba recordando todo lo que tuve que hacer para que Sasuke volviera. Me había humillado frente a él, había preferido romper mi corazón sabiendo que jamás podríamos estar juntos con todo lo que sentía por él, había soportado todos los morbosos juegos de Sasuke sólo para que estuviera con Sakura. Fui a volver a caminar cuando Sakura me detuvo.

-       Sasuke está preocupado por ti – me dijo – ni siquiera me ha hecho caso, creo que quizá puse demasiadas esperanzas en que si volvía… todo sería como antes.

-       ¿Qué te preocupa Sakura?

-       ¿Crees que Sasuke me quiere?

Sinceramente… no creía que Sasuke pudiera querer a nadie después de lo de su clan, se había vuelto frío e insensible, no quería sentir nada por nadie para no sufrir cuando lo perdía, él era así, éramos muy diferentes pero me daba lástima saber que Sasuke no podía llegar a querer a nadie.

-       Sasuke… - intenté hablar – Sasuke quiere regenerar su clan Sakura, es tu oportunidad, ha vuelto para hacer realidad su deseo, sabes perfectamente que Sasuke no quiere a nadie, pero es tú única oportunidad de luchar por él.

-       ¿Cómo lo convenciste Naruto? – me preguntó.

-       Le prometí algo.

-       ¿El qué?

-       Algo que no podía rechazar – le dije evitando el tema.

-       Naruto… lo siento, creo que me pasé contigo, no debí de enfadarme como lo hice.

-       No me mientas Sakura por favor, no era enfado lo que sentías por mí, era miedo, aún lo tienes, puedo olerlo. Sólo estás contenta porque ha vuelto Sasuke y me alegro, ve y disfruta con él, ya no tenéis que preocuparos más por mí.

-       Naruto… ¿Tengo opciones para casarme con él? – me dijo y levanté la mirada mirando a Sakura sin poder creerme aquellas palabras.

-       ¿C-Casarte? – pregunté sorprendido.

-       Sí Naruto, tú sabes cómo convencerle, por favor… ayúdame.

-       Yo… yo no puedo hacer eso – le dije sintiendo como dolía cada una de sus palabras, no estaba preparado para ver a Sasuke con otra persona, me dolía demasiado, le amaba en silencio.

-       Por favor Naruto, tú siempre me has ayudado y Sasuke dice que confía en ti, eres el único capaz de convencer a Sasuke… por favor, te lo suplico.

-       ¿Por qué no tratas de conocerlo mejor Sakura? Sasuke ya no es aquel chico que se marchó, ha cambiado, quizá ni siquiera te llame la atención cuando convivas con él, date tiempo para conocerle, no te precipites.

-       Siempre he querido a Sasuke, Naruto. Lo sabes.

-       Lo sé demasiado bien Sakura, por eso te lo digo, créeme que Sasuke no es aquel chico que estaba en nuestro equipo, conócelo mejor, tendrás que ganártelo Sakura.

-       Ayúdame Naruto, por favor – me dijo acercándose a mí pero se alejó al momento cuando iba a cogerme la mano.

-       Lo siento – me disculpé porque ahora no paraba de dar miedo a la gente.

-       Por favor Naruto, ayúdame, tú siempre has estado ahí, eres mi mejor amigo, sabes tratar a Sasuke.

-       Nadie sabe tratar a Sasuke, él hace lo que quiere.

-       Te respeta.

-       No… sólo desea humillarme

-       Vamos Naruto, confío en ti, sé que puedes hacerlo.

Lo pensé unos segundos, estaba harto de esta conversación, no quería ayudarla, no quería ver a Sasuke en los brazos de Sakura, no lo soportaría, mi corazón se rompería en mil pedazos, pero había algo que me carcomía la cabeza… y es que yo jamás estaría con Sasuke ¿No era mejor que estuviera entonces Sakura en lugar de a saber qué víbora? Al final tenía clara una cosa… ya no había nada para mí en esta villa, pero ni siquiera Sakura se había parado a pensar qué pasaría conmigo, sólo le preocupaba ella y su futuro con Sasuke. Quizá podía dejarlos juntos antes de marcharme, porque ya no podía seguir aquí, me iría de esta Villa.

-       Vale – le dije al final – hablaré con Sasuke sobre esto pero no te puedo prometer absolutamente nada Sakura, ya sabes cómo es Sasuke y ahora cada vez es más cabezón.

-       Siempre ha sido cabezón… pero le amo – me dijo sonriendo con nostalgia.

Creo que Sakura no veía que Sasuke ya no era ese chico de hacía unos años, había cambiado y no quería verlo, se había quedado atrapada en el recuerdo antiguo de un Sasuke que ayudaba al equipo, pero ya no era ese Sasuke, era un Sasuke que hacía cualquier cosa por salirse con la suya, hasta había caído yo en sus redes por un simple juego, sólo porque quería divertirse cuando estaba solo, era ese Sasuke ahora.

-       Hablaré con él mañana Sakura – le dije.

-       ¿No puede ser antes? – me preguntó y me sorprendí.

¿Tanta prisa tenía Sakura por tener a Sasuke para ella? ¿Tanto miedo tenía que alguna otra chica pudiera robárselo? Sasuke no era un chico que se dejase manipular como si nada, él siempre encontraba una forma de salirse con la suya y yo sabía lo que quería, quería el juego que habíamos tenido estos días pero corríamos un gran riesgo si nos descubrían ¿Tenía que aceptar eso para que se casara con Sakura? Sé que se casaría con Sakura… pero al menos lo tendría para mí, esas horas sería mío o yo de él en este caso.

-       Buenas noches Sakura – le dije marchándome hacia dentro dando por finalizada nuestra conversación, tenía mucho que pensar.

Entré en mi casa y hasta la cerradura estaba forzada. Dentro no estaba mucho mejor que fuera, prácticamente estaba todo roto. Me acosté en el futón y me tapé todo lo que pude, hacía mucho frío, se colaba por todas las ventanas de la casa y no podía evitar temblar, pero ya todo daba igual. No pude dormir nada, di vueltas y más vueltas en el futón pero sólo sentía frío, estaba congelado y al final a las cinco de la mañana me incorporé y decidí levantarme, no podía dormir.

Fui al baño a ducharme y esperé al agua caliente, pero no llegó. Sonreí con tristeza… seguro que me habían cortado el agua caliente para fastidiarme, ahora todos en la Villa se ponían de acuerdo para fastidiarme, para hacerme la vida imposible. No tuve más remedio que ducharme para agua fría y salí más congelado de lo que ya estaba. Me coloqué un albornoz y salí corriendo descalzo hacia la nevera abriéndola y cogiendo la botella de leche para beber de ella, pero antes de que la leche cayera en mi boca, alguien sostuvo la botella y la apartó de mí.

Abrí los ojos encontrándome a Sasuke medio enfadado y me sonrojé ¿Qué hacía él aquí en mi casa? ¿Estaba enfadado por lo que había visto de mi destruida casa? ¿Yo había hecho algo malo?

-       ¿Sasuke? – le pregunté sorprendido de que estuviera aquí.

-       ¿Cómo puedes beber esto? – Me preguntó mirando la botella – está caducado Dobe, si bebes esto acabarás enfermo. No has cambiado nada en estos años, sigues necesitando que alguien te cuide.

-       No es cierto, puedo cuidarme solo.

-       No puedes Naruto – me dijo abriendo mi nevera y viéndola casi vacía, lo poco que había estaba caducado y él cogió algún plato mirándolo con detenimiento – está todo caducado Naruto o bueno… lo poco que hay ¿Qué comes?

-       Casi nunca como en casa – le dije.

-       Pues en el pueblo tampoco – me dijo – porque todos te odian en este momento ¿Qué estás comiendo Naruto?

Supongo que me había pillado, había perdido peso estos últimos meses, comía menos porque me vendían cosas en mal estado, la gente me odiaba, hacían cualquier cosa para que me largase de aquí y prácticamente… había comido algo que a veces me traía Kakashi o Shikamaru.

-       Joder Naruto – se quejó Sasuke – ya esta bien, te vienes a mi casa.

-       No Sasuke – le dije – estaremos en peligro.

-       Daré notificación de que estás viviendo conmigo como compañero, nadie sospechará nada, de hecho me has roto el trato ¿Verdad?

-       Sí – le dije con tristeza pensando en lo que hablé por la noche con Sakura.

Sentí las manos de Sasuke en mi rostro y me sonrojé al mirarle a esos hipnóticos ojos que él tenía. ¿Cómo podía quererle tanto? ¿Cómo podía entregar al amor de mi vida así sin más a Sakura? Me dolía el corazón… ver a Sasuke ahora me hacía daño sabiendo que lo perdía, que jamás estaría con él. Quizá no debí buscarle, debí dejar que mis sentimientos se hubieran quedado encerrados y olvidarme de él, pero ahora ya estaba aquí, no podía evitar tenerle cerca, vivía en Konoha ahora.

-       Estas helado Naruto – me dijo susurrando.

-       No tengo agua caliente – le dije también susurrando cerca de sus labios.

-       Déjame calentarte entonces – dijo metiendo sus manos bajo mi albornoz en dirección a mi miembro, pero yo me aparte.

-       No Sasuke, por favor, no quiero que te pase nada, podrían pillarnos, mi casa no es segura.

-       Entonces busquemos otro sitio.

-       Sasuke por favor.

-       Vale, respeto tu decisión, no quiero hacer nada que no estés de acuerdo – me dijo ofuscado – pero te vienes a mi casa, ahora mismo voy a ir a poner una denuncia contra los aldeanos, no podrán quejarse de que vivas conmigo, diré que es un modo de defenderte de los abusos de los que ellos no te están cubriendo.

-       Danzo no te dejará.

-       Más le vale que me deje – dijo Sasuke sonriendo – ya sabes que yo siempre consigo todo lo que me propongo. Ve a mi casa Naruto, te veré esta noche.

Sasuke se marchó recordándome que no bebiese esa leche y me recomendó que tomase mejor el desayuno cuando llegase a su casa. Amaba a este chico, tenía muchas dudas, no quería dejar abandonada a mi amiga, pero no quería que se casase con Sasuke ¿Qué podía hacer? Yo no podía estar con él, nos matarían, le pondría en peligro y encima… yo tenía este demonio dentro, me daba miedo hacerle daño, me daba pánico perder el control. Lloré en silencio durante unos minutos en cuanto se marchó, pensando qué debía de hacer ¿Había una solución correcta? No lo sabía, ¿Tenía que dejarme llevar por mis sentimientos y arriesgarme con que Sasuke me rechazase si se enteraba de que le amaba? ¿Debía casarle con Sakura? ¿Debía seguir siendo un juguete en sus manos? ¿Su amante?

Caminé por las calles de la villa en dirección al clan Uchiha, sé que  habían estado restaurándolo por orden de Kakashi por si Sasuke decidía regresar y es que no podían permitirse que el héroe de Konoha viviera en cualquier lugar, supongo que yo les daba igual dónde viviera o cómo estaba mi casa.

La gente me miraba caminar por las calles y cuchicheaban, casi podía saber lo que pensaban… creían que me descontrolaría de nuevo, que volvería a atacar y el Kyuubi destruiría todo, pero yo no podía cambiar la opinión de la gente, la mayoría de ellos eran civiles que me miraban con miedo y la otra mitad, ninjas de Konoha que más que mirar… me vigilaban.

Llegué al clan Uchiha y entré por el gran portón buscando la casa de Sasuke. Seguía pensando qué debía hacer ¿Tenía que convencer a Sasuke de casarse? Iba a perderle… pero es que iba a perderle de todas las maneras, no podía evitar eso. Al final me decidí por darle a Sasuke lo que siempre quiso… ser padre, regenerar su clan y yo no podía ofrecerle nada de eso, era un hombre, ya me habría gustado poder darle hijos… pero no podía, yo era inútil para Sasuke y me sentía así. Por más que me doliera… debía dejar que él formase una familia, yo no podría… nadie querría estar con un monstruo como yo.

Desayuné en casa de Sasuke y sonreí al ver su nevera llena ¿Cuándo había ido a comprar si llegamos anoche? Este chico siempre tan aplicado y responsable, era tan diferente a mí, Sakura tenía razón… él y yo éramos completamente diferentes, él era frío, calculador, sin sentimientos, un hombre que conseguía todo lo que quería en la vida y yo… yo era un monstruo que  no era capaz de controlarse, despistado, enérgico, risueño, ayudando a los demás siempre, preocupado pero para nada responsable, hasta yo mismo me ponía enfermo tomando leche caducada, no estábamos el hechos el uno para el otro y esa idea… me hizo sonreír con tristeza mientras miraba el bote de la leche.

Me paseé por la casa de Sasuke, de verdad que la habían dejado preciosa y me quedé desayunando sentado en la tarima que daba al patio viendo los árboles de cerezo y a los peces que nadaban en el estanque. Su casa siempre había sido preciosa, excepto tras la matanza del clan, pero parece que se la habían reconstruido tal y como era antaño.

Toda la mañana estuve recorriendo la casa para conocerla un poco mejor, era enorme ¿Cómo podía vivir Sasuke en esta casa? Estaba solo y me parecía demasiado para una única persona, hasta el jardín era demasiado grande, estos Uchiha se pasaban un poco en las proporciones, les debía de gustar fardar de su influencia y su poder. Por la tarde preferí dormir y es que aquí me sentía seguro, creo que nadie vendría a tirarme piedras ni se pasaría conmigo, me sentía por primera vez a salvo de la gente de la Villa.

Me desperté prácticamente a las ocho de la tarde y sé que debería de preparar la cena o algo… pero me daba miedo incendiarle de nuevo su preciosa cocina como me pasó en la cueva y es que yo era un desastre ¿Cómo podía ser tan descuidado e inútil? No me lo explicaba, mi padre  había sido un genio, el mejor de su promoción, fue el Hokage más joven y yo… yo no era capaz de hacer nada bien, hasta empezaba a perder la esperanza de ser algún día Hokage.

Estaba sentado en la cama cuando escuché la puerta de entrada y supuse que sería Sasuke así que me levanté, era el momento de aceptar su trato, era el momento de plantearle mi trato y lo sabía. Me acerqué en silencio por el oscuro pasillo y le vi quitándose las zapatillas, así que le abracé por detrás besándole el cuello y él sonrió.

-       ¿Qué te ocurre Naruto? – me preguntó - ¿Estás excitado o qué?

-       Quiero volver al trato – le dije – pero con una condición.

-       ¿Más condiciones? No me fío de ti Dobe, eres un mentiroso que cancela los tratos cuando te interesa.

-       Esta vez no lo cancelaré, me arriesgo a que me maten por estar contigo Sasuke, por mantener esta… relación extraña de sexo, si voy a arriesgar mi vida por esto quiero que me des algo a cambio, algo importante.

-       ¿Qué quieres Dobe? – me preguntó.

-       Quiero que te cases con Sakura – le dije.

-       No – me dijo – prometí volver y tratarla más o menos cordial… ser su apoyo en esta situación complicada con su padre, no hablamos nada de casarme.

-       Haré todo lo que quieras Sasuke, podrás pedirme lo que quieras, lo haré sin rechistar, no volveré a quejarme ni te preguntaré los motivos que tienes.

-       Naruto… no voy a unir mi vida para siempre a una persona a la que no amo, no la quiero, no voy a echar mi vida a perder.

-       Tu no quieres a nadie Teme – le dije.

-       Quiero a mi familia.

-       Y mataste al único familiar.

-       Eso es un golpe bajo Naruto – se enfadó.

-       Vamos Sasuke… querías volver a crear el clan y Sakura puede darte hijos, te dará lo que siempre has buscado, una familia.

-       No es la chica que yo elegiría. Me pides demasiado Naruto.

-       Ya te he dicho que podrás pedirme lo que quieras.

-       Si aceptase… querría que tú no estuvieras con nadie más que no fuera yo, serías sólo y exclusivamente para mí, jamás te casarás Naruto, sólo mío, todas las noches me las regalarás a mí, nada de quejas en lo que te pida y no te meterás en lo que haga en mi matrimonio con Sakura. Me dará igual si la ves alegre o triste, no volverás a meterte en medio, dejarás de hacerle favores por muy amigo que seas de ella, me obedecerás a mí y sólo a mí, no romperás el trato bajo ninguna circunstancia.

-       Vale – le dije – acepto tus condiciones Sasuke.

-       Me casaré con ella entonces, pero el trato empieza ahora.

Se acercó a mí tumbándome en el suelo mordiendo mi cuello, ni siquiera quiso entrar hacia el salón, supongo que tampoco habría mucha gente que fuera a venir a la casa de Sasuke Uchiha, también le tenían un poco de miedo, pero a él al menos lo respetaban, no como yo que era el blanco de sus abusos.

Sasuke pareció completamente loco o más bien… demasiado excitado, porque le faltó tiempo para quitarme la camiseta y lanzarla al pasillo. Se levantó de mí con rapidez cogiendo una de las bolsas que había traído y agarró mi muñeca obligándome a seguirle por la casa hacia su despacho. Me empujó contra uno de los sofás y caí de rodillas apoyando las manos en el asiento.

Sentí como se colocaba encima de mi espalda sin apoyarse y acariciaba mis pezones exigiéndome que no me levantase, que me quedase en esa posición de rodillas mientras con su mano libre buscaba algo en la bolsa que había traido, pero yo no conseguía ver nada.

-       ¿Qué haces Sasuke? – le pregunté.

-       Me dijiste que no cuestionarías nada de lo que hiciera, pero bueno… te lo pasaré por esta vez, lo que hago es sacar algunos juguetes que te he comprado.

-       ¿Sabías que aceptaría de nuevo?

-       Tenía una ligera esperanza Naruto – me dijo sonriendo.

A mí me rompía el alma saber que se casaría con Sakura, pero traté de no pensarlo, ahora lo tenía para mí, al menos me había ofrecido a ser suyo por las noches y eso era algo que no me podían arrebatar, tenía a Sasuke aunque no fuera en exclusiva. Yo había acordado no casarme con nadie, de todas formas tampoco querrían casarse con un monstruo como yo.

-       Quédate quieto Naruto – me dijo mientras sus manos bajaban a mi entrepierna y ataban algo.

¿Qué estaba atando Sasuke? Deseaba bajar la mirada y ver qué era, pero cuando terminó de atar lo que se supone que fuera, sus dedos hicieron sonar algo ¿Un cascabel? ¿Le había puesto a mi miembro un cascabel? Estuve a punto de insultarle y decirle cuatro cosas, pero había prometido no decir nada en su contra, así que me callé.

-       Te queda bien Naruto – me dijo Sasuke sonriendo haciendo sonar el cascabel – nos lo vamos a pasar en grande.

Sasuke aún estaba encima de mi espalda cuando vi como hacía frente a mí el sello para crear un doble suyo ¿cuánto lo había aprendido? Esa técnica era  mía, siempre la utilizaba yo ¿Me la había copiado? Tampoco me extrañaba, su Sharingan podía copiar cualquier habilidad y a Sasuke le encantaba tener miles de recursos para las batallas que libraba.

-       Vamos a hacerlo sonar Naruto – me dijo sonriendo de esa forma tan prepotente que tenía siempre Sasuke.

Podía ver a su copia ahora frente a mí levantándome las manos y sentándose en el sofá mientras se bajaba el pantalón frente a mí dejando su miembro a la altura de mi boca. Metió su miembro en mi boca y la cogí con mis manos para lamerla con suavidad escuchando a su copia gemir y agarrarse a mi cabello con fuerza pidiéndome que la metiera aún más.

El auténtico Sasuke seguía tras de mí metiendo sus dedos en mi entrada mientras su otra mano acariciaba mis pezones alternando con mi miembro moviéndolo para conseguir que el cascabel hiciera ruido. Si en este momento dijera que no me excitaba… habría mentido, porque con Sasuke y sus extraños y morbosos juegos, era imposible aburrirse o no excitarse, mi problema… es que cuánto más tiempo pasaba con él, cuánto más sexo teníamos… más me gustaba, más quería estar con él y me habría encantado poder decir que tendría toda la vida a su lado para probar todos los juegos que él quisiera, pero sabía que no tenía todo el tiempo del mundo, que Sasuke no era para mí, esto se quedaría en mis recuerdos solamente, porque yo no podría ser de nadie más que no fuera de Sasuke y eso lo tenía demasiado claro.

Intenté gemir notando los ágiles dedos de Sasuke en mi interior, pero no podía lanzar ningún sonido con el miembro de la copia de Sasuke en mi boca lanzando leves gemidos. Sasuke entró en mí despacio hasta el fondo y aunque traté de levantar la cabeza, ambos me lo impidieron, me obligaron a que mantuviera la cabeza en el miembro de Sasuke y al final me resigné a hacerlo.

Cada vez que Sasuke se movía en mi interior, podía escuchar claramente el cascabel moviéndose y haciendo ese ruido metálico, pero Sasuke sonreía divirtiéndose con él, tratándome como si fuera un gato amaestrado, como si sólo fuera su perro y es que hasta me tenía a cuatro patas penetrándome.

Me gustaba oír a Sasuke, me gustaba saber que podía hacerle gemir aunque él tratase de ocultar sus ruidos. ¿Cómo podía desear tanto a este chico como para dejarme hacer todo esto? no podía remediarlo, le amaba. Una lágrima resbaló por mi mejilla y me alegré de que Sasuke estuviera tras de mí para no verla, porque no podía dejar de pensar que le estaba perdiendo por muy cerca que parecíamos estar.

La copia de Sasuke desapareció en una nube de humo y gemí sintiendo a Sasuke tan profundo, aprovechando para limpiar la lágrima que me había caído para que él no pudiera sospechar. No tardó en salir de mí y me extrañó, porque siempre tardaba bastante.

-       Ven Naruto – me dijo levantándome y obligándome a acompañarle hacia su silla del escritorio.

Se sentó en ella y me senté encima penetrándome yo mismo, hundiéndome en él mientras escuchaba ese maldito cascabel sonar a cada uno de mis movimientos.

-       Hazlo sonar Naruto, haz que me corra – me dijo con esa sonrisa y no pude evitar sonreír al verle feliz a él.

Me moví encima de él haciendo que no parase de sonar aquel cascabel mientras gemía sin parar, quizá no era la postura más profunda, pero me gustaba porque mi miembro rozaba con el abdomen de Sasuke y me daba más placer al unirlo al de la penetración. Sasuke tampoco pudo evitar gemir ahora al escucharme a mí y es que yo me estaba empezando a soltar con él, me negaba a seguir fingiendo que no me gustaba lo que me hacía, me gustaba demasiado estar con él y ojala hubiera podido estar toda mi vida con él para probar todo lo que él hubiera querido.

Prácticamente me fui enseguida en su pecho y me di cuenta de que Sasuke al ritmo que iba entrando y saliendo de mí, no pensaba apartarse.

-       Sasu… - intenté avisarle para que saliera pero su nombre se me quedó en la garganta por el placer.

Aún así, Sasuke salió de mí obligándome a levantarme y se corrió fuera. No entendía cómo podía ser tan considerado conmigo, le había bloqueado todas las veces correrse dentro y él me había hecho el favor de no hacer nada que no quisiera. Para nada esperaba ver a un Sasuke medio comprensivo, él siempre se salía con la suya, pero no lo había intentado ni una vez.

-       Naruto… ¿Puedes explicarme esa obsesión porque no acabe en ti? – me preguntó.

-       No quiero que nadie que no me quiera se corra dentro de mí – le dije muy claro y él se sorprendió – no quiero ser de alguien que sólo se siente excitado por mi cuerpo o los juegos, necesito sentir que me aman. Es una tontería supongo, pero lo necesito, necesito saber que hay algo aún por lo que puedo ser querido y no temido u odiado, quiero conservarme así para el día que encuentre a esa persona que me ame, entonces seré todo suyo, completamente.

-       Naruto… - me dijo Sasuke mirándome fijamente – ¿Te he hecho sentirte mal? – preguntó preocupado – si es así dímelo, no quiero que veas esto como que me estoy aprovechando, ni como que sólo quiero tu cuerpo.

-       No lo veo así Sasuke… esto sólo es un buen trato para ambos, pero tú no puedes querer a nadie y yo no puedo enamorarme de personas que no sienten nada por mi. Prefiero que no te corras dentro, lo siento – le dije marchándome hacia la ducha.

Me duché y por fin… agua caliente, la había echado de menos todos estos días en los que me la habían cortado en mi casa. Lo peor de la agradable ducha… era pensar que Sasuke se casaría con Sakura por mi culpa, yo lo empujaba a ella, lo perdía y era mi maldita culpa, pero entre él y yo jamás habría podido existir nada. Le amaba tanto… y saber que no podíamos estar juntos me destrozaba pero jamás se lo diría, esto es algo que lo guardaría en lo más recóndito de mi corazón para permitirle a él ser feliz, diseñarse una nueva vida al lado de Sakura, permitirle tener una familia, permitirle tener lo que siempre quiso. Cuando salí, Sasuke estaba terminando de preparar la cena y me senté en la mesa cabizbajo viendo su musculosa espalda mientras me sonrojaba.

-       Naruto… ¿Por qué Danzo ha puesto esa norma de no tener relaciones con el mismo sexo? – preguntó Sasuke.

-       Porque dice que hemos sufrido muchas bajas en la guerra, necesitábamos reponer población. De todas formas no te preocupes… vas a casarte con Sakura, es una norma que no te afecta en absoluto.

-       Lo sé – me dijo – pero no quiero que te afecte a ti.

-       Oye Sasuke… - le llamé mirando ahora entristecido una manzana del cuenco del centro de la mesa - ¿Me… me tienes miedo?

Sasuke se sorprendió de golpe y me miró, pero yo que había girado un segundo los ojos hacia él, al ver cómo me miraba volví a desviar mis ojos al cuenco de fruta. No quería que se enfadase conmigo pero tampoco quería ver su reacción si me decía que me tenía miedo.

-       Mírame – me dijo Sasuke secándose las manos con un trapo de cocina, pero yo no le miré – mírame Naruto – me dijo con voz ronca y seria y le miré.

Sasuke se había acercado a mí y se acuclilló a mi lado quedando más bajo que yo. Me sonrojé al tenerle tan cerca y es que no podía apartar mis ojos de sus labios.

-       No me das ningún miedo, confío en ti Naruto. ¿Crees que tendría sexo de ti teniéndote miedo? Me da igual lo que seas o lo que tengas en tu interior, eres mi mejor amigo y nadie va a cambiar eso ¿Vale?

-       Vale – le dije.

-       Vamos Naruto, levanta ese ánimo, tú no eres así, siempre has sonreído en los peores momentos. Sonríe por mí, por favor… quiero volver a ver a ese Naruto, al que vino a buscarme a la cueva, no quiero ver a este atemorizado Naruto que vive en Konoha. ¿Dónde ha quedado el “Quiero ser Hokage”?

-       No podré serlo Sasuke – le dije con una triste sonrisa – Danzo se ocupará de ello.

-       Te iban a nombrar a ti, Kakashi me lo dijo.

-       Sí, pero Danzo no dejará la aldea en mis manos, menos después de que me descontrolase.

-       Eso no lo entiendo Naruto… ¿Cómo pudiste descontrolarte tanto? Ya lo controlabas perfectamente.

-       No lo sé… - le dije – sólo sé que no soportaba la idea de que quisieran matarte, me puse nervioso.

-       No es razón suficiente para descontrolarte tanto, te he visto más nervioso otras veces.

-       Sasuke… hazme un favor – le dije serio – mátame si vuelvo a descontrolarme.

-       ¿Qué? – preguntó extrañado – no pienso hacer nada de eso Naruto.

-       No quiero hacer daño a  nadie, por favor… te lo estoy pidiendo a ti porque eres el único que me ayudaría, prométeme que me matarás si vuelvo a descontrolarme.

-       No puedo Naruto, no puedo matarte.

-       Si puedes, lo has intentado muchas veces.

-       Pero no iba enserio – me gritó – nunca he podido hacerlo.

-       ¿Quieres que haga daño a inocentes? – le grité levantándome de la silla.

-       Tú no harías jamás daño a inocentes Naruto – me gritó.

-       Yo no… pero el Kyuubi si, tienes que prometérmelo… mátame si vuelve a pasar, no dejes que haga daño a la gente, no me conviertas en un asesino, tú puedes matarme, lo sé, eres fuerte… eres el único que puede hacerlo, tienes el sharingan maldita sea, puedes dominarlo.

-       No voy a prometerte eso – me dijo.

-       Por favor – le supliqué – por favor Sasuke… no me dejes hacer daño.

-       No le harás daño a nadie Naruto, eso te lo prometo, me da igual si tengo que quedarme ciego intentando controlar a ese demonio, no dejaré que te pase nada ¿Me oyes? – me dijo

-       ¿Lo prometes?

-       Te lo prometo Naruto, somos amigos ¿Verdad? Confía en mí. Sé que te he fallado  muchas veces en el pasado, pero por favor… confía en mí esta vez. No voy a fallarte nunca más.

¿Por qué tenía que ser así Sasuke? ¿Por qué a cada palabra suya me enamoraba más y más de él? ¿Por qué no se podía fijar en mí y quererme como yo le quería a él? ¿Por qué estaba ésta estúpida norma de Danzo de no poder estar los del mismo sexo juntos bajo pena de muerte? Le amaba… cada vez le quería más.

-       Cenemos y ve a dormir, necesitas descansar. Aquí no te molestará nadie Naruto.

-       ¿Hablaste con Kakashi? ¿Sabe que me quedo en tu casa?

-       Sí. Le he dicho que hasta que pasen los altercados contra ti, vas a quedarte en mi casa, que estarías más protegido.

-       ¿No han puesto pegas?

-       Danzo como siempre, pero hemos pasado de él.

Cenamos extrañamente Ramen y sé que a Sasuke no le gustaba mucho, pero lo había cocinado por mí y me alegraba. Yo creo que sabía el hambre que había pasado estos días y por eso había decidido cocinar tanto y algo que me gustase. ¿Cómo no iba a amarle? Era el chico perfecto y yo no estaba a su altura.

Los siguientes días pasaron algo extraños… Sasuke se juntaba cada vez más con Sakura haciendo caso a la promesa que me había hecho y yo empecé a apartarme de ellos cada vez más. Sakura aún me tenía pánico y Sasuke creo que ni se daba cuenta de que desaparecía de su lado, al final… sólo por las noches tenía a Sasuke para mí y es que me había convertido en su amante ¿Cuándo se casase seguiría igual? ¿Cuándo tuviera hijos también desaparecería para venir a follar conmigo? No lo sabía.

Tras un mes en el que hasta planearon el día del matrimonio, yo había decidido salir de la casa, porque Sakura había venido con su madre y las amigas a hablar de la boda y lo que harían, preferí irme, me ponía triste ver todo aquello y aunque Sasuke me vio salir, tuvo que quedarse con su futura esposa a ayudarle con las cosas de la boda. Fui a la torre del Hokage donde todo esto comenzó, me senté en la barandilla y esperé mirando a la gente bajo mis pies correr. El día que todo empezó estaba triste por Sakura, ella perdía a su padre y quería recuperar a Sasuke… hoy yo estaba triste, perdía a Sasuke y no podía hacer nada por recuperarlo.

Escuché el ruido de un trueno y miré al cielo abriendo la palma de mi mano comprobando que empezaba a llover… el cielo estaba igual de triste que yo por la pérdida, me permití llorar en cuanto empezó a caer la tromba de agua y escuché a la lejanía entre los truenos como alguien me llamaba, era Kakashi que venía corriendo pidiéndome que entrase, pero yo no me moví.

-       Naruto… entra de una maldita vez, es peligroso que te quedes ahí – me dijo al ver los truenos.

-       Se casa – le dije – se va a casar… se casa mañana.

-       ¿Qué dices? – me preguntó llegando hasta mí.

-       Sasuke… se casa con Sakura mañana.

-       ¿Por qué tan pronto? – me preguntó Kakashi.

-       Sakura tiene prisa por echarle el lazo.

Kakashi miró mi otra mano con la invitación a la boda que ahora estaba empapándose. En realidad creo que Sakura me había hecho entrega de ella sólo por pura formalidad al ser amigos… pero no quería que fuera, yo era el terror de Konoha ahora, habría causado un gran revuelo. Sasuke esperaba verme allí pero Sakura ya me había confesado a escondidas que prefería que no asistiera.

-       Naruto… vamos dentro enserio, hablaremos de esto con calma – me dijo y sé que Kakashi era de los pocos que sabían mis sentimientos por Sasuke.

-       No quiero entrar… no quiero ir a la boda, no quiero perderle.

-       Lucha por él entonces Naruto – me dijo Kakashi en susurro para que nadie nos escuchase – Ve allí y preséntate, dile a Sasuke todo lo que sientes, llevas años guardándote este dolor dentro, sácalo de una maldita vez.

-       No puedo… no puedo arruinarle la vida a Sasuke, yo no puedo darle hijos y es lo que más desea.

-       A veces lo que más deseamos no es lo único en la vida Naruto… tú deseabas ser Hokage, pero lo cambiarías todo por estar al lado de Sasuke, no tomes las decisiones que son de Sasuke ¿Le has preguntado qué siente por ti?

-       No siente nada… Sasuke nunca siente nada por nadie.

-       Eso no puedes saberlo Naruto, tienes que luchar, es tu momento.

Miré al cielo y cerré los ojos sintiendo las gotas de la lluvia caer sobre mí, llovía con tanta intensidad que no podía abrir los ojos pero me daba igual… sólo quería que la lluvia se llevase mi dolor.

-       Naruto por favor… vamos dentro, vas a enfermar.

-       Me da igual – le dije – ya todo da igual, no tengo a nadie, la gente me odia, Sasuke se casa ¿Qué más da si enfermo? Nadie se preocuparía.

-       Yo sí – dijo Kakashi – eres mi alumno Naruto y serás el próximo Hokage, lo sabes tan bien como yo.

-       No es cierto, no me mientas, Danzo no me dejará serlo jamás.

-       Vamos Naruto, no puedes rendirte ahora.

-       Me voy a casa, Kakashi, a mi casa – le especifiqué para que no creyera que era a la de Sasuke.

Me lancé hacia el primer tejado, hoy no creo que la gente se fijase en mí para apedrearme ni nada por el estilo, todos se preocupaban únicamente de correr a refugiarse por la intensa lluvia. Llegué a mi casa chorreando y me cambié de ropa enseguida metiéndome dentro del futón. Podía escuchar las gotas caer y es que la casa estaba ya demasiado destrozada, había goteras por todos los lados.

Me desperté por la mañana y lo primero que me vino a la cabeza… es que hoy se casaba el amor de mi vida pero yo aunque estaba invitado, nadie excepto Sasuke deseaban verme por allí. Saqué de debajo de la almohada la fotografía donde estábamos Sasuke y yo y la miré… jamás volveríamos a estar juntos, hoy le perdía y él acabaría olvidándose de mí en cuanto empezase a convivir con Sakura, eso lo sabía, puede que al principio viniera todos los días a tener sexo conmigo… pero sé que al final me abandonaría como hacían todos, mi destino era estar solo y cuanto antes lo superase mejor sería.

Miré por última vez la fotografía y me armé de valor rompiéndola por la mitad separando a Sasuke de mí, aquel beso para mí ya no existiría, aquí se terminaba y mi corazón se rompió igual que aquella foto. La miré ahora separada… nuestras caras eran horribles ahora, aquel beso lo había separado, nuestro primer beso en la academia, aquel beso con el que todo empezó y que ambos odiábamos… ahora lo deseaba más que nunca.

Fui por los tejados hasta la torre del Hokage, allí se iba a celebrar la boda, pero yo subí a mi barandilla habitual y vi todo desde las alturas, porque no iba a entrar. Mucha gente se había reunido allí para ver como se casaba el héroe de Konoha y como las mujeres lloraban por la pérdida del soltero de oro. Kakashi oficiaba la boda como Hokage, Sasuke no quería casarse por iglesia ni quería nada lujoso, sólo una boda civil.

Nadie se percataba de mí aquí a las alturas, pero cuando Sasuke elevó la mirada buscándome, me sonrojé. Era evidente que a él nunca se le escapaba nada, notaba mi chakra y sabía exactamente dónde estaba. Se giró hacia su futura esposa y yo aproveché para irme de aquí, no quería estar aquí más tiempo sabiendo lo que iba a ocurrir, cuando Sasuke volvió a girarse para mirarme, yo ya me había largado.

Me senté en el muelle y esperé, no tenía nada que hacer y supongo que Sasuke hoy no vendría, tenía su preciada noche de bodas con Sakura. Al que no me esperé ver fue a Danzo justo detrás de mí y me limpié las lágrimas evitando que me viera llorar, nadie vería mi sufrimiento nunca más.

-       ¿Qué haces aquí Naruto? – me preguntó.

-       Descansar – le dije sonriendo.

-       ¿No has ido a la boda de tu amigo? – me preguntó.

-       No – le dije – me aburren un poco esas ceremonias, agradezco no ser el Hokage en estos momentos para poder venir a descansar aquí en lugar de estar trabajando.

-       Hijo… ser Hokage no es un juego.

-       Lo sé mejor que nadie, pero no voy a rendirme por más trabas que me pongas, fui yo quien luchó en esa guerra, no usted, nadie se merece el puesto tanto como yo, lo he ganado con sudor, sangre y lágrimas, nadie protegería tanto como yo a los habitantes de esta Villa, los quiero a todos, no me interesa el poder, sólo saber que la Villa sigue adelante.

-       Eres un crío interesante, pero lo siento Naruto, el puesto es mío, no puedes venir a intentar usurparlo.

-       No lo estoy usurpando, estoy tomando lo que es mío y no me rendiré, si querías pelear por el cargo… lo haré. Voy a ser Hokage – le amenacé levantándome para irme.

-       Jamás serás Hokage Naruto, por encima de mi cadáver – me gritó Danzo, pero yo pasé y seguí caminando.

Llegué por la noche a casa y me metí en el futón tapándome entero. Metí la mano bajo la almohada y ahí estaba aún la fotografía de Sasuke y mía besándonos, rota como la había dejado esta mañana. Saqué la fotografía y la miré… no pude evitar llorar y me sentí estúpido, ahora mismo Sasuke ya estaría casado y estaría teniendo sexo en su gran noche de boda con Sakura.

Me dormí relativamente pronto guardando la fotografía bajo la almohada de nuevo y me desperté porque alguien llamaba a la puerta insistentemente a las cuatro de la madrugada. Me levanté medio dormido aún con el pijama y abrí la puerta encontrándome a Sasuke y aquello me sorprendió.

-       ¿Qué haces tú aquí? – le pregunté extrañado.

-       Déjame entrar anda, antes de que me vean – me dijo apartándome de la puerta y entrando, yo cerré tras de mí.

-       Deberías estar con Sakura, es tu noche de bodas.

-       Está dormida o la he dejado dormida… no puedo acostarme con ella, no me excita nada, ni un poquito.

-       Lo solucionarás Sasuke.

-       No lo entiendes Naruto… me excitas tú – me dijo – te prometí que me casaría con ella y lo he hecho, he cumplido mi promesa, ahora cumple tú la tuya… sé mío Naruto.

-       Sasuke… estás casado y es tu noche de bodas, no me parece que sea el mejor momento para esto.

-       Es el momento perfecto Naruto, estoy que me muero por tener sexo.

-       Tienes esposa ahora Sasuke… puedes tener sexo cuántas veces quieras.

-       Es como una maldita muñeca, se queda quieta y quiere que yo haga todo el trabajo – me dijo y sonreí sin poder evitarlo – te prefiero a ti, nuestros juegos son más emocionantes que tumbarse y dejarse hacer. Me lo prometiste.

-       ¿No puede ser mañana, Sasuke? Es tu noche de bodas.

-       No, no puede ser mañana, he venido y quiero sexo ahora. Me lo debes, lo prometiste, harías lo que quisiera sin rechistar.

-       Está bien – le dije al final algo cabizbajo, sólo podía esperar o que Sakura no se enterase de esto o que no me matase si alguna vez se enteraba de lo que hacía con su ahora… esposo - ¿Qué juego has planeado esta vez Sasuke?

-       Esta vez serás tú Naruto quien planee el juego. No me has dado mi regalo de compromiso.

-       ¿Qué quieres de mí a parte del sexo?

-       Quiero que me hagas lo que harías en tu noche de bodas. Algo tendrías planeado.

-       Nunca he pensado en casarme Sasuke, sólo tengo ojos para ser Hokage.

-       Pues invéntate algo, porque quiero mi regalo.

-       Está bien.

No podía dejar de mirar en su dedo el anillo de compromiso, realmente lo había hecho… se había casado porque yo se lo pedí, había cumplido su promesa. ¡Dios mío! ¿Qué había hecho? Yo le había empujado a Sakura, lo había perdido y no podía dejar de mirar ese anillo en su dedo.

-       Vamos Naruto – me dijo – sigo esperando

-       ¿Puedes quitarte ese anillo? Por favor – le pedí

-       Si, claro – me dijo quitándolo y guardándoselo en el bolsillo - ¿Qué pasa Naruto? ¿No te da morbo hacerlo con un hombre casado? – preguntó con cierta ironía.

-       Para nada – le dije muy claro y con seriedad – no creí que llegaría a hacer esto jamás Sasuke… yo no quiero hacerlo con hombres casados.

-       Pero lo prometiste.

-       Lo sé y cumpliré mi palabra como tu cumpliste la tuya Sasuke, pero no quiero ver ese anillo y que me recuerde el daño que estoy haciendo con esto.

-       No amo a Sakura y lo sabes.

-       Pero te has casado con ella y le debes respeto.

-       Sólo te respeto a ti Naruto – me dijo muy claro y me sonrojé – no voy a tener relaciones con ella, sólo quiero tenerlas contigo, me casé porque te lo prometí, no me pidas que cumpla con mis deberes porque no estaba en el trato, si no te has dado cuenta Naruto… hago todo por ti y me da igual si Sakura se enfada conmigo o no, no voy a tocarla, sé que habló contigo para convencerte de que vinieras a hablar conmigo y convencerme a mí de que me casase, no soy imbécil Naruto, ya tiene Sakura lo que pidió, pero no ha pedido tenerme y no lo tendrá.

-       Siéntate – le dije de forma decidida empujándole en el pecho contra una de las sillas y él se sorprendió.

La habitación seguía a oscuras y era mejor así, no quería que nadie pudiera pillarnos. Fuera seguía lloviendo, hasta Sasuke tenía su cabello completamente mojado de haber venido corriendo. Decidí para aliviar un poco mi cargo de conciencia de la locura que estaba a punto de cometer, pensar que era yo quien me había casado con Sasuke, pensar que era nuestra luna de miel aunque sabía que todo esto estaba muy mal, estabamos engañando a Sakura, los dos lo estábamos haciendo, pero una parte de mí no se sentía mal y eso me preocupaba. Ella me había traicionado a mí como amiga, me tenía miedo, sólo me hablaba para pedirme cosas y nunca se molestó en intentar ayudarme, sólo tenía ojos para Sasuke, le dio igual romper mi corazón en pedazos de niño cuando decía quererla… creo que esa parte egoísta mía… deseaba hacer esto con Sasuke, ella me había fallado antes y yo le fallaba ahora de la peor de las formas, pero no podía evitarlo, no podía evitar sentir todo esto por Sasuke.

-       ¿Naruto? – escuché que Sasuke me preguntaba y salí de mi letargo sonriendo.

Si quería ver lo que habría tenido en una noche de bodas si se hubiera casado de verdad conmigo, lo iba a ver, no sabía Sasuke lo que se había perdido conmigo pero se lo iba a demostrar, él no era el único dominante aquí, ni el único que sabía excitar o jugar… a eso también podía jugar yo y hoy… sería él quien tendría que participar en mi juego, iba a conseguir lo que Sasuke nunca me dio voluntariamente… iba a conseguir que se muriera por besarme, hoy Sasuke sufriría las ganas de lo que era desear un beso, porque llevaba días deseando sus besos pero él jamás quiso dármelos… sólo sexo, hoy iba a sufrir en sus carnes lo que yo había sufrido deseando aquellos labios.

-       Siéntate y cállate – le ordené empujándole de nuevo con suavidad el pecho hasta que su espalda tocó el respaldo y él sonrió.

Caminé hasta que Sasuke me tuvo a la vista y le di la espalda desabrochándome con mucha delicadeza y lentitud el primer botón del pijama a la vez que me giraba hacia él y creo que entendió perfectamente lo que iba a hacer por la sonrisilla que puso.

Moví suavemente las caderas moviéndome lo más seductor que pude mientras me acercaba a él desabrochando botón a botón. Pasé sus piernas bajo de mí quedándome encima mientras me acercaba a su rostro y él colocaba las manos en mi trasero apretándolo con fuerza.

-       Me gustan los Strip tease Naruto – me dijo sonriendo.

-       Lo sé – le dije – pero esto no acaba aquí Sasuke.

Le hice el Streep Tease entero moviéndome a su alrededor, quitándome la ropa y ayudándole a él a quitarse la suya, porque iba a dejarlo completamente desnudo. Sasuke gemía cada vez que pasaba mis manos por sus fuertes músculos, por sus brazos y su espalda quitándole aquella camisa, por sus piernas para quitarle el pantalón…

Me senté encima de él una vez estábamos ambos desnudos y rocé mi miembro con el suyo excitándole, sin evitar gemir para excitarle con mis sonidos y harto de no manejar un Uchiha la situación, cogió mi cabello obligándome a mirarle. Sus labios estaban muy cerca de los míos y deseaba que me besase, no podía hacerse una idea este maldito Uchiha de cuánto le deseaba pero no se lo pondría nada fácil.

Sentía la respiración de Sasuke chocar en mi mejilla y agradecía la oscuridad que reinaba para que no pudiera ver lo sonrojado que estaba por el bailecito que me había montado frente a él junto a este momento en el que me encontraba tan cerca de sus labios. Deseaba besarle… él también lo deseaba, podía sentirlo, sus labios rozaban los míos y nos habíamos quedado prácticamente inmóviles. Sasuke me sostenía aún sentado en sus piernas evitando que me apartase o me cayese, le amaba…

Sus labios fueron a juntarse a los míos cuando yo me aparté con una sonrisilla y él sonrió también dándose cuenta de lo que ocurría.

-       ¿Crees que querría besar a un Teme como tú? – le pregunté recordando la primera vez en el encuentro en su cueva… él había dicho exactamente eso cuando traté de besarle.

-       ¿Quién querría besar a un Dobe como tú? – me preguntó sonriendo y me sorprendí de sus palabras.

Se abalanzó sobre mí levantándose conmigo en brazos y me tiró en el futón agarrando mis labios entre los suyos con desesperación. Aquello jamás me lo habría imaginado, Sasuke-Teme besándome con pasión mientras sus manos acariciaban cada centímetro de mi piel con impaciencia. Sus besos los había deseado desde hacía tanto tiempo y al sentirlos… entendía el motivo, eran cálidos, pasionales, fogosos, tal y como era Sasuke Uchiha, el último descendiente del clan Uchiha, el Ninja más fuerte de Konoha, el dominador del fuego y el rayo. No sentía en estos momentos que fuera un objeto en sus manos, con sus besos… incluso llegué a pensar que quizá… y sólo quizá… podía gustarle un poco, que podía sentir algo por mí, supongo que sería un espejismo mío, sólo algo que deseaba demasiado ver.

Sasuke se separó de mi sorprendido de cómo se había abalanzado sobre mis labios, no podía negarme que deseaba hacerlo tanto como había deseado sentir sus labios de nuevo. Aún estaba aquí bajo su cuerpo, él sosteniéndose con sus brazos sobre mí y me había quedado paralizado, rojo como un tomate y mirándole fijamente a los ojos sin poder mover ni siquiera un dedo, estaba demasiado sorprendido por el beso, demasiado orgulloso de haber logrado despertar algo en Sasuke, de haber logrado lo que me propuse… me sentía feliz de haber conseguido un beso del frío Sasuke Uchiha.

-       ¿Por qué? – le pregunté - ¿Por qué besar a un Dobe como yo?

-       ¿Por qué besar a un Teme como yo Naruto? – me preguntó sonriendo – sabes tan bien como yo que llevaba tiempo conteniéndome, pero no puedo más, necesitaba volver a probar tus labios y no sabía cómo hacerlo después de tanto tiempo.

-       Vuelve a hacerlo Sasuke, por favor – le pedí y él sonrió

Sasuke volvió a besarme, esta vez con más calma y es que creo… que el primer beso había sido tanto tiempo pospuesto que lo habíamos cogido con demasiadas ganas, ni siquiera me había dado tiempo a saborearlo o disfrutarlo, sólo estábamos sorprendidos de habernos dejado llevar por él. Llevé mis manos a su cabello, a sus mejillas acariciándolas mientras seguía besándome, no sentía ya a un Sasuke salvaje… no sentía que esto fuera sexo… y cuando Sasuke metió sus dedos con cuidado dentro de mí, supe a ciencia cierta que esto es lo que llamaban hacer el amor y no sólo… sexo como habíamos tenido hasta ahora. ¿Era mi imaginación que deseaba ver amor en Sasuke donde sólo había sexo? Era posible pero quería disfrutar de este momento, porque sabía… que él iba poco a poco a ir desapareciendo de mi vida, en cuanto empezase a convivir con Sakura se acostumbraría a su nueva vida y me olvidaría, yo me quedaría solo en la oscuridad y el silencio de mi arruinada vida.

Se hundió en mí con calma y se permitió gemir, creo que por el simple hecho de que yo antes no me había callado, le había dejado escucharme y ahora él tenía la suficiente confianza conmigo como para dejarse llevar también. Amaba a Sasuke Uchiha y seguía pensando que si nos hubiéramos casado él y yo… ésta habría sido mi noche de bodas perfecta. Gemí y jadeé sin aguantarme, le regalé todo lo que tenía a Sasuke Uchiha, por primera vez en mi vida… me sentí querido y deseado tanto… que cuando fue a salir de mi le dije que no lo hiciera, le permití correrse en mi interior, quería que él tuviera todo de mí, todas mis primeras veces y él aunque sorprendido, se corrió enseguida sin dejar que ni una gota de su ser saliera de mí.

-       ¿Estás bien Dobe? – me preguntó preocupado.

-       Sí – le dije con la voz entrecortada.

-       Esta casa es muy fría – me dijo tapándome con el futón – vente a mi casa.

-       No puedo Sasuke – le dije – te has casado… lo más normal es que vivas con tu esposa, yo no quiero molestar.

-       Sakura también es tu amiga… o eso decías tú.

-       Sólo es mi amiga cuando le interesa pedirme algo – dije susurrando.

-       ¿Has dicho algo Naruto?

-       No… nada, sólo que sí… es una gran amiga – le mentí – pero es vuestra relación y yo no debería estar en medio. Además… ahora no podría mirar a Sakura a la cara después de lo que había hecho con su esposo.

-       Naruto – me llamó y me giró la cara hacia él para que le mirase a los ojos – ha sido la mejor noche de bodas que pude imaginarme y me la has dado tú, no me arrepiento de nada y no quiero que tú lo hagas.

-       Vuelve con Sakura Sasuke – le dije – antes de que se entere alguien de todo esto.

-       Vale… nos vemos mañana Naruto.

-       Claro.

Tras aquella noche… no volví a ver a Sasuke en más de dos semanas, no quise tampoco acercarme por su casa porque sabía que estaba haciéndose con su nueva vida de casado. Aquel día cuando volví a casa… saqué la fotografía rota de Sasuke y mía y la tiré a la papelera antes de vestirme con el uniforme Ninja… tenía una misión. Abrí el armario y por primera vez me vestí con la ropa que una vez fue de mi padre, porque por fin había conseguido recuperarla, por fin me la habían devuelto tras enterarme de que el mismísimo Minato Namikaze era mi padre, no les quedó más remedio que devolverme mi herencia y yo… sería Hokage como lo fue mi padre. Hoy sería mi primera misión en mucho tiempo… me iba con mis alumnos, aún no podía imaginarme a mí como profesor, pero así era, me marchaba de Konoha a nuestra primera misión fuera, quizá es lo que necesitaba para olvidarme definitivamente de Sasuke Uchiha.

 

Sasuke Uchiha POV

 

¡Casado con Sakura! Menuda locura y menudo dolor de cabeza, Sakura me tenía harto, con Naruto todo era fácil, con ella… era una verdadera pesadilla. Tal y como le dije a Naruto, me rehusé a tocarla, no quería saber nada de ella y es que desde hacía un tiempo, me había dado cuenta de lo más importante, amaba a Naruto, amaba al Dobe. Esta maldita norma de no poder estar con alguien de mi mismo sexo me mataba, pero nadie sospechaba de mí al estar casado.

Quería salir y ver a Naruto, pero Shikamaru un día que vino a comer a casa para felicitarnos por el compromiso… hizo que Temari se fuera a distraer a “mi mujer” para poder hablar conmigo y desde luego, no me gustó nada las noticias que traía. Danzo había mandado seguir a Naruto, lo estaba vigilando y todo porque Naruto había dicho que no se iba a rendir en su camino de llegar a Hokage, eso no me gustaba, porque Danzo era capaz de cualquier cosa. Ahora tenía un grave problema, no podía ir a ver a Naruto, nos pillarían y no tenía forma de avisarle, lo tenían vigilado, no podríamos contarle lo que estaba pasando y tenía que encontrar una forma de llegar a él y hacérselo saber pero… ¿Cómo?

Temari y Shikamaru ya habían hecho bastante viniendo a avisarme a mí, también se podían meter en un buen problema y por lo que podía ver, se fiaban bastante poco de mi mujer, porque no quisieron contármelo con ella delante. Quería ayudar a Naruto porque no era justo que le impidiesen su sueño, él era el que más había hecho por esta villa, tenía derecho a ser el Hokage y lo iba a conseguir como que yo me llamaba Sasuke Uchiha.

Por las noches Sakura siempre trataba de tener sexo conmigo pero yo me negaba alegando cansancio y al final… se disgustaba y se daba la vuelta enfadada dejándome dormir o más bien… dejándome perderme en mis pensamientos con Naruto, ¡Qué ciego estuve para no ver que él era con quien deseaba estar! Con él todo era fácil y podía ser yo mismo, jugábamos a todo en el sexo, discutíamos mucho sí… pero también nos divertíamos, quería a ese dobe hiperactivo y no podía olvidar nuestra última vez… hasta me dejó correrme dentro de él, me dejó besarle, no podía apartar su Strip tease de mi cabeza.

Hoy no fue un día distinto, cuando abrí los ojos esa mañana, Sakura se giró abrazándome y yo me moví un poco intentando apartarme. Pareció sentarle mal que lo hiciera pero es que no me gustaban las chicas, me parecían molestas y al que de verdad amaba era a Naruto, a ese rubio hiperactivo y cabezota, a ese chico risueño que tenía un demonio en su interior y aunque la gente le odiase… él siempre sacaba esa maldita sonrisa para no preocupar a nadie, siempre haciéndose el fuerte.

-       ¿Tanto asco te doy Sasuke? – preguntó Sakura enfadada levantándose de la cama buscando un batín.

-       No es asco Sakura – le dije serio – no te amo.

-       ¿Entonces por qué te casaste conmigo? – me gritó.

-       Porque Naruto me lo pidió. Lo sabías demasiado bien Sakura, tú misma le pediste que me convenciera, sabías que no te amaba pero estabas más empeñada en casarte conmigo que en ver la realidad… le hiciste daño a Naruto, siempre se lo has hecho. Sabías cuánto te amaba Naruto pero tú jamás te fijaste en él, ni una sola vez fuiste amable.

-       Oh por favor Sasuke… mira bien a Naruto, siempre ha sido un chico odioso sin padres.

-       Yo tampoco tenía padres – le grité enfadado – no era odioso, era un chico que buscaba tu aprobación, nuestra aprobación, que siempre luchaba por ser reconocido, que tenía un sueño muy claro.

-       ¿Por qué le defiendes tanto? Sólo es un maldito monstruo

-       El único monstruo aquí eres tú que no ha sabido reconocer el potencial de Naruto. Él lo ha dado todo por ti, hasta te ayudó para casarme contigo, no sabes lo que se ha jugado por ti.

-       Venga ya, todos sabemos que se te cae la baba con Naruto, es el único capaz de convencerte de hacer lo que no quieres hacer.

-       Naruto da muchas cosas a cambio de convencerme, cosas que nadie se atrevería.

-       ¿Qué te da?

-       Sexo Sakura, me da sexo – le dije

-       ¿Qué? Eso está prohibido y lo sabes. ¿Por qué narices te casas conmigo si no me amas? ¿Estabas con él en nuestra noche de bodas? ¿Por qué le tocas a él y no a mí? – preguntó gritando como una loca.

-       Porque le amo – le grité – amo a Naruto, quiero estar con él, pero él jamás me querría, me casé contigo sólo porque le importaba a él, porque siempre cumplo mi palabra, quería estar con Naruto y si para estar con él tenía que casarme contigo pues estaba bien, siempre que Naruto fuera mío. Todo lo hago por él, no te creas importante en mi vida, no lo eres, no me importas nada. Por cierto… quiero el divorcio – le dije levantándome – este matrimonio no va a ningún lado.

-       Esto no va a quedar así Sasuke… voy a contarle todo a Danzo, voy a contarle como te revolcabas con Naruto, haré que lo maten de una maldita vez a ese monstruo.

-       No lo harás – le dije encendiendo el sharingan y Sakura retrocedió – no te atrevas a amenazar a Naruto, porque por ahí no paso, no consiento que nadie le amenace.

-       No te atrevas Sasuke – me dijo Sakura – no puedes estar con Naruto, él no te ama, me ama a mí, además… no podríais estar juntos, Danzo no lo permitiría.

Yo no tuve miramiento alguno, no podía aguantar que se metieran con Naruto, jamás permitiría que le hicieran daño. Empotré a Sakura contra la pared y cogí su rostro obligándole a mirarme y la metí en una ilusión del Sharingan. Me tenían hartos todos los de esta villa presionando y atemorizando a Naruto, todos odiándole, pues ahora Naruto tenía a alguien de su lado, mientras yo estuviera aquí le defendería.

Sakura cayó frente a mí deslizando su espalda por la pared atemorizada y me agaché a su lado obligándola aún a mirarme mientras desactivaba el sharingan frente a ella.

-       Si vuelves a amenazar a Naruto, no seré tan bondadoso… no te atrevas a meterte con él ¿Me has entendido Sakura? Que no pueda matar a Naruto no quiere decir que todos aquí en la villa me importen. Meterse con el Dobe es meterse conmigo, espero que haya quedado claro o volveré. Voy a ir a pedir el divorcio ahora mismo, no me esperes a dormir, me iré a mi casa.

Salí de la casa de Sakura y es que estábamos viviendo allí. Me marché hacia la torre del Hokage para poder anular esta farsa de matrimonio y cuando llegué, me crucé con Temari que salía de una reunión diplomática.

-       Temari – la llamé.

-       Sasuke… ¿Qué haces aquí?

-       Vengo a anular esta farsa con Sakura.

-       Has tardado lo tuyo.

-       Lo sé. Oye… - le dije susurrando y apartándola un poco de la vista de los demás - ¿Dónde está Naruto? ¿Qué sabes de él? Hace semanas que no he podido verle.

-       Naruto no está aquí.

-       ¿Qué? ¿Dónde está?

-       No lo sé, quizá en la academia entrenando con sus alumnos.

-       Vale… le esperaré en su casa entonces. ¿El Dobe tiene alumnos? – pregunté de golpe al captar la información – no esperé jamás que pudieran aprender algo de un cabeza hueca como él. – Temari sonrió.

-       Sasuke… - me llamó esta vez seria y  cogió mi brazo metiéndome en una de las salas contiguas cerrando la puerta tras de ella – sé que estás preocupado por Naruto y yo también, él hizo mucho por mi hermano y yo haría por él lo que fuera. Tienes que defenderle Sasuke, Danzo está detrás de todo, quiere apoderarse del cargo de Hokage, quiere matar a Naruto, su primera idea de alejarle del cargo creando miedo en la población ha fallado, le escuché hablarlo con un miembro de Raiz, están buscando a Naruto Sasuke, va a matarle.

-       Danzo despertó al Kyuubi adrede, ¿Verdad? – pregunté.

-       Sí, no sé que le dio a Naruto, no tengo ni idea… pero era su plan desde el principio, quería alejarlo del cargo de Hokage para poder apoderarse él de la Villa. Sasuke… ve a por Naruto por favor… protégele, no quiero que le pase nada.

-       Tengo que encontrar a Naruto – le dije a Temari.

Salí del cuarto con rapidez, arreglé lo de mi divorcio y salí todo lo rápido que pude saltando de tejado en tejado hacia la academia. Pregunté a los profesores, sobre todo a Iruka porque era el que siempre andaba con Naruto, se llevaban muy bien pero sólo pudo decirme que se había llevado a sus alumnos hacía horas y no le habían informado nada sobre dónde iban o qué iban a hacer.

Fui entonces a los lugares típicos de entrenamiento y pasé por todos los malditos lugares donde siempre mandaban a los alumnos recién salidos de la academia, registré toda la villa y no le encontré. Tenía que dar con él antes que Danzo, tenía que contarle que él no se había descontrolado, era Danzo quien le había dado algo para provocarlo de esa forma. Me dirigí entonces a su casa y estaba como siempre, destrozada por los aldeanos, llena de pintadas y sin ventanas, ni siquiera tuve problemas con la puerta, estaba abierta, como siempre, ya ni cerradura tenía. Entré por la casa, estaba vacía y seguía tal y como hacía semanas. No había vuelto a venir desde aquella noche pero todo parecía haberse quedado paralizado en el tiempo, nada había cambiado. Pasé por la cocina hacia el salón y me tropecé con el cubo de la basura. Me quejé por el golpe pero miré en el interior al ver mi rostro. Cogí lo que parecía una fotografía mía y de Naruto, estaba rota, el corte nos separaba. No pude apartar mi vista del trozo donde salía Naruto ¿Cuánto daño le había hecho estas semanas para que rompiera nuestra fotografía? Apreté el puño y estuve a punto de llorar, pero me contuve.

Escuché unos pasos tras de mí y entonces Kakashi me sorprendió a mi espalda, pero yo no me inmuté, seguí acuclillado en el suelo mirando la fotografía.

-       Te quería – me dijo Kakashi – me lo confesó hace un par de años, Naruto te amaba pero no creyó jamás que tú pudieras sentir algo por él.

-       Ahora lo sé – le dije

Recordaba la primera vez que vino a buscarme a esa cueva… cómo había tratado de besarme cuando le estuve provocando y yo me alejé causándole daño, cómo se alejó de mí con tristeza al llegar a Konoha, como nombraba a Sakura… de esa forma en la que parecía que le hiciera daño, como si tuviera celos, recordaba cómo me había pedido que me quitase el anillo de casado, cómo se había esforzado pensando que se podría haber casado conmigo y todo tenía sentido, yo no me había dado cuenta de sus sentimientos, se lo había callado para dejarme ser feliz a mí y darme lo que siempre quise, una familia, pero ahora mismo… me daban igual los hijos, me daba igual todo, quería a Naruto y lo quería a mi lado.

-       ¿Dónde está? – le pregunté a Kakashi.

-       Se ha marchado. Sus alumnos tenían su primera misión fuera de la aldea.

-       Voy a ir a por él.

-       No puedes salir de la Villa sin una orden expresa – me dijo.

-       Me importa muy poco las ordenes expresas – le dije – Danzo está tras Naruto, quiere matarle y tiene la oportunidad perfecta para deshacerse de él ahora que está fuera, sabes perfectamente que Naruto protegerá a sus alumnos, pueden decir que fue un Ninja de otra villa quien le mató y Danzo se quedará intacto, no voy a permitir que le hagan daño, así que me largo ahora mismo a buscarle.

-       Voy a ponerte un equipo Sasuke y vais a ir a por Naruto.

-       Pues date prisa porque salgo ya.

Me marché a casa a coger lo necesario para ir a buscar a Naruto. Él me había buscado durante años y ahora entendía por lo que pasó, el estrés de no poder recuperarle, la preocupación de que le ocurriera algo… empezaba a entender todo lo que vivió con mi marcha, todo lo que sufrió tras enterarse de que estaba enamorado de mí y yo le rechazaba una y otra vez diciéndole que no regresaría, ahora era yo quien tenía que ir a por él, quien  no dejaría que le ocurriera nada.

Llegué a las puertas de salida de la villa y tuve que esperar al menos diez minutos hasta que llegó el equipo que Kakashi me había asignado, Shikamaru, Temari, Kiba y Neji, todos grandes rastreadores y estrategas. Salimos enseguida, yo ni siquiera le di tiempo a Kakashi de decir unas palabras, estaba demasiado preocupado por Naruto, estaba en peligro, los ninjas que Danzo hubiera mandado a por él me sacaban ventaja seguro.

-       Ey Sasuke – me llamó Shikamaru por detrás de mí – cálmate, vamos a encontrarle.

-       Está en peligro y vais muy lentos.

-       Vamos todo lo rápido que podemos imbécil – me gritó Kiba que aún estaba enfadado conmigo, algo que entendía.

-       Adelántate – me dijo Temari de golpe.

-       ¿Qué? – preguntó Shikamaru.

-       Nosotros no le alcanzaremos a este ritmo, le hemos indicado el camino que ha seguido Naruto, no le hacen falta ya rastreadores, hemos cumplido con lo que nos pidieron… le hemos traído en la dirección que tomó Naruto, desde aquí él mismo podrá sentir el chakra de Naruto, que se adelante, él es el más rápido de Konoha. Nosotros llegaremos en cuanto podamos a ayudarte.

-       Está bien – le dije sin quedarme más tiempo a escuchar las quejas de los demás.

Cogí más velocidad y salí del rango de visión de todo el equipo. Temari tenía razón, desde aquí ya podía sentir el chakra de Naruto a la lejanía, lo tenía, sólo tenía que aguantar un poco más, ya estaba en camino. Cuando llegué hasta él, ya no había mucho que hacer, podía ver unos ninjas en el suelo llenos de sangre y los alumnos de Naruto se habían escondido malheridos tras unos árboles esperando a que Naruto se le pasara la transformación y le veía sufrir… podía verle sufrir tratando de controlarse, pero no podía.

Me fijé en Danzo que estaba a su lado y jamás esperé que fuera tan imbécil como para venir él mismo en persona a acabar con Naruto. Lanzó su ataque hacia él y bajé con rapidez lanzándome sobre Naruto y activando el Susanoo para protegernos del ataque de Danzo. Abracé a Naruto, ardía, me estaba quemando y aún así me negué a soltarle mientras Danzo nos miraba atónito.

-       Suéltale Uchiha, es un peligro para todos, el demonio debe morir.

-       No pienso dejar que lo mates – le dije – sé que eres tú el que lo está descontrolando, querías que le tuvieran miedo para que no le dieran el puesto de Hokage, pero tú no llegarás a ese puesto jamás, no lo permitiré, ese puesto le pertenece al Dobe.

-       M-Mátame – escuché a Naruto.

-       No – le dije – me niego a hacerlo.

-       Hazlo maldito Uchiha – me gritó desesperado cogiendo mi chaleco con fuerza – hazlo de una maldita vez, eres el único que puede hacerlo.

-       No lo haré.

-       ¿Por qué eres tan cabezota? – me dijo aún luchando contra su transformación.

-       Porque te amo – le grité – no voy a perderte ¿Me oyes? No pienso perderte aquí, así que lucha contra él y vence, sé que puedes controlarlo, eres más fuerte de lo que te crees.

-       Esa confesión será vuestra pena de muerte al llegar – me amenazó Danzo y yo harto de él no aguanté más.

Activé el Amaterasu tratando de darle, pero conseguía esquivar mis llamas así que pensé en algo más que pudiera utilizar y acabé recordando a mi hermano… ¿Qué mejor tortura que hacer que Danzo reviviera este momento día tras día? Esta técnica sería su prisión, su cárcel, maldito a revivir este momento por el resto de su despreciable vida, Izanami le condenaría a eso. Supongo que algo aprendí de mi hermano al final… su jutsu definitivo, ni siquiera Danzo era capaz de bloquear esto, ni con todos sus sharingan robados podía hacer frente a un verdadero portador del sharingan, yo era el último Uchiha y me vengaría por todo lo sucedido a mi clan en este momento.

Desaparecí de la vista de Danzo con mi velocidad y activé Izanami creando las ilusiones que él vería a partir de este momento y lo atrapé en la técnica bloqueándole en ese mismo lugar. De aquí no volvería a salir. Naruto seguía tratando de controlar al demonio y aproveché para revisar las ropas de Danzo hasta que encontré lo que le había inyectado a Naruto para descontrolarlo, todo era obra de este hombre, pero Konoha sabría la verdad, no permitiría que Naruto perdiera su sueño por la codicia de un hombre.

Los alumnos de Naruto seguían escondidos pero uno de ellos me pidió que le ayudase cuando me vio coger entre las manos el frasco con lo que Danzo le había dado. No sé si podía ayudar en este momento al Dobe pero tenía que intentar algo, quizá si me ponía yo en medio no quisiera hacerme daño y luchase con mayor fortaleza.

-       Aléjate – me dijo cuando vio que me acercaba a él, pero yo seguí caminando hacia él hasta que me arrodillé frente a él.

-       No voy a alejarme nunca más de ti Naruto. Te amo.

-       Mientes – me dijo – nadie me quiere a mí.

-       Escúchame bien… tus padres te adoraban se sacrificaron por ti, creían que eras capaz de controlar a este demonio y yo también lo creo, hiciste que me enamorase de ti y aún lo comprendo, no sé que me diste para hacerme esto pero no voy a abandonarte, te amo Naruto y quiero estar contigo, tú no vas a estar solo nunca más ¿Me has entendido bien?

-       ¿Por qué eres tan cabezón Teme? – me preguntó susurrando.

-       Soy un Uchiha, tengo que serlo – le medio sonreí acercándome hasta que uní mis labios con los suyos.

Sentía el extremo calor que desprendía, podía ver sus heridas causadas por el Kyuubi pero me daba igual, sólo necesitaba hacer que se calmase, que controlase de nuevo al demonio y activé mis ojos ahora que estaba concentrado en mi beso para entrar en su mente, para poder llegar hasta el Kyuubi que gritaba y amenazaba para que Naruto le dejase salir, pero yo agarré su mano antes de que Naruto quitase ese sello de la gran puerta que lo retenía.

-       S-Sasuke – pronunció sin creerse que había entrado a su mente con él y sonreí.

-       No vamos a quitarlo Naruto – le dije apartando su mano del sello – vamos… vuelve conmigo.

Le tendí la mano y aunque dudó unos segundos si cogerla o no y miró hacia un cabreado Kyuubi que nos insultaba y nos pedía que le abriéramos, acabó cogiendo mi mano. Salí de la ilusión comprobando como Naruto volvía a ser él mismo lentamente aunque aún respiraba entrecortadamente. Me dolían los ojos y me llevé la mano a ellos sintiendo un líquido caer, era sangre, lo sabía muy bien. Sentí una mano agarrar mi bandana con el emblema de Konoha y bajarlo cubriéndome los ojos, podía sentir el chakra de Naruto.

-       Tienes que cuidarte esos ojos, Teme – me dijo con una mueca de sonrisa que podía escuchar.

-       Lo sé Dobe. Te prometí que no dejaría que hicieras daño a nadie, aunque me quedase ciego.

-       No te vas a quedar ciego Sasuke, yo no lo permitiré.

-       Te amo Naru – le dije llamándole por el diminutivo y él se sorprendió.

-       Yo también te quiero Sasuke.

-       Lo sé.

Le acerqué hacia mí besándole de nuevo y podía escuchar los gritos de los demás animándonos a que nos besásemos más. Sentí los labios de Naruto curvarse en una sonrisa y no pude evitar sonreír también sintiendo los chakras de mis compañeros y de los alumnos de Naruto que nos gritaban que siguiéramos besándonos. ¡Menuda panda de exagerados!

-       ¿Puedes caminar, Dobe? – le pregunté.

-       Claro que sí ¿Con quién crees que hablas Teme? Yo no soy como tu mujercita que necesita que la rescaten a todo momento.

-       No digas eso – le dije – me he divorciado… o estoy con los papeleos. Ya te he dicho que quiero estar contigo. Me casé con ella sólo porque tú lo pediste imbécil – le dije – no tenías que pedirme esas cosas.

-       Si te hubiera dicho que te casases conmigo no lo habrías hecho.

-       Lo haré – le dije y él se sorprendió – pero quiero que me lo pidas formalmente o mejor… ya te lo pido yo a ti, soy más hombre.

-       Serás desgraciado, yo soy igual o más hombre que tú Uchiha bastardo – yo sonreí.

-       Puedes pedírmelo si quieres Naru – le comenté al final – siempre y cuando vuelvas a hacerme ese Strip Tease.

-       Tienes mucho morro, ya bailé para ti, ahora te toca a ti hacerlo para mí.

-       De eso nada, tú te mueves mucho mejor, tu baile es más sexy – le dije sonriendo y él sonrió besándome.

Volvimos a la villa y me tocó a mí dar parte de lo que había ocurrido, menos mal que el equipo que me había acompañado también había visto lo que había ocurrido y dio parte de todo. Al final… todo se arregló, hasta los ciudadanos ahora bajaban la cabeza avergonzados por el trato hacia Naruto y es que él había sido el auténtico héroe de la quinta guerra Ninja, él era quien salvó a Konoha y a la villa de la devastación.

 

 

Había pasado ya casi un año de todo aquello y estaba liderando mi propio equipo ANBU al servicio del Hokage. En estos momentos me dirigía hacia su oficina para darle los papeles de la última misión que había hecho mi equipo. Toqué a la puerta y entré encontrándome a Kakashi entre un montón de papeles discutiendo mientras Naruto trataba de argumentar sus acciones, yo sonreí y es que Naruto era un caso perdido, hacía las cosas a su forma.

-       Arréglate tú con él – me gritó Kakashi de golpe saliendo del despacho mientras yo me quedaba a solas con Naruto.

-       Ey Hokage – le dije cerrando las persianas y él  me miró.

-       ¿Cómo ha ido la misión Teme? – me preguntó Naruto con una sonrisa.

-       Perfecta, pero aún no he terminado, voy a darte un informe bien completo, creo que nos llevará un par de horas revisar todo esto – le dije tirando el informe al suelo y cogiendo a Naruto subiéndolo encima de su mesa.

-       Ni se te ocurra Sasuke, aquí no… podría vernos alguien.

-       Me da igual, he estado tres días fuera y te echaba de menos, además… quitaste esa estúpida norma de Danzo, todos saben que estoy con el Hokage – le dije besándole mientras le desabrochaba el pantalón y él reía.

No podía dejar de besarle, desde que me había separado de Sakura había rehecho toda mi vida con Naruto, con el hombre con quien siempre quise estar. Sé que Sakura a veces nos miraba mal, pero a mí me daba igual, sólo me hacía falta saber que Naruto y yo estábamos bien para ser felices, no necesitaba nada más. Sé que no podíamos tener hijos pero habíamos adoptado, lo único a lo que me resigné… fue a tener a un Uchiha correteando por aquí, tendría que buscar otra forma de volver a tener descendencia pero estaba pensando locuras… como la técnica de Naruto cuando se convertía completamente en mujer… porque si eso servía para que pudiera darme descendencia, deberíamos probarlo, supongo que más adelante cuando consiguiera convencer al Dobe.

Vi a Naruto quitarse la capa de su padre dejándola encima de la silla sin separar sus labios de los míos. Pese al año que ya llevábamos juntos, no podía aburrirme de este chico hiperactivo, me encantaba, cada segundo que pasaba con él le amaba más. Teníamos nuestras discusiones como siempre, seguía llamándole Dobe y él seguía diciendo que era un Teme, pero nos amábamos y eso era lo más importante para nosotros. Supongo que seguía también con mis juegos, quería probar todo con Naruto, salvo que él también había aprendido a jugar a mis juegos ahora.

Sentí como algo se aprisionaba a mi cuello y luego escuché la seductora sonrisa del Dobe en mi oído. Intenté mirarme pero no podía, mis ojos no alcanzaban a ver nada y al tocar con mis manos, me di cuenta de lo que había hecho. ¡Ese idiota se había atrevido a ponerme un collar de perro!

-       ¿Qué haces Naruto?

-       Soy tu dueño y lo sabes Sasuke Teme – me dijo sonriendo – haz caso a tu Hokage.

-       Eres insufrible desde que tomaste el cargo.

-       Pero te gusto – me dijo repitiendo lo que yo solía decirle siempre.

-       Claro que me gustas, me excitas mucho Naruto.

Lo bajé de la mesa de golpe bajándole el pantalón hasta los tobillos de un rápido movimiento y le tumbé el pecho contra la mesa dejando su trasero preparado para mí. Metí mis dedos en su entrada con suavidad y los moví para dilatarle. Me moría por entrar en él, después de estos tres días separados, quería hacerle de todo a Naruto, esta semana no iba a dejarle salir de mi casa… o bueno… de nuestra casa, porque ahora vivíamos los dos juntos en lo que fue la casa de mi familia.

Entré con suavidad mientras se quejaba y es que Naruto no podía estarse calladito y menos conmigo, siempre tenía que intentar llevarme la contraria en todo, pero yo seguí hasta que llegué al fondo de él.

-       ¿Qué crees que haces Teme? – me preguntó enfadado.

-       Tú lo has dicho… soy un perro ¿No? Los perros lo hacemos a cuatro patas, así que quédate quietecito y disfruta – le dije sonriendo y él sonrió.

-       Entonces dame todo lo que tengas Teme - me comentó con una sonrisa.

Me moví dentro de él saliendo y entrando, cogiendo cada vez más velocidad mientras movía el miembro de Naruto en mi mano escuchando sus gemidos. Si había alguien detrás de la puerta o por los pasillos me daba exactamente igual quien nos escuchase, quería que todos supieran que este Dobe era propiedad del Uchiha, nadie más iba a tocarle, era mío como yo me sentía suyo, él había conseguido llegar a mi helado corazón, sólo él había conseguido conquistarme y por él era por quien mi mundo se movía.

Ambos nos fuimos a la vez, Naruto corriendose prácticamente encima de la mesa manchando toda mi mano mientras yo me iba en su interior y es que ya no me ponía ningún impedimento, sabía que le amaba y me dejaba hacerle lo que quisiera igual que yo le dejaba a él hasta ponerme un maldito collar de chucho. Sonreí cayendo sobre su espalda y él sonrió también.

-       Sigues siendo tan salvaje como siempre.

-       Y tú sigues siendo tan seductor como siempre – le dije – esta semana no hagas planes Naruto, porque no voy a permitir que salgas de casa.

-       Oh… eso lo veremos Sasuke Teme – me dijo de forma retadora.

-       Créeme Naruto… no puedes llevarme la contraria.

-       Si puedo, pero si vas a proponer uno de tus tantos juegos… es probable que no quiera salir de casa.

-       Buscaré algún juego Dobe – le comenté divertido – buscaré algo que te tenga muy entretenido estos días, habrá que probar unas cuantas cosas.

Quería probar a tener sexo con él en forma de mujer, quería probar si podía dejarle embarazado con su jutsu, quería probar muchas cosas y es que estaba dispuesto a probar todo lo que se me pasara por la mente con Naruto Uzumaki. ¿Quién me diría a mí, Sasuke Uchiha… que acabaría enamorado de mi Hokage? Sonreí entregándole los papeles mientras nos vestíamos y le comenté que le veía en casa para la segunda ronda cuando salía poniéndome mi máscara de ANBU, tal y como empezamos todo esto, con esa maldita máscara pero ahora… sin tratos de por medio, sólo amor.

 

Capítulo 4: Descendencias

Naruto Uzumaki POV

 

Me encontraba en mi despacho como todos los días. Odiaba firmar documentos, estar continuamente revisándolos, yo quería salir, hacer misiones como hacía Sasuke y es que él era un ANBU prestigioso en la aldea, todos le hacían caso desde que se convirtió en el líder de su equipo. Dejé de firmar papeles un segundo dejando la pluma en el tintero y miré la fotografía de Sasuke de mi escritorio. Cogí el marco entre mis manos y sonreí, le amaba y este año con él había sido el mejor de mi vida. Lo que más echaba de menos era hacer misiones con Sasuke, desde que era Hokage a mí no me dejaban salir de la Villa a hacer misiones, decían los ANBU que mi protección era lo más importante y es que intentar convencer a Sasuke de que me dejase ir… era misión imposible, él estaba dispuesto a protegerme de todo y de todos.

Era un maldito dominante pero le amaba. Sonreí recordando nuestras noches, recordando nuestros momentos más íntimos y es que adoraba a ese chico, con él era capaz de hacer lo que fuera, pero no me gustaba que no me dejase hacer misiones con él, me moría de ganas de volver a trabajar a su lado.

Llamaron a la puerta y cuando di acceso, entró un ANBU con su máscara dejándome un informe encima de la mesa.

-       Quítate esa máscara Sasuke – le dije sonriendo – reconozco tu forma de moverte desde kilómetros.

-       No esperaba menos del Hokage – me dijo Sasuke quitándose la máscara y sonriendo. - ¿Pensando en mí Dobe? – me preguntó viendo como miraba la fotografía.

-       Siempre pienso en ti Sasuke, pero… me muero por hacer misiones.

-       Sabes que no puedes dobe, estoy a cargo de tu seguridad.

-       Y sé que me protegerías si fuera a pasarme algo, por favor Sasuke… quiero hacer misiones.

-       Tienes una misión muy importante Naruto… proteger la Villa, tú sitio está aquí, deja que mi equipo y yo nos ocupemos de las misiones más peligrosas fuera de la Villa.

-       ¿Cómo llevas la técnica de mi padre?

-       Casi controlada – me dijo Sasuke sonriendo enseñándome un Kunai con el sello – no seré tan rápido como tu padre pero… ya he conseguido superar tu velocidad.

-       Es complicado superar la velocidad del relámpago de Konoha, pero sabía que tú estarías cerca de igualarla, siempre fuiste muy rápido, nadie podía alcanzarte.

-       Fue gracias a Kakashi – me dijo – él me enseñó a coger la máxima velocidad posible para el Chidori. Debería agradecérselo a él.

Sé que mi padre enseñaba a sus alumnos y a los ANBU a utilizar su técnica para poder proteger mejor la Villa y yo había conseguido su Kunai en la cuarta guerra. Me costó aprender su técnica y sé que jamás sería tan rápido como él, pero había decidido seguir sus pasos, mi padre era mi admiración, para mí… siempre sería el mejor Hokage que tuvo la villa y continuaría con su trabajo, estaba enseñando a los ANBU a utilizar esta técnica y mi primer objetivo fue Sasuke, yo sabía que él podía conseguir prácticamente la velocidad de mi padre, él era muy rápido. Sasuke era ahora el profesor que enseñaba esa técnica, tenía hasta a sus propios alumnos.

-       Me siento aburrido – le dije de golpe levantándome y golpeando la mesa con fuerza. Él empezó a reírse.

-       ¿Muy aburrido? – me preguntó Sasuke.

-       Sí, además… últimamente llegas muy tarde a casa, siempre tienes muchas misiones.

-       Cuido de la Villa para evitarte más trabajo – me dijo sonriendo.

-       Quiero hacer una misión contigo – le dije muy serio.

-       Naruto… enseña a tus alumnos y déjame las misiones peligrosas a mí y a mi equipo.

-       No es justo Sasuke… yo soy fuerte, puedo hacerlo.

-       No he dicho que no puedas hacerlo Naruto – me dijo cogiéndome el rostro entre sus manos con suavidad – Entiéndeme Naruto… sólo trato de protegerte, no puedo perderte. Déjame hacer mi trabajo, yo cuidaré de ti siempre.

-       ¿Por qué tienes que ser tan tierno Sasuke? – le pregunté.

-       Porque te amo, me enamoré del maldito Hokage – me dijo sonriendo antes de coger mis labios con pasión.

Sentí sus manos en mi pecho empujándome contra el asiento y caí en él de golpe mientras Sasuke apoyaba una rodilla en el asiento sin parar de besarme. Coloqué mis manos en su trasero apretándolo sintiendo su sonrisa aunque se negó a soltar mis labios. A cambio de mi atrevimiento, Sasuke metió su lengua con fuerza jugando con mi lengua. Podía sentir su sabor, su aroma, me excitaba sentir a Sasuke.

-       ¿Cómo puedo amarte tanto? – le pregunté.

-       Soy irresistible – me dijo sonriendo cuando tocaron la puerta.

-       Mierda – le dije

-       Shh, cállate Dobe – me dijo con una sonrisa divertido metiéndose bajo mi mesa.

-       ¿Qué narices haces Teme? Sal de ahí, van a mal pensar.

-       No siempre que te mantengas en silencio – me dijo.

-       Ni se te ocurra… - pero Sasuke me dejó con la palabra en la boca escondiéndose bajo mi mesa cuando la puerta se abrió – Buenos días Kakashi – saludé al ver a Kakashi que venía hacia mi mesa con un informe.

-       Buenos días Hokage, te traigo mi informe.

-       Gracias – dije dando casi un salto al sentir como el maldito de Sasuke bajaba mi cremallera del pantalón.

-       ¿Estás bien Naruto?

-       Perfectamente – le dije.

-       La misión que nos han traído ahora es el país de las olas, no muy lejos de aquí. Sería una misión fácil para que empezasen los alumnos nuevos a ir saliendo de la Villa, quizá tus alumnos o los de Sasuke se puedan encargar de esto.

-       Yo iré – le dije emocionado y tratando de levantarme, pero Sasuke me empujó de la ingle de nuevo al asiento y me quejé.

-       ¿Seguro que estás bien Naruto? – me preguntó cuando me quejé.

-       S-Sí – le dije rojo como un tomate ahora al sentir la lengua de Sasuke en mi miembro.

-       Parece que estás enfermo o algo, quizá debería ir Sasuke a esa misión.

-       No… iré yo – trataba de hablar sin gemir por lo que Sasuke me hacía – quiero salir de este despacho.

-       ¿Sasuke te dejará?

-       Claro – le dije muy animado – Ah – gemí de golpe y me tapé la boca frente a un sorprendido Kakashi.

El maldito de Sasuke se había atrevido a mordisquearme la punta de mi miembro en clara seña de que no fuera a esa misión, pero pensaba ir, estaba muy aburrido ya de estar todo el día aquí sentado sin hacer nada… aunque si Sasuke venía todos los días a dejar que me follase su boca… quizá tenía una mínima posibilidad de convencerme para que me quedase quieto en este asiento.

-       Que raro estás Naruto – me dijo Kakashi sorprendido - ¿Seguro que estás bien?

-       Sí… puedes retirarte – le dije metiéndole prisa porque no aguantaba ya más gemidos.

Kakashi salió del despacho y aparté la silla con rapidez mirando bajo la mesa a Sasuke que me miraba con esa sonrisa prepotente.

-       Casi nos pillan Teme.

-       ¿Crees que Kakashi no sabe que estaba aquí abajo chupándosela al Hokage? – me preguntó divertido – deberías haber sido algo más disimulado. Por cierto, no vas a ir a esa misión.

-       Si voy a ir – le dije amenazándole.

-       He dicho que no – me dijo saliendo de debajo de la mesa y obligándome a levantarme de la silla.

Sasuke me empotró contra la cristalera metiendo sus dedos humedecidos por él mismo en mi entrada y me asusté al  ver como la gente paseaba por debajo de la torre.

-       Estás loco ¿Quieres que nos pille toda esa gente?

-       La gente no suele mirar hacia arriba, están ocupado, no te verán tranquilo – me dijo con una sonrisa picarona.

-       Cómo te excita el riesgo Sasuke.

-       Me encanta jugar contigo y lo sabes, eres tú quien me excita Naruto.

Entró en mí tras haberme preparado y gemí sintiendo como me empotraba una y otra vez contra el cristal mientras él también jadeaba conmigo. La verdad es que últimamente casi lo hacíamos  más por mi despacho que en la propia casa y es que desde que habíamos adoptado al pequeño Taichi… nos daba un poco de apuro hacerlo por si nos pillaba, esperábamos a las veces en que se marchaba con su equipo.

Sasuke me movió hacia la mesa de golpe y cogió una de mis piernas obligándome a subirla encima de la mesa cogiendo aún más profundidad en mí. Sé que él sonreía y me ordenaba que bajase el tono, incluso metía sus dedos en mi boca tratando de que callase los jadeos para que no nos pillasen, pero no había forma, me gustaba Sasuke y sé que debía de estar rojo como un tomate ahora mismo sabiendo que un maldito ANBU encargado de mi seguridad me estaba follando encima de mi mesa. Ya se estaba corriendo Sasuke dentro de mí cuando sentí una sensación extraña, esto significaba peligro y sé que Sasuke también lo sintió.

-       Taichi – exclamamos los dos de golpe y Sasuke fue el primero en salir de mí teleportándose con la técnica de mi padre.

Iba a hacer lo mismo cuando tropecé con mis propios pantalones cayendo al suelo y tuve que subírmelos lo más rápido que pude sacando el Kunai y teleportándome tras de Sasuke.

Aparecí en el bosque tras la puerta de la Villa viendo como Sasuke apartaba a Taichi de uno de los enemigos. ¿Cómo habían  llegado enemigos hasta aquí? Lancé el Kunai hacia el enemigo viendo como Sasuke ya se apartaba con Taichi de la trayectoria del Ninja enemigo y me teleporté hasta el kunai activando el rasengan dando de lleno al enemigo al que lancé varios metros hacia atrás donde Sasuke ya lo estaba cogiendo del cuello y empotrándolo contra el suelo. El resto de ANBU no tardaron en llegar y fue Ibiki quien decidió llevarse al enemigo para torturarlo y ver qué hacía en esta zona tan cerca de nuestra Villa.

-       ¿Qué hacías aquí fuera Tai? – preguntó enfadado Sasuke hacia nuestro hijo.

Taichi realmente no era hijo nuestro, apenas tenía ocho años y aún estaba en la academia. Lo encontramos vagando sin rumbo tras la cuarto guerra Ninja. Era el hijo de Pain y Konan, para ser exactos… era el hijo de Nagato y decidimos adoptarlos, yo no dejaba a ningún Uzumaki vivir en soledad. Su cabello rojizo lo delataba completamente y ya bastante tenía con soportar que mi clan estuviera al borde de la extinción como lo estaba el de Sasuke. Al final lo adoptamos. Por suerte para mí… Sasuke conocía bien el funcionamiento del Rinnegan y le estaba enseñando él a manejarlo a la perfección.

-       El profesor nos pidió hacer una misión – dijo Tai – pero ha desaparecido.

-       Mandaré guardias a buscarlo – le dije a Sasuke – lleva al resto de alumnos a la Villa y encárgate de que sus padres vengan por ellos – le ordené a Sasuke.

-       Claro – me dijo llamando al resto de alumnos que estaban escondidos - ¿Yo no te he dicho que no te metas en líos? – le preguntaba Sasuke enfurruñado a Tai.

-       Pero es que él nos atacó y tú siempre me dices que me defienda. Derribé a uno de dos – le decía ilusionado.

Sé que aunque Sasuke no lo aparentase, estaba orgulloso de su hijo, ambos sabíamos que cuando creciera, sería un gran Ninja, ese Rinnegan pocas personas podrían detenerlo. Estaba seguro de que Sasuke le enseñaría perfectamente a utilizarlo. Yo cada vez que le miraba… me recordaba a Yahiko, salvo por su pelo rojo.

-       Ese es mi niño – le dije yo sonriendo revolviéndole el cabello.

-       Papá – me llamó - ¿Por qué has tardado tanto? – me preguntó y yo miré a Sasuke.

-       Digamos que tu padre me hizo una mala jugada – le dije y Sasuke sonrió.

-       Yo no he hecho nada.

-       Me has hecho tropezar… eres un tramposo, te habría ganado.

-       Sigue soñando Dobe… soy más rápido que tú.

-       Tramposo – le dije sonriendo.

Sasuke los llevó a la academia a todos y yo volví a mis quehaceres de Hokage. Menudo aburrimiento era estar todo el día aquí, yo quería acción, hasta mi hijo tenía más acción que yo. La puerta sonó y pasó Ibiki.

-       ¿Me había mandado llamar Hokage-sama? – me preguntó Ibiki.

-       Sí Ibiki, por favor siéntate. ¿Has conseguido sacarle algo de información? ¿Sabías por qué han atacado a mi hijo?

-       Sí Hokage, por sus ojos, quería robárselos pero dijo algo aún más interesante, ha dicho que “él pronto vendrá”

-       ¿Él? – pregunté.

-       No lo sé señor, Ino Yamanaka entró en su mente, pero no pudo sacar nada de información, alguien lo mató antes de que pudiéramos acceder por completo.

-       Gracias Ibiki, puede seguir con su trabajo, me ha sido de ayuda.

Cuando volví a casa esa noche, Sasuke y Taichi estaban entrenando en el estanque de la casa y yo aproveché a quitarme la túnica que antaño fue de mi padre y dejarla colgada en el armario. Al mirarme en el espejo me di cuenta… que cada vez me parecía más a mi padre, hasta en la forma de vestir.

-       Ey papá… ¿Cenamos? – me preguntó Taichi

-       Claro – le dije sonriendo – quiero Ramen

-       Papá ha cocinado su “plato especial”.

-       ¿Enserio? – le pregunté con una cara que mostraba claramente mi miedo y mis náuseas. El plato especial de Sasuke era horrible.

-       ¿Y si nos escapamos y comemos Ramen? – le dije sacando un Kunai y viendo la sonrisa de mi hijo.

-       Cogí a mi hijo y me teleporté lejos de la casa, a mi lugar favorito del Ramen. Ya habíamos pedido el plato cuando Sasuke apareció tras nosotros.

-       ¿Os parece bonito? ¿Yo cocino y vosotros os vais sin avisar a comer Ramen?

-       Lo sentimos Sasuke… nos apetecía Ramen – le comuniqué.

-       Siempre os apetece cuando hago mi delicioso plato especial.

-       Cocinas horrible – dijo Taichi de golpe – ese plato es asqueroso.

-       Quítate ese pircing de la nariz, renacuajo – le dijo Sasuke tirándole de uno de los metales de la nariz y sé que se lo decía de broma.

Sasuke le dio un coscorrón a Tai y yo sonreí mientras veía como Tai le insultaba con un “Teme” ¡Ese era mi niño! Había salido a  mí, aprendía de mí con rapidez, ahí estaban los genes Uzumaki haciendo estragos en los Uchiha. Al final Sasuke se unió a comer con nosotros.

Tai cada vez me recordaba más y más a Yahiko, hasta estaba empezando a ponerse esos pircings en los mismos lugares que su padre… o al menos… que uno de los cuerpos de su padre. Yo sonreí y es que no podía ser más feliz en este momento, estaba con mi familia y eso me encantaba.

Cuando volvimos a casa, Sasuke fue el que acostó a Tai y les miré desde el marco de la puerta. Sasuke adoraba a ese niño, se metía mucho con él, pero igual que se metía conmigo y aún así me quería más que a nadie en su vida. Yo también le adoraba, era el hombre perfecto, no podía pedir a nadie más perfecto que él. Era un padre increíble.

-       ¿Espiando en la puerta? – me preguntó sonriendo

-       Me encanta cuando te comportas como un auténtico padre, me excita verte así.

-       Me alegro, porque ahora me toca acostarte a ti – me dijo cogiéndome y obligándome a enrollar mis piernas en su cintura mientras me besaba.

Me llevó hasta nuestra habitación y me tumbó en la cama tumbándose encima de mí. No esperé que cogiera mis manos y las atase con sus malditas serpientes al cabecero de la cama mientras sonreía. Desde luego Sasuke era el niño de los mil juegos. Me besó los pezones y gemí mientras iba desnudándome poco a poco.

-       Haz ese jutsu Naruto – me ordenó y yo me entristecí de golpe.

-       Sasuke… no funciona, ya lo hemos intentado.

-       No lo suficiente, no puedes rendirte.

-       Aunque me convierta en mujer no puedo quedarme.

-       Eres el único que desarrolló esa técnica por completo, si yo pudiera hacerla la haría por ti. Es pronto para saber si funciona Naruto. No esperabas quedarte a la primera ¿Verdad?

-       Llevamos un mes intentándolo… creo que no funciona.

-       Por favor Naruto… hazlo por mí, no te rindas, dame un hijo propio, dame un Uchiha como ya tenemos un Uzumaki, por favor.

-       Está bien – le dije acumulando chakra para hacer el jutsu y convertirme en chica.

¿De verdad esto funcionaría? No lo sabía, pero llevábamos tanto tiempo intentándolo y no funcionaba que me empezaba a deprimir, creí que esto jamás iba a dar resultado y me daba miedo no poder darle a Sasuke lo que tanto había deseado, su hijo, un heredero Uchiha, un descendiente Uchiha. Tenía que funcionar, era lo que más deseaba, darle un hijo y tenía razón… yo era el único que había completado al cien por cien esta técnica, tenía un útero siempre que estuviera transformado en mujer pero tenía una gran duda… ¿Si me destransformaba…perdería al niño? Tenía miedo y creo que Sasuke lo sabía.

-       Voy a estar contigo Naruto, esta vez funcionará, pondré todo mi empeño, te lo prometo.

-       Hazlo Sasuke – le dije.

Sasuke entró en mí y sé que prácticamente ni siquiera me había preparado, pero es que a él también le costaba excitarse cuando utilizaba esta técnica, no le gustaban las chicas, sólo se excitaba cuando era Naruto de verdad y eso nos dificultaba a los dos la tarea de dejarme embarazado. Jadeé al sentir el miembro de Sasuke dentro de mí, era una sensación diferente a cuando era un hombre y Sasuke siempre me tocaba los pechos y el clítoris tratando de darme placer mientras me embestía una y otra vez jadeando.

Sé que siempre cerraba los ojos para imaginarme como Naruto, como un hombre, como su Hokage y no como la chica en la que me transformaba, pero no podía discutírselo, es como más cómodo se encontraba.

-       Voy a llegar Naruto – me avisó.

-       Mételo todo Sasuke, déjame embarazado, por favor – le dije – quiero darte a ese hijo.

Sasuke se corrió dentro de mí y no dejó que nada de su líquido saliera de mí. Me besó aún con los ojos cerrados y sé que tenía que quedarme en esta forma de mujer durante al menos dos semanas…era el tiempo que Ino necesitaba para saber si me había quedado embarazado o no, no podía destransformarme. Sé que Sakura habría sido mejor como médico, pero estaba muy enfadada porque según ella… le había robado a Sasuke, así que Ino se ofreció voluntaria y en parte… me caía muy bien, siempre le había preguntado mis dudas, siempre hablaba con ella de mis temores y al menos, intentaba ayudarme en todo lo que podía.

Sasuke se durmió abrazado a mí y yo acaricié su cabello. Recé… para que esta vez sí estuviera embarazado y con esa idea… me dormí.

 

Capítulo 5: Nuestro Uchiha

Naruto Uzumaki POV

 

Abrí los ojos con pesadez ante la intensa luz que entraba por la ventana. Moví mi brazo buscando a Sasuke en la cama pero no le encontré y alcé la cabeza ligeramente para darme cuenta de que ya se había despertado. Seguramente le habrían llamado para alguna misión. Me miré las manos y seguían siendo delicadas y femeninas, al menos había conseguido mantener la forma de mujer y eso era importante, necesitaba el útero si quería poder hacer que ese embrión creciera en mi interior.

Abracé mi vientre con mis brazos y lo acaricié esperando que ese pequeño Uchiha se quedase en mi útero, quería dárselo a Sasuke, lo necesitaba, quería hacer lo que fuera por mi chico. Mentiría si dijera que no estaba preocupado pero en parte… quería tener fe, quería y necesitaba tener fe en que esta vez sería la definitiva, en que lo tendríamos, iba a quedarme embarazado. Llevábamos más de un mes intentándolo pero no había funcionado, empezaba a desanimarme, empezaba a pensar que mi jutsu no era perfecto, que fallaba algo y seguramente el fallo estaba en mi útero, porque no entendía por qué no podía quedarme con tantas veces que se había corrido en mí Sasuke.

Pensaba en ello cuando una bandeja se apoyó en el colchón encima de la sábana y miré hacia el portador de la bandeja con el desayuno viendo a Sasuke.

-       ¿Sasuke? – pregunté – creí que te habías marchado a alguna misión.

-       No Naruto. Quiero pasarlo contigo. Hoy estaré a tu lado.

-       Te quiero Sasuke

-       Y yo a ti Naruto – me dijo colocando su mano encima de la mía y acariciando mi vientre también – lo conseguiremos, ya lo verás, confío en ti, tengo fe en nuestro futuro Naruto.

-       Y yo – le dije juntando mi frente con la suya.

Desayunamos en la cama y sé que Taichi aún estaba durmiendo. Estos días en la academia había sido bastante duro para él, ya era complicado ser el nuevo, era complicado tener el Rinnegan, algunos profesores esperaban mucho de él, otros le tenían algo de miedo por lo que su padre fue capaz de hacer en Konoha, él solo destruyó toda la villa antes de que pudiéramos detenerle, sabíamos el potencial que podía alcanzar Tai, pero le necesitábamos, para mí… ya era mi hijo, para mí lo era, era un Uzumaki al fin y al cabo, él era de mi clan, era mi sangre, no lo abandonaría a su suerte y los profesores o todo aquel que se opusiera a mi decisión se las vería conmigo, yo era el Hokage ahora y tomaba las mejores decisiones para la Villa, Tai era mi hijo ante los ojos de todos.

-       ¿Quieres una tostada Naruto? – me preguntó Sasuke con una sonrisa.

La verdad es que Sasuke cocinaba muy bien excepto su “plato especial”, ese era horrible pero él decía que era el mejor y yo no quería ofenderle. Le sonreí cuando me pasaba la tostada y me acerqué para darle un mordisco cuando él la elevó manchándome la comisura del labio y parte de la nariz.

-       Sasuke… - me quejé sonriendo.

-       ¿Te he manchado? Déjame limpiarte entonces – me dijo con una sonrisa besándome y pasando su lengua por cada parte que me había manchado metiendo al final su lengua en mi boca.

Disfruté de la boca de Sasuke, de su lengua, de sus fogosos besos. Sabía cuánta gente estaba detrás de él, sabía que era el chico más popular de Konoha y que todas deseaban echarle el lazo, pero también sabía que era mío, yo era quien me había esforzado por conseguir su amor y ahora lo tenía. Conocía perfectamente a Sasuke… era frío, a veces parecía insensible, era un gran estratega en el campo de batalla, el más fuerte de Konoha pero también era dulce con los que amaba, era tierno, era salvaje en el sexo, le gustaba jugar, divertirse, era protector hasta la médula y lo más importante… me sentía querido estando con él. Yo sólo tenía que darle este hijo, quería dárselo porque sabía que no podría hacer nada mejor por él, era lo único que él siempre deseó.

Sasuke me había ayudado a cumplir mis sueños… era Hokage, como lo fue mi padre, como mi madre ayudó a mi padre a serlo, veía las semejanzas del matrimonio de mis padres en nosotros y yo lo único que tenía que hacer… era darle ese hijo, tenía que hacerlo y me agobiaba saber que no podría, necesitaba tener esperanzas y creer que algún día lo conseguiríamos, un hijo de ambos, medio Uzumaki con genes de los Namikaze y medio Uchiha.

Algo ocurrió en aquel momento porque escuché como resoplaba Sasuke, seguramente estaban contactando por él telepáticamente por algo, le necesitarían. Yo toqué el tatuaje ANBU de su brazo con mis dedos… me habría gustado estar en su equipo, ser parte de las misiones, que contasen conmigo… pero yo era el Hokage, sólo tenía que encerrarme un maldito despacho y rellenar papeles, era un aburrimiento.

-       ¿Tienes trabajo? – le pregunté.

-       Eso parece. Quería pasar el día entero contigo, les diré que vaya otro.

-       Ve Sasuke, es tú trabajo. Podemos pasar el día juntos otro día.

-       No quiero dejarte solo hoy. Quiero estar contigo, no quiero que estés solo.

-       Estoy bien Sasuke.

-       No es tu estado físico el que me preocupa Naruto, es tu estado emocional. Sé que le estás dando demasiadas vueltas a este asunto de la descendencia y no quiero que te agobies, no pasa nada si no lo conseguimos esta vez, podemos seguir intentándolo, no te preocupes de nada. Te amo Naruto.

-       Estoy bien, te lo prometo – le sonreí – Sasuke…llévame contigo.

-       No Naruto – me contestó.

-       ¿Por qué no? Sabes que soy fuerte, puedo defenderme, no te seré un estorbo.

-       ¿Y si estás embarazado Naruto? – me preguntó – no quiero exponer al niño ya desde el primer día, entiéndeme.

-       Vale – le dije resignado – lo entiendo.

-       Descansa hoy Naruto, te prometo que volveré enseguida. Entrena con Tai, enséñale a utilizar el Rasengan o el Jutsu del Dios Trueno volador.

-       Está bien – le dije algo entristecido – que vaya bien tu misión, dame el informe en cuanto vuelvas.

Me quedé tumbado en la cama mirando mi mano ahora femenina… odiaba estar en este cuerpo, me costaba mucho mantenerme así, era un gasto de chakra innecesario pero sabía que era importante para Sasuke. Me quedé dormido de nuevo y perdí la noción del tiempo hasta que abrí los ojos al sentir como se dormía mi brazo, tenía un peso sobre él y me incomodaba.

Al conseguir abrir los ojos pese al cansancio de mi cuerpo, me encontré a Tai apoyado encima de mi brazo durmiendo a mi lado y sonreí. Acaricié su cabello con la mano libre y sonreí, era un encanto de chico, para mí… era mi hijo, siempre lo sería y lo cuidaría hasta el último de mis días.

-       ¿Dónde está papá? – me preguntó sin abrir los ojos por el cansancio.

-       Trabajando – le dije.

-       Siempre está trabajando – me dijo.

-       Sí… siempre lo tienen muy ocupado, es el precio a pagar por ser el mejor ANBU de Konoha.

-       Oye Naru… ¿Cómo era el tío? – me preguntó y yo me sorprendí de su pregunta – Sasuke nunca habla de él.

-       A Sasuke le duele hablar de su hermano – le aclaré – fue una larga y trágica historia para ellos.

Tai tampoco se quedó conforme con esa explicación tan breve de mi parte, sé que tenía mucha curiosidad por saber de nuestra familia, pero también creí que era un tema que debería hablarlo con Sasuke, al fin y al cabo era su hermano. Al final y tras mucho mirarle… le conté algo, pero elegí los detalles evitando cosas dramáticas, creo que todo lo que ocurrió le pertenecía a Sasuke decidir si se lo contaba o no.

-       Tú tío era… muy fuerte – le dije sonriendo – consiguió grandes cosas, era el mejor ANBU, llegó con tan solo diez años a ese puesto y a los trece ya era líder de su propio equipo ANBU.

-       ¿Tan fuerte era? – preguntó ilusionado.

-       Sí. Dicen que participó con cuatro añitos en la tercera guerra Ninja con su clan y sobrevivió. Era conocido como el genio del clan Uchiha. Supongo que su única debilidad era el amor tan grande que sentía por su hermano, por Sasuke – le especifiqué.

-       ¿Por qué Sasuke no le revivió? – me preguntó y me sorprendió aquello – tiene el Rinnegan ¿Por qué no lo hizo? Vosotros me contasteis que mi padre revivió a toda la Villa al arrepentirse ¿Por qué Sasuke no lo ha hecho? Sólo era una persona.

-       Sasuke no controla aún el Rinnegan como lo hacía tu padre, Tai.

-       Entonces yo lo haré algún día – me dijo sonriendo.

-       Eso estaría muy bien – le sonreí abrazándole – pero no tengas prisa por crecer Tai, necesitas ser un niño, divertirte, jugar, aprender a tu ritmo, no quiero que te fuerces.

-       Vale – me dijo - ¿Y el abuelo? – preguntó de golpe y aquello me entristeció.

-       M-Minato… - intenté hablar pero la voz se me entrecortaba – era… era un héroe como tu tío, un genio también, dicen que en cada generación nace un genio, tuvimos suerte de que estuvieran en nuestra familia dos genios ¿No crees? – le pregunté sonriendo.

-       En la academia dicen que se sacrificó para salvar a la villa.

-       Sí – le dije – se sacrificó para salvarnos a todos, para salvar a su gente, para salvarme a mí, era un gran Hokage.

-       Sabes que me ha tocado entrenar con Kakashi Sensei – me dijo sonriendo – fue tu maestro ¿Verdad? Fue el maestro de Sasuke y tuyo.

-       Sí, no sabía que había vuelto a la enseñanza tras dejarme de Hokage. Aprende mucho de él ¿Vale?

-       Lo haré – me dijo sonriendo.

Esa noche cené con mi hijo a solas y nos fuimos a comer Ramen. A veces me parecía tanto ver a Sasuke reflejado en él, era tan serio, tan temperamental, tan guapo, con esos ojos que me recordaban a Sasuke cuando ambos activaban el Rinnegan. Quizá quería ver más de lo que tenía realmente de Sasuke, pero me encantaba pensar que era nuestro y toqué mi vientre rezando para que estuviera naciendo ya una criatura en mi interior.

-       Ey Naruto – escuché que me llamaban por detrás y vi a Shikamaru con Temari y sus hijos.

Tai sonrió de golpe y se marchó a jugar con los dos niños. Sé que Tai traía a todas las chicas de la aldea de cabeza, era como su padre… dentro de unos pocos años irían todas coladas por él detrás haciendo su club de fans. Pero lo que los alumnos veían de llamativo en él, yo lo veía un peligro ¿Cuántos querrían sus ojos? No podía evitar preocuparme de que quisieran llevárselo y robarle esos ojos.

-       No te alejes mucho Tai – le dije.

-       No papá… iré al parque solo.

-       Vale – le dije viendo como se alejaba con los hijos de Temari y Shikamaru.

-       Iré a vigilarles un poco – me comentó Temari con una agradable sonrisa.

-       Te lo agradezco – le dije sonriendo.

Shikamaru y yo nos sentamos en una de las mesas y él pidió un cuenco de Ramen para acompañarme. Yo seguí comiendo el mío con extraña lentitud, porque solía devorarlos, pero que no estuviera Sasuke aquí… que yo estuviera en forma de mujer y lo preocupado que estaba por Tai y por este niño que quería que creciera en mi interior… no me dejaban comer a gusto.

-       Así que lo estáis intentando de nuevo – me dijo al ver mi forma de mujer.

-       Sí – le dije algo deprimido.

-       No te deprimas Naruto, seguro que esta vez irá bien.

-       Espero que si, tengo muchas ganas de darle ese heredero uchiha, no quiero que su clan se extinga con él – le dije preocupado.

-       Lo conseguiréis Naruto, tienes que darle tiempo a tu cuerpo, nunca ha experimentado nada así, siempre has sido un hombre, dale tiempo a que esa forma de mujer se adapte.

-       Intento no perder la esperanza, créeme… pero cada vez es más difícil, cada intento fallido me deprime más y más.

-       Anímate Naruto – me dijo sonriendo.

-       Oye… ¿Qué sabes de Kakashi? Sé que desde que perdió sus habilidades no había querido volver a entrenar a ningún grupo pero…

-       Ha vuelto – me dijo Shikamaru – ha cogido el grupo de tu hijo y su Sharingan está cerca de despertar de nuevo – me confirmó – estará a salvo con él, créeme.

-       Lo sé – le dije – no era eso lo que me preocupaba, Kakashi nos entrenó a nosotros y confió muchísimo en él, no hay nadie en que pueda confiar más que en él, pero me preocupaba que se hubiera hundido después de aquello, fue un golpe muy duro.

-       Lo fue, pero está intentando volver Naruto, está consiguiendo recuperar las habilidades que había perdido y es uno de los mejores ANBU que tenemos.

-       Me alegro mucho por él. Tendré que ir un día a hacerle una visita – le dije sonriendo.

-       Deberías, también te echa de menos.

Comimos juntos al final y creo que a la hija de Temari y de Shikamaru le gustaba un poco mi hijo. La verdad es que se llevaban muy bien todos ellos, siempre jugaban juntos y no vivíamos muy lejos. Esa noche Sasuke no vino a dormir y el que acabó durmiendo conmigo, fue Tai.

La tormenta que se desató esa noche no me dejó dormir tranquilo. No por el ruido ni porque tuviera miedo de las tormentas o el tremendo viento que hacía, sino por Sasuke, temía que le pudiera pasar algo, estaba de misión y seguramente lo habrían mandado fuera de la Villa, me preocupaba siempre su seguridad. Me mentalizaba que era un Uchiha, de que era fuerte, de que nada le ocurriría, pero aún así… le amaba demasiado como para no preocuparme. Si sólo me dejase ir con él me quedaría más tranquilo.

Dos semanas pasaron y no sabía nada de Sasuke, hasta pregunté a Ibiki que ahora se había ocupado de la sección de los ANBU tras el incidente con Danzo y lo único que pudo decirme para calmarme… es que los habían llevado a él y a su equipo a una región lejana, que tardarían en volver pero que las últimas noticias que había recibido de ellos eran favorables, estaban de vuelta y posiblemente en unas horas lo tendría de nuevo por aquí. Aquella noticia me alegró, al menos sabía que Sasuke estaba bien y eso me quitaba un gran peso de encima, pero seguía preocupado… hoy había quedado con Ino en la consulta para ir a hacerme la revisión y ver si por fin estaba embarazado.

Fui a la consulta de Ino y entré en cuanto me llamó. Ella siempre tenía una gran sonrisa y eso me calmaba. Sé que intentaba ayudarme en todo lo posible para quedarme embarazado pero hasta ahora nada funcionaba.

-       ¿Qué tal lo has llevado Naruto? – me preguntó.

-       Bien, he tenido algunas náuseas estos días – le dije feliz.

-       Perfecto – me dijo sonriendo – haremos la prueba y confirmaremos ¿De acuerdo? Siéntate – me comentó y le hice caso.

Me revisó entero, buscaba al niño y lo sabía. Había cruzado los dedos y pensaba en cómo sería decírselo a Sasuke, decirle que podía estar embarazado, que iba a ser padre pero cuando vi la cara de Ino supe que algo estaba mal y no sé si era capaz de aguantar otra decepción.

-       Lo siento Naruto – me dijo – puedes volver a tu forma, no hay nada

Sé que Ino estaba triste, se le notaba a la legua que darme esa noticia no era lo que ella tampoco esperaba. Ambos deseábamos que estuviera embarazado y al final… empecé a llorar allí mismo en la consulta.

-       ¿Por qué? – le pregunté – He tenido náuseas, casi podía sentirlo dentro de mí, he tenido los síntomas de un embarazo – le dije.

-       Tienes un embarazo psicológico Naruto, deseas tanto quedarte que tu mente ha hecho que creas que lo estás. La mente humana es un completo misterio, hace cosas increíbles.

-       Joder – le dije llorando y al verme tan mal… Ino se abalanzó a abrazarme.

-       Vamos Naruto, no te deprimas, lo conseguirás, ya verás.

-       No puedo más – le dije – no puedo volver a pasar por esto Ino ¿Cómo voy a decirle esto a Sasuke? Yo… quizá no soy yo la persona adecuada para él, Sasuke sólo quería descendencia y no puedo dársela – le dije llorando.

-       Déjame buscar en los libros Naruto, encontraré algo para que ayude a que fertilices, de verdad.

-       No Ino… dejémoslo ya, por favor, no puedo volver a pasar por esto. Hablaré con Sasuke – le comenté transformándome de nuevo en hombre.

Salí de la consulta muy deprimido y cuando aún no había dado apenas dos pasos, Sakura salió de una de las consultas de al lado sonriendo mientras me miraba con superioridad.

-       ¿Qué ocurre Naruto? ¿Ya te has dado cuenta de que un hombre no puede dar hijos? – me preguntó burlona – Si Sasuke se hubiera quedado conmigo le habría dado todos los que hubiera querido, no le sirves para nada Naruto y tarde o temprano cuando se de cuenta, te abandonará para buscar a una mujer que le de los hijos que tú jamás podrás darle.

No tenía fuerzas ni para contestarle. Sabía que en parte tenía razón, yo era un hombre ¿A quién quería engañar? No podría darle lo que tanto había buscado Sasuke, le era inútil y sé que acabaría abandonándome. Estaba a punto de llorar por sus palabras cuando escuché unos pasos apresurados tras de mí y luego el sonido de un bofetón. Me giré sorprendido a ver como Ino había abofeteado allí mismo a Sakura frente a todos.

-       Sólo eres una zorra frentona que destila veneno, por eso Sasuke jamás te quiso, te aprovechas del dolor ajeno y humillas a la gente que tanto trató de ayudarte, no vales la pena Sakura, pero si vuelves a meterte con Naruto, yo misma te pondré en tu sitio. Quizá deba darte los modales que tu madre nunca te dio.

Me sorprendió que Ino me defendiera a capa y espada, supongo que en los últimos años había tenido mucha más relación con ella y con su equipo, sobre todo desde que Sakura decidió abandonar el equipo.

-       Gracias… Ino pero puedo defenderme solo. – me acerqué hacia Sakura y ésta temió que la golpease, pero yo no le pegaba a las mujeres – si vuelves a faltarme al respeto, serás expulsada de la Villa – le dije claramente – Debes aprender cual es tu lugar Sakura, ahora no soy tu compañero de equipo, soy el Hokage, soy tu superior y me obedeces en todo, si digo que saltes a la pata coja mientras ladras lo haces sin rechistar ¿Te queda claro? – le grité y ella asintió enfadada – que sea la última vez que te diriges de esa forma a un superior.

Volví a casa tras aquello y me aguanté las ganas de llorar porque estaba Tai en casa. Él ya se imaginaba que no había funcionado al verme entrar sin mi forma femenina y me abrazó enseguida intentando animarme.

-       Lo siento – me dijo.

-       Está bien Tai, no te preocupes – le dije acariciando su cabello y aguantándome aún más las ganas de llorar.

Preparé la cena para Tai… porque yo no tenía hambre, se me había quitado el apetito por completo. Sólo quería darme una ducha y meterme en la cama a dormir todo el día. Una vez el agua caliente empezó a caer, me metí dentro completamente desnudo y dejé que el agua resbalase por mi cuerpo empezando a llorar mientras apoyaba mis manos en los azulejos y agachaba la cabeza dejando que el cabello mojado cayese sobre mí. Me llevé una mano a mis ojos tratando de calmar las lágrimas, pero no podía, lloré y lloré más hasta que sentí una mano en mi cintura sobresaltándome.

-       Estoy contigo Naru – Escuché la voz de Sasuke y ni siquiera me había dado cuenta de cuándo había vuelto o cuándo había entrado.

-       No he podido – le dije llorando – no puedo dártelo Sasuke, soy inútil para ti.

-       Eres la persona a la que más amo – me dijo con un tono de voz dulce y protector – te adoro Naruto y me da igual la descendencia, yo quiero estar contigo. No voy a abandonarte – me dijo y recordé esas palabras de Sakura.

-       ¿Te lo ha contado Ino, verdad? – le pregunté.

-       Sí – me dijo – embarazo psicológico, no volveremos a intentarlo si no quieres. Lo siento Naruto, te he dejado en una mala posición, ha sido mi culpa, te he obsesionado con este tema y te he hecho daño, yo he sido quien te ha causado esto. Te prometo que se acabó, si no quieres hacerlo más veces, ya está – me dijo.

-       S-Sakura… - intenté hablar aunque la voz se me quedó en la garganta – Sakura dice que… me abandonarás.

-       No lo haré.

-       A ella la abandonaste.

-       A ella no la amaba – me dijo muy serio.

Me giré a mirarle descubriendo que estaba con la ropa puesta mojándose bajo la ducha conmigo. Estaba tan preocupado por mí y tenía tantas ganas de consolarme que ni siquiera había perdido tiempo en desnudarse, había entrado tal cual. Sólo sus armas estaban en el suelo del baño evitando que se estropeasen.

-       Tú ropa… - le dije preocupado.

-       Deja que se moje – me dijo – no pasa nada, estaba lleno de sudor igualmente, tenía que lavarla – me sonrió sabiendo los dos claramente que estaba bromeando.

-       Te quiero Sasuke, te amo demasiado.

-       Lo sé y yo no pienso irme a ningún sitio Naruto. Voy a dejar de hacer misiones durante un tiempo, voy a quedarme contigo.

-       No puedes hacer eso – le dije - ¿De qué sueldo viviremos?

-       Del tuyo de Hokage, vamos Naruto… sólo será un tiempo, he ahorrado mucho, hago misiones por las que pagan barbaridades. Tenemos de sobra para vivir una buena temporada y no voy a dejarte solo en estos momentos. Me quedo contigo. Tómalo como unas vacaciones, las necesitaba igualmente – me sonrió.

Me abracé a él con todas mis fuerzas, le necesitaba. Sasuke me besó con pasión empotrándome contra las baldosas de la ducha y sabía que él y yo estábamos hechos el uno para el otro, le necesitaba.

-       Te amo Naruto – me dijo – no sabes cuánto me excitas.

-       ¿Más que cuando estoy de mujer?

-       Sí Naruto, mucho más, tú cuerpo es perfecto – dijo cogiendo mi miembro entre sus manos y bajando de golpe ante mi sonrojo a lamerlo.

Gemí cuando lo metió en su boca y es que era irresistible cuando hacía estas cosas. Sasuke sabía muy bien lo que se hacía.

-       ¿Cómo quieres que no me excite esto Naruto? – me preguntó – Dios mio… eres perfecto, no podría desear a nadie nada más que a ti. Tú eres todo lo que quiero en mi vida.

-       Sasuke… para, me da vergüenza – le dije sonrojado.

-       No voy a parar hasta que no te corras Naruto, voy a devorarte entero hoy – dijo sonriendo volviendo a meter mi miembro en su boca y moviéndose haciéndome gemir aún más.

¿Cómo era posible estar tan deprimido y animarme tan rápido sólo con su presencia? Me hacía falta Sasuke, ya no podía ver mi vida sin él. Me agarré a su cabello con fuerza tirando la cabeza hacia atrás mientras el agua resbalaba por mi pecho cayendo sobre la cabeza de Sasuke que seguía de rodillas metiéndose mi miembro una y otra vez en la boca. Su lengua jugando era una sensación indescriptible, con él sólo podía gemir, jadear y disfrutar. Grité cuando estuve a punto de correrme pero Sasuke se negó a sacar el miembro de su boca. Me fui en él suspirando y respirando con dificultad, sintiéndome aliviado por fin, era como si me hubiera quitado un gran peso de encima, incluso había dejado de pensar en todo lo que me había preocupado estas semanas, necesitaba a Sasuke.

Sasuke se levantó del suelo besándome con pasión y podía sentir mi propio sabor en su boca, pero me daba igual, disfrutaba demasiado sus besos. Quería sentirle dentro de mí pero él sonreía con malicia.

-       ¿Necesitabas algo Naruto? – me preguntó irónico.

-       Sí… ya sabes lo que quiero Sasuke.

-       No… no lo sé – me dijo sonriendo - ¿Qué quieres Naruto?

-       Te quiero dentro de mí.

-       ¿Enserio? ¿Así se lo pides a un Uchiha?

-       ¿Quieres que te suplique? – le pregunté sonriendo – por favor Sasuke… hazme tuyo… Uchiha – le dije susurrando su apellido y él sonrió.

Sasuke entró en mí penetrándome con fuerza mientras yo enrollaba mis piernas en su cintura. Sé que Sasuke estaba haciendo todo esto por mí, que no quería forzarme más y que me había dicho que ya estaba bien, que no volveríamos a intentarlo si no quería… pero creo que podría hacerlo una última vez. Rendirme si esta vez ya no lo conseguíamos. Junté mi chakra y me transformé en chica frente a él que se sorprendió.

-       Para Naruto – me dijo – déjalo.

-       Una última vez Sasuke, por favor.

-       No Naruto, ya está, casi te he causado una enfermedad por esto, por favor, no quiero que tú estés mal luego.

-       Por favor Sasuke… te lo suplico, una última vez.

-       Está bien… pero ésta vez hagámoslo divertido ¿Vale? Sin tensiones y sin esperar nada, sólo diversión.

-       Vale – le dije.

Me sacó fuera de la ducha y aprovechó en quitarse del todo el pantalón. El muy bruto sólo se había bajado la bragueta por las prisas de penetrarme. Yo sonreí pero cuando vi cómo colocaba una toalla en el suelo y se tumbaba, me di cuenta de que quería jugar, sobre todo cuando le vi sacar de uno de los armarios el consolador.

-       No Sasuke – le dije sonriendo.

-       Sí Naruto – me dijo él con su sonrisa arrogante – siéntate encima de mí.

Me senté en su miembro clavándome en él mientras metía el consolador por mi trasero. Gemí y podía escuchar ahora mi vocecita de chica, no me gustaba nada pero no podía evitarlo cuando me transformaba. El consolador vibró dentro de mí mientras Sasuke me pedía que cabalgase sobre él y me movía su cintura clavándose cada vez más hondo en mí cuando yo bajaba.

No paré de gemir en todo el rato pero Sasuke tampoco pudo evitar jadear. La vibración del consolador tenía que estar notándola también él y es que ambos estábamos disfrutando como dos enanos.

-       ¿Lo sientes bien Naruto? ¿Qué tal es sentir la doble penetración?

-       Tienes que probarla algún día – le dije con voz entrecortada y él sonrió.

-       Todos tus agujeros son míos Naruto – me dijo haciendo una copia de él y metiendo su miembro en mi boca - ¿Lo ves? Dios… como te amo Naruto, eres demasiado perfecto y voy a correrme en ti. Sigue moviéndote, no pares.

Mis piernas temblaban como nunca por el placer, era inevitable sentirme así. Algo chorreaba por mis piernas y creo que yo me había vuelto a correr, salía el líquido de mí resbalando mientras Sasuke gemía como un loco cogiéndome de la cadera con ambas manos y clavándome hasta el fondo corriendose dentro de mí con un sonoro gemido.

Sasuke aprovechó en sacar el consolador de mí y tras tener que volvernos a duchar, cuando salió lanzó la ropa a lavar. Me metí en la habitación encontrándome una bandeja con la cena y es que seguro que Tai le había dicho a su padre que no había cenado nada. Mi hijo ya estaba durmiendo y yo sabía que Sasuke se había preocupado por mí y antes de entrar a la ducha, pasó a dejarme la cena. Cuando entró, me observó cenar con una sonrisa mientras acariciaba mi cabello y dormimos abrazados. Le había echado mucho de menos.

Dos semanas después… Ino me confirmó que estaba embarazado pero ahora… empezaba lo peor ¿Cómo iba a aguantar nueve meses como una mujer? No tenía chakra suficiente para hacerlo y eso… me preocupaba aunque al menos, Sasuke se alegró muchísimo de que fuera a darle su tan deseado Uchiha y no paró de besarme, abrazarme y mimarme durante todo el día.

Capítulo 6: Embarazos complejos.

Naruto Uzumaki POV

 

Dos meses habían pasado y se podía empezar a apreciar como mi vientre crecía. Sasuke había vuelto a hacer misiones, tan solo se tomó al final un par de semanas de vacaciones para estar conmigo y cuidarme pero yo le había vuelto a mandar con su equipo. Ahora tenía a Temari ayudándome con el papeleo en la torre del Hokage. Menos mal que la tenía a ella para echarme un cable, porque me aburría mucho estando solo en el puesto de trabajo y a veces, me encontraba fatal. Creo que estaba mucho más tiempo vomitando en el baño que haciendo papeleo. Este embarazo era horrible, la pesadez, el cansancio, me dolían las piernas y los pies, se me hinchaban sin remedio.

Algunos de los que trabajan en la torre traían sus propias comidas y para una vez que me atreví a salir, no hice nada más que abrir la puerta y volví a entrar corriendo con unas enormes ganas de vomitar. ¿Qué traían para comer esos tipos? Me daba nauseas solo el olor.

-       Se te pasará por la tarde – me dijo Temari sonriendo – créeme… he pasado dos veces por eso, por las mañanas me ponía malísima, pero luego mejoraba.

-       Eso espero – le dije – no sé si aguantaré nueve meses así.

-       Es una fase Naruto, luego irás mejorando. Aunque se te ve cansado, creo que deberías ir a dormir un poco.

-       No puedo dormir, este niño no me deja dormir a gusto.

-       ¿Cómo te estás manteniendo Naruto? – me preguntó preocupada por mi chakra y yo me tensé.

-       A duras penas – le dije – llevo dos meses gastando chakra sin parar para mantener esta forma, me estoy agotando y ya he cogido varias veces chakra de Kurama intentando recuperar un poco el mío, pero no puedo descansar para recuperar chakra o mi forma volvería a ser la de un hombre – le expliqué – no sé si podré aguantar los nueve meses así.

-       Vas a necesitar sacar chakra de donde sea.

-       Lo sé y es lo que más me preocupa, no puedo permitirme quedarme sin chakra y volver a mi forma original, mataría a este niño y no puedo permitirlo.

-       Todo va a salir bien Naruto, ya lo verás – me animó Temari y le sonreí.

-       Eso espero – le dije.

-       Vete a descansar Naruto, yo termino esto.

-       Gracias – le agradecí marchándome de la oficina.

Caminé por las calles. Estaban muy animadas como siempre y aunque la gente me saludaba, yo saludaba por pura cortesía, por inercia porque estaba sumido en mis pensamientos. Tocaba mi pequeño vientre sabiendo que estaba formándose una nueva vida dentro de mí… el hijo del mismísimo Sasuke Uchiha. ¿Cuántas mujeres de la Villa habrían deseado esto? prácticamente todas pero ninguna lo había conseguido, tan sólo yo llevaba la descendencia de los Uchiha en mi vientre.

Pasé por al lado de la floristería de los padres de Ino y vi a su madre ocupándose de las flores. Paré a saludarla durante unos segundos y hablamos sobre mi embarazo y su nieto. Sé que su marido dio la vida en esa maldita guerra pero al menos… su hija seguía viva y le había dado un nieto al casarse con Sai. ¿Quién lo habría dicho? Sabía que la madre de Ino estaría al tanto de todo lo de mi embarazo y es que Ino era mi médico, supongo que hablarían entre ellos.

Seguí hacia mi casa o bueno… hacia nuestra casa, porque realmente vivía en la casa de Sasuke. Sé que me encontraba mal, llevaba ya más de un mes cogiendo chakra de Kurama para poder aguantar esta forma femenina y hasta Kurama empezaba a agotarse, estaba cansado, no podía soportar que le robase chakra cada dos por tres. Ahora mi solución estaba en el modo ermitaño. Todas las  noches antes de dormirme acumulaba todo el chakra que podía para aguantar la noche entera pero aún así… no creo que fuera suficiente para aguantar nueve meses.

¿Qué iba a hacer? No quería preocupar a Sasuke con este asunto. Sé que quizá complicaría la situación si no le decía nada pero es que no quería preocuparle. Tenía muy claro que él haría lo que fuera por mí y por este niño pero tenía trabajo, yo no podía impedirle que fuera a trabajar, necesitaba estar al cien por cien porque más miedo que quedarme sin chakra… era perderle a él. Quería que estuviera bien, en plenas condiciones para que volviera sano y salvo de sus misiones. ¿Tenía que decirle esto? era lo que más dudas me causaba.

Cuando llegué a casa, Tai estaba entrenando y me senté en las escaleras de madera que daban al patio observándole. Era igualito que Sasuke… entrenaba día y noche, estaba obsesionado con obtener fuerza pero al menos… había algo que había cambiado de Sasuke, había algo que había sacado de mí, quería fuerza no por venganzas ni por orgullo, la quería para ayudar a sus seres querido, ese era el motivo por el que yo quería ser fuerte, ese fue mi motivo por el que yo quise hacerme Hokage.

-       ¿Naruto? – me llamó Tai y yo sonreí - ¿Ya has vuelto? Es extraño en ti volver tan pronto.

-       Temari se está ocupando de los asuntos de la Villa hoy – le comenté.

-       ¿Te encuentras mal? – me preguntó asustado.

-       No – le dije – estoy bien, bueno… quitando las náuseas y esas cosas

Tai me sonrió y yo sonreí también acariciándole el cabello. Era un buen chico. Muchas noches me gustaba ser yo quien le acostaba y aprovechaba para contarle historias de su verdadero padre, algunas me las tenía que inventar y es que no tuve la suerte de conocerle tan bien como me habría gustado, pero sé que en el fondo, Nagato era una buena persona. No quería dejarme ningún detalle de él sin contarle, porque Tai tenía derecho a saber quien era su verdadero padre.

A veces cuando miraba a Sasuke… entendía por lo que pasaba él. Su clan se había extinguido prácticamente y sus esperanzas estaban en este niño, creo que yo sentía algo parecido porque los Uzumaki también nos extinguíamos poco a poco y en silencio, Nagato, Juugo, Tayuya, Kushina… todos estábamos pereciendo, tan solo habíamos podido salvar a Karin que ahora estaba por la villa practicando como enfermera. Aún así, el clan Namikaze era el peor caso que tenía ahora, uno de los clanes casi invencibles, el clan que había sido distinguido por su gran velocidad, por su inteligencia, por la capacidad de aprender prácticamente cualquier Ninjutsu, fueron la gran élite militar durante mucho tiempo, los creadores de la técnica voladora Dios del Trueno… yo era el último Namikaze ahora que conociese y eso me dolía, porque el clan de mi padre fue uno de los más importantes en Konoha… y desaparecía como lo hacía el clan Uchiha.

-       ¿En qué piensas Naruto? – me preguntó Tai.

-       En nada – le dije – nada importante.

Intenté sonreír pero la verdad era que pensar en mi padre me entristecía. Había hecho todo por Konoha, había sido el mejor padre que pude tener, me protegió, dio su vida por mí y por la villa y yo… yo sólo quería que este niño naciera medio Namikaze, que pudiera coger la velocidad de mi padre y la mía. Por mucho que me doliese… en parte sentía a mi padre viviendo dentro de mí, dándome su fuerza y es que ahora yo había conseguido lo que nadie consiguió jamás, alcanzar la velocidad de Minato aunque seguía sin poder superarle, él era el más rápido del mundo shinobi, eso nadie se lo quitaría, ni siquiera Sasuke con lo rápido que se había vuelto ahora.

Sonreí sólo con acordarme de mi padre, puede que me pusiera triste pensar en su muerte pero también me enorgullecía de ser su hijo, de pertenecer a dos de los clanes más importantes de Konoha, medio Namikaze medio Uzumaki. Ahora sólo esperaba que mi hijo saliera con algo de los tres clanes, quería que tuviera el orgullo de ser el descendiente de nuestros clanes ya casi extintos.

Preparé algo para comer y Tai se marchó bastante rápido, tenía entrenamiento con su equipo y aunque él me insistió en que Kakashi les había dicho que no comieran nada… yo le obligué a comer, ya me conocía a Kakashi demasiado bien. Además… eso de llegar a las tres de la tarde sería una gran mentira, llegaría como mínimo a las cinco, pero aunque le insistí a Tai de que no tuviera prisa, él decidió irse antes ¡Qué poco conocía a Kakashi! Pero así era él, creo que jamás cambiaría Kakashi.

Hacía por lo menos un año que me habían devuelto las cosas de mi padre, sé que me querían ocultar que Minato era mi padre, pero ahora que ya lo sabía, no tenía caso seguir ocultándome cosas, así que me devolvieron todo, pero yo no había tenido el valor de abrir sus cajas, lo único que había cogido suyo, fue su capa de Hokage, la que ahora llevaba yo. Supongo que hoy era un buen momento para revisar que es lo que dejó.

Me fui a la sala donde había dejado todas las cajas amontonadas y abrí la primera de ella viendo una fotografía suya con sus alumnos, con Rin, Obito y Kakashi. Sonreí al ver la sonrisa de mi padre, sus primeros alumnos… también los últimos. Dejé la fotografía en un lateral a mi lado y seguí sacando cosas… libros de Jiraya. Siempre me dijeron que a mi padre le gustaba la lectura, me enteré de que me había puesto este nombre por Jiraya, por el personaje principal de una de sus novelas y busqué el libro, creo que lo leería.

Me sentía ahora mismo bastante débil, podía sentir como mi hijo se llevaba parte de mi chakra, sentía como desaparecía de mi cuerpo el chakra que podía absorber de mi técnica más el que le robaba a Kurama. Estaba un poco mareado y sé que era por la falta de Chakra, pero necesitaba mantenerme despierto, necesitaba seguir emitiendo chakra para aguantar en esta forma, para no perderle. Era capaz de dar mi vida entera por este niño, por mi hijo con Sasuke.

Mi cuerpo se cayó hacia atrás cuando sentí que mi espalda golpeaba contra una rodilla que me sujetaba y cuando miré hacia arriba vi a Sasuke que se agachaba envolviendo sus brazos en mi cintura y tocando con delicadeza mi vientre.

-       Te debilitas Naruto – me dijo de golpe.

-       Estoy bien – le mentí.

-       No lo estás, ¿Crees que no me doy cuenta de la cantidad de Chakra que estás gastando? – me preguntó – Coge el mío Naruto.

-       No – le dije – lo necesitas para tus misiones.

-       Yo puedo recuperarlo, si descanso esta noche mañana estaré como siempre, pero tú no paras de gastar chakra, no te da tiempo a recuperarlo.

-       Estoy bien, enserio.

-       No lo estás y no voy a ponerte en peligro ni a ti ni a nuestro hijo ¿Me oyes bien? Sois lo más importante para mí y no permitiré que os pase nada. Coge mi chakra.

Sasuke se sentó frente a mí y me tendió su mano para que se la cogiera. Sé que podía coger parte de su chakra pero no quería dejarle a él indefenso, dejarle sin chakra era una locura ¿Y si ocurría algo? ¿Y si le llamaban para alguna misión y no podía utilizar sus habilidades por haberme dado su chakra? Yo tampoco quería perderle. Dudé unos segundos mirando su mano tendida hacia mí pidiéndome que la cogiera.

-       No puedo – le dije.

-       Si puedes. Dame la mano Naruto y coge lo que necesites. Estoy bien, yo repondré mi chakra descansando hoy, no tengo más misiones por hoy. Vamos.

Cogí su mano pensando sólo en nuestro hijo, no podía permitirme el lujo de ser terco ahora, estaba en juego la vida de nuestro bebé, estaba en juego la descendencia de nuestros clanes, nuestra supervivencia, no podía ser egoísta, ni era el momento de tener miedo por Sasuke… tenía que conseguir que este niño sobreviviera como fuera, así que apreté su mano con fuerza cerrando los ojos y empecé a tomar parte de su chakra. La verdad es que me tranquilizaba saber que Sasuke tenía mucho chakra de su parte, había entrenado tanto, había conseguido acumular tanto poder.

-       Lo siento Sasuke – le dije sin abrir los ojos – es mi culpa por no ser suficiente.

-       Eres todo lo que esperaba Naruto – me dijo – es normal, no paras de gastar chakra, necesitas demasiado para mantenerte, pero voy a ayudarte. Coge del mío siempre que lo necesites y no vuelvas a tratar de ocultarme algo así. Por ti haría lo que sea y lo sabes.

-       Te dejaré indefenso – le dije

-       Confió entonces en que si ocurre algo tú me protegerás – me dijo sonriendo – lo importante aquí es nuestra familia Naruto, no voy a permitir que os pase nada a ninguno de los dos.

Algunas veces… Sasuke me recordaba a mi padre, tan cariñoso, siempre preocupado por la familia, tan dulce y tan familiar. Parecía mentira que hacía un par de años era ese chico vengativo y sin sentimientos, ahora estaba ante el verdadero Sasuke. Seguía siendo un maldito capullo cuando estaba trabajando, era uno de los mejores ANBU pero en casa… en casa estaba el Sasuke del que yo me enamoré, ese chico inteligente, el estratega, el chico serio pero que de vez en cuando me regalaba sus escasas sonrisas, ese chico dulce que me protegía como cuando formábamos equipo, porque por mucho que me insultase… él siempre me protegió, incluso un par de veces estuvo dispuesto a dar su vida por mí, ese Sasuke que se convirtió en mi mejor amigo y del que ahora llevaba a su hijo en mi vientre.

-       Te has decidido al final a abrir las cosas de tu padre por lo que veo – me dijo Sasuke

-       Sí – le comenté aún cogiendo de su chakra.

Sasuke miró la fotografía de mi padre y luego cogió uno de los libros mirándolo por dentro y sonrió.

-       Vaya… el personaje se llama como tú – me dijo sonriendo.

-       Mi padre me puso el nombre por él, le encantaba leer y más si eran las novelas de Jiraya. ¿Cuándo abrirás las cosas de tu hermano? – le pregunté.

-       No lo sé – me dijo cerrando el libro y poniéndose serio – no sé si estoy preparado. Sólo de pensar lo imbécil que fui… fue mi culpa, yo lo maté.

-       Estaba enfermo Sasuke y te quería demasiado, siempre te protegió. Nos engañó a todos,  no deberías de sentirte culpable.

-       Era mi hermano Naruto, debí haber imaginado que me engañaba, pero no pude ver más allá de lo que él quiso enseñarme.

-       Era el genio Uchiha Sasuke. Siempre iba dos pasos por delante de nosotros, lo tenía todo planeado.

-       Sí. Es irónico – me sonrió – tu padre fue uno de los prodigios de su generación… el genio de los Namikaze y mi hermano… el genio de su generación. Deberíamos estar orgullosos de que haya tantos prodigios en nuestra rama familiar ¿No crees? – me preguntó sonriendo.

-       Supongo que si – le dije dejando de apretar su mano pero Sasuke agarró la mía con fuerza evitando que soltase.

-       Coge más Naruto – me dijo – estoy bien.

-       Sí cojo más te desmayarás.

-       Cógelo – me ordenó – tú lo necesitas más que yo. Por favor… no me lleves la contraria ahora.

Sasuke me recordaba a mi madre, siempre se salía con la suya. Tal y como decía Minato… él sólo fue capaz de ganar una decisión en todo su matrimonio y fue sólo para salvarme a mí. Creo que había sacado demasiado de mi padre porque no podía vencer a Sasuke en una discusión. Cerré mis dedos de nuevo apretando su mano y seguí cogiendo chakra aunque ahora veía el rostro de agotamiento en Sasuke y en menos de cinco minutos… la mano de Sasuke ya no tenía fuerzas para apretar la mía. Solté viendo como su cuerpo se caía hacia un lado y lo cogí antes de que se golpease contra el suelo.

Le había avisado de que esto pasaría, pero era un maldito cabezón. Acaricié su cabello viendo como dormía ahora, como se había desmayado por la falta de energía que me había regalado a mí. Lo cogí en brazos y me lo llevé a la habitación. Me dormí a su lado acariciándole el cabello, mirando como dormía. Amaba a Sasuke Uchiha y creo que no podía haber soñado una vida mejor que estar a su lado.

Me desperté cuando escuché una puerta corredera moverse, creo que era la de la entrada principal. Era muy tarde y al sentir los pequeños pasos tratando de no hacer ruido por el pasillo, sabía que era Tai que volvía de su entrenamiento y se iba hacia su cuarto. A veces me preguntaba si realmente podríamos ser una familia, si Tai nos sentiría como a sus padres y es que lo acogimos siendo ya bastante mayor. ¿Era normal preocuparme tanto? Supongo que había empezado a querer a ese chico hace mucho, para mí ya era de mi familia. Miré a Sasuke que seguía dormido con su mano en mi vientre de forma protectora y sonreí. Le besé la frente y me dispuse a dormir mirando el tatuaje de ANBU en su brazo. ¿Le llamarían por la mañana para ir a alguna misión? Esperaba que no, creo que necesitaba descansar y era por mi culpa, si sólo pudiera reunir más chakra.

Cuando me desperté a la mañana siguiente, Sasuke ya no estaba, me había dejado una nota encima de una bandeja con el desayuno. ¿Se podía querer más a alguien? Me parece que no. Sasuke siempre estaba preocupado por mí y más ahora que mis hormonas estaban cada vez peor, ahora que llevaba a su hijo en mi vientre se preocupaba el doble de que estuviera perfectamente alimentado y atendido.

Al llegar a la oficina, Temari estaba ya ocupada con algunos informes y había hablado con algunos ANBU para darles las instrucciones oportunas. Todo funcionaba perfecto incluso sin mi ayuda y era gracias a Temari, estaba muy acostumbrada al papeleo por haber tenido que ayudar a su hermano cuando se convirtió en Kazekage. Sabía perfectamente como llevar la Villa sin necesidad de que la supervisaran y eso me era de gran ayuda.

Me puse a trabajar enseguida pero incluso con todo el chakra que le quité a Sasuke… sabía que al final del día no podría aguantar más y tendría que conseguir más chakra para sostener esta forma. ¿Cómo era posible gastar tanto chakra? Quizá era porque a cada día que pasaba me encontraba más y más cansado de tener que sostener este jutsu. Temari se dio cuenta enseguida de lo que pasaba y me tendió su mano, pero yo me negué a cogerle chakra a ella.

-       ¿Te lo ha contado Sasuke, verdad? – le pregunté.

-       Estuvo esta mañana aquí. Tenía que traer un informe – me dijo

-       ¿Ha ido a alguna misión?

-       No, le he mandado a hacer papeleo. No quiero arriesgarme a que le pase algo ahora que está gastando su chakra en ti, no es bueno que salga de misión.

-       Odia el papeleo – le dije sonriendo.

-       Lo sé, pero ha aceptado siempre que pueda ayudarte a ti. Volverá a hacer misiones en cuanto nazcan los pequeños, te lo prometo. Además… me ha dicho que se irá a entrenar con Kakashi de vez en cuando para no perder la forma, así que todo está bien, ya sabes lo duro que puede ser Kakashi en sus entrenamientos.

-       Sí, lo sé –le dije.

-       Vamos… toma de mi chakra lo que necesites.

-       Pero…

-       No me sirven negaciones – me dijo sonriendo – soy madre ¿Recuerdas? Sé lo importante que son nuestros hijos, así que cógelo, a mí no me hace falta, me paso el día aquí encerrada con papeleos y si ocurriera algo tengo a Shikamaru – me sonrió – vamos, cógelo.

-       Shikamaru es un vago – le dije sonriendo y ella sonrió también.

-       Lo sé, pero quiere a su familia y hace lo que sea por nosotros, incluso dejar de ser vago.

Al final acabé aceptando su chakra pero no cogí tanto como con Sasuke, no quería que nadie acabase debilitado por mi culpa y menos… cuando empezaron las visitas a mi casa en los siguientes meses. Shikamaru, Neji, Hinata, Karin, Ino… hasta Sai fue capaz de venir a darme Chakra, se turnaron todos para ir recuperándose y pasarme chakra. Aún así, Sasuke no dejaba de darme del suyo y Tai incluso algún día también participó con tal de mantenerme. Me sentía mal y a la vez agradecido de poder contar con buenos amigos que me ayudaban en toda esta locura. ¡Un hombre embarazado! ¿Quién lo habría dicho?

A mí empezó a preocuparme el parto a medida que me acercaba al día y es que según Ino… cuando alcancé los cuatro meses, empezó a ver que no venía uno, venían dos, mellizos que había separado sus embriones, por eso me estaban consumiendo más chakra de lo que yo podía regenerar. Con aquella noticia todo empezó a tener sentido para mí, por eso necesitaba tanto Chakra. El problema cuando llegaron los nueve meses se hizo presente para todos en la Villa… ¿Y si me ocurría como a mi madre? ¿Y si el sello se debilitaba tanto en el parto que el Kyuubi salía de nuevo y arrasaba con todo? Sé que Sasuke no me había estado dando de su chakra el último mes para reponerse él por si algo malo sucedía y es que hasta los enemigos estarían al tanto de esto, querrían a esos niños y me preocupaba.

Sasuke había aumentado la vigilancia en toda la aldea y su equipo ya prácticamente no descansaba o lo hacía lo justo y necesario, siempre estaban de patrulla. Me asustaba mucho que el sello se debilitase, no podría proteger a la Villa y se supone que yo era el Hokage, tenía que protegerles a todos.

El día se acercó, Ino se pasó los últimos tres días visitándome en casa y cuando sintió que se aproximaba el parto, me llevó a la sala que habían habilitado para mí para evitar que el Kyuubi pudiera escaparse de mi interior al debilitarse el sello. Mentiría si dijera que no estaba asustado, se suponía que yo no debía haber pasado jamás por esta situación, era un hombre, un parto no estaba planeado ni en mi imaginación. El equipo de Sasuke se quedó fuera por la Villa por si ocurría algo pero él sí entró conmigo para animarme. Cogí la mano de Sasuke en cuanto le vi y ya no quise soltarle.

-       Estoy aquí Naruto – me dijo sonriendo – no dejaré que te ocurra nada.

-       Tienes que cerrar ese sello – le dije en susurro – si se debilita tienes…

-       Sé lo que tengo que hacer Naruto, tranquilo, voy a estar a tu lado, estamos muchos aquí, no te pasará nada, no dejaremos que salga de ti. La Villa estará bien, preocúpate sólo por nuestros hijos.

-       Vale – le dije.

-       ¿Te duele? – me preguntó al verme sudar y aguantando mis ganas de gritar.

-       Horrores – le comenté intentando sonreír sin conseguirlo.

-       Apreta mi mano Naruto, no me moveré de aquí.

Grité cuando sentí las contracciones, esto dolía como mil demonios, Sasuke no podía hacerse una idea. La próxima vez… si es que había una próxima… iba a venir él a esta maldita mesa. Vi a Sasuke hacer unos sellos con su mano libre y sentí que trataba de frenar el sello de mi estomago, trataba de fortalecerlo para evitar que se escapase el Kyuubi.

-       ¿Lo tienes Sasuke? – preguntó Ino.

-       Sí, creo que sí – le dijo – el sello está listo, lo contendré todo lo que pueda hasta que podáis regenerar el sello.

-       Voy a empezar, así que Naruto… tienes que empujar.

-       ¿Empujar? – pregunté - ¿Tú sabes lo que duele esto? – le pregunté enfadado y es que mis hormonas hacía meses que andaban revolucionadas.

-       Empuja y acabaremos enseguida – me dijo ella y traté de empujar pese al dolor que sentía.

Sasuke aguantaba mi mano aún y aunque sé que seguramente le estaba haciendo daño a él también, se aguantó y no soltó mi mano, de hecho… su rostro mostraba preocupación y agachó su cabeza besando mi frente tratando de darme ánimos.

-       Cuando salga de esta voy a cortarte esa cosa que te cuelga entre las piernas Teme – le grité y él sonrió un poco.

-       No será para tanto.

-       Te voy a enseñar donde puedes meter tus genes la próxima vez maldito bastardo – le grité casi llorando del dolor.

-       Ya está casi Naruto, veo al primero – me dijo Ino sonriendo ayudándome también a empujar y sacando finalmente a uno.

Sonreí un poco cuando escuché llorar al niño y el Teme sonrió también sin soltarme. Sólo uno más, sólo un poco más y este sufrimiento pasaría.

-       Es un niño Naruto – me dijo Ino sonriendo dándoselo a Karin para que lo lavase.

-       Yo le pondré el nombre – me dijo Sasuke sonriendo.

-       Ni se te ocurra, el primero lo elegía yo – le dije – soy el que está en esta mesa sufriendo.

-       Vale, vale – me dijo Sasuke sonriendo – el segundo lo elijo yo.

No tardó mucho en salir también el segundo aunque yo estaba agotado, no creo que hubiera podido moverme aunque lo hubiera deseado. Sasuke estaba sudando ahora que me daba cuenta, pero no había dicho nada en todo el rato, sólo se había preocupado de mí.

-       ¿Estás bien? – le pregunté.

-       Es una niña chicos – nos dijo Ino sonriendo.

-       Sí, agotado – me dijo – Ino… acabad ya, no sé cuánto más voy a poder sostenerlo dentro de él.

-       Voy a cerrar el sello – nos dijo Ino – ya puedes quitar el Jutsu Naruto.

Por fin podía salir de este maldito Jutsu. Lo anulé volviendo a mi forma de chico mientras trataban de contener el sello, pero cuando escuché la explosión a mi lado me preocupé. Escuché a Sasuke llamarme y es que había soltado su mano, creo que más bien él me había soltado. Cuando el humo se dispersó vi a Temari delante de mí protegiéndome con su abanico de la explosión mientras Sasuke había cogido a nuestros hijos protegiéndolos de una figura que había aparecido frente a nosotros.

-       Vete de aquí Sasuke – le gritó Ino.

-       ¿Y Naruto? – preguntó.

-       Lárgate Teme – le grité – ponlos a salvo, yo estoy bien.

-       Cerradle el sello – les ordenó antes de desaparecer con nuestros hijos mediante la técnica de mi padre.

Me quedé tumbado aún en la mesa y es que no podía moverme, sentía como Kurama se enloquecía dentro de mí luchando por salir, por escaparse y grité del dolor.

-       Hay que cerrarlo ya – dijo Ino acercándose a mí comprobando el sello de mi estómago que estaba ya perfectamente visible.

-       Ino date prisa – le comentó Temari.

-       No dejaré que lo cerréis – dijo el hombre acercándose pero se alejó en cuanto vio una sombra por el suelo que iba hacia él con toda intención de detenerlo.

Miré a Shikamaru que acababa de entrar tratando de protegerme ahora o quizá… había entrado por su mujer, no estaba seguro.

-       ¿Por qué tardáis tanto en cerrarlo? – preguntó Shikamaru manteniendo ocupado junto a Temari al enemigo.

-       El sello se está borrando, no puedo identificar los símbolos… eso es del clan Uzumaki, necesito a un experto en sellos de este clan – dijo Ino – yo no sé reconstruirlos.

-       Yo lo haré – dijo Karin acercándose a mí y poniendo su mano en mi estómago.

Sentí dolor pero también notaba como el Kyuubi retrocedía, como se calmaba lentamente y en tres segundos, estaba el sello perfectamente cerrado aunque Karin cayó desplomada al suelo inconsciente por el agotamiento del sello.

Iba a levantarme pero no pude, el dolor y el cansancio era demasiado fuerte, no podía moverme y cuando quise darme cuenta, alguien me había golpeado. Vi los ojos del enemigo y como se me llevaba de aquí ante el asombro de los demás que no sabían cómo les había esquivado. Debería estar preocupado… pero en parte sabía que Sasuke vendría, él no me dejaría tirado o eso quería creer.

-       Sas…Sasuke – susurré antes de quedar inconsciente.

 

Capítulo 7: Rescate

Sasuke Uchiha POV

 

Me teleporté al clan Hyuuga y creo que les dí un susto de muerte a los allí presentes. Todos estaban reunidos para cenar y entré yo de golpe con los dos bebés en mis brazos causando un gran revuelo. Neji fue el primero en venir corriendo y cogerme a uno de los niños.

-       ¿Qué ha ocurrido? – me preguntó sorprendido.

-       Tengo que volver – le dije preocupado – asegúrate de que estén a salvo, tengo que ir a por Naruto.

-       ¿El sello está intacto?

-       Debe de estarlo o tendríamos al demonio de nueve colas suelto por la ciudad.

-       ¿Crees que nos atacaría? – me preguntó.

-       En principio no lo creo, pero no puedo estar seguro. Si el sello se debilita saldrá sin remedio, aunque él no quiera salir de Naruto.

-       ¿Qué te preocupa si piensas que no es peligroso ahora?

-       Lo que me preocupa es que puedan controlarlo y mandarlo a Konoha, ¿Para qué querrían al demonio sino? – le pregunté.

-       ¿Qué está ocurriendo? – me preguntó sorprendido sin entender nada, pero es que yo tampoco entendía nada, sólo que habían tratado de robarme a mis hijos.

-       Ponlos a salvo – le dije – tengo que ir a por Naruto.

-       Movilizaré a todo el clan, estarán a salvo, te lo prometo, nadie tocará a tus hijos.

-       Gracias – le dije con una medio sonrisa y volví a teleportarme a la sala del parto.

Llegué sólo para ver lo destruido que estaba todo el lugar. Shikamaru estaba vendando el brazo a su esposa mientras Ino trataba de que Karin recuperase la conciencia. Busqué con mis ojos por toda la estancia intentando localizar a Naruto, pero no lo veía.

-       ¿Dónde está? – les pregunté.

-       Lo tiene ese hombre – me dijo Temari – hemos mandado a Kiba, lo está rastreando.

-       Llegaré antes que él – les dije.

-       No vayas solo Sasuke… es una locura.

-       Tengo que hacerlo, hablamos de Naruto. Joder… se supone que yo soy el ANBU responsable de la seguridad del Hokage, pero he permitido que se lo lleven.

-       Tus hijos también te necesitaban – me dijo Ino.

-       Voy por él – les dije.

-       No hagas locuras Sasuke – me dijo Shikamaru.

Pero yo ya estaba teleportándome al sello que le había colocado al cuerpo de Naruto. Me habría gustado decir que llegué a tiempo, pero no, el zorro de nueve colas estaba fuera y Naruto se estaba desmayando justo cuando lo cogí antes de que cayese al suelo.

-       Sas…uke – intentó sonreírme.

-       Estoy aquí Naruto, estoy contigo.

-       Sabía que vendrías.

-       No pensaba dejarte.

-       ¿Están a salvo? – me preguntó.

-       Nuestros hijos están bien Naruto, están perfectamente. Los he dejado en el clan Hyuuga, sé que ellos los protegerán con su vida si es necesario.

-       Tienes que ir a por Tai – me dijo Naruto – van a por él.

Yo miraba a todos los lados, pero ese hombre no estaba por ningún lado, sin embargo el demonio de nueve colas se iba hacia la villa directo sin mirar atrás.

-       Creía que ya no quería nada con la Villa.

-       Escúchame bien Sasuke… no quiere la Villa, esto sólo es una distracción – me dijo Naruto.

-       ¿Hablaste con ese hombre? – le pregunté asombrado.

-       Es Orochimaru, quiere el sharingan, no quiere nada con la villa. Te contaré lo que ocurrió – me dijo casi sin voz del cansancio que tenía.

 

Flashback

Naruto Uzumaki POV

 

El cansancio era demasiado, no podía mantener mis ojos abiertos pero aún así, yo sólo podía pensar en Sasuke y en que hubiera puesto a salvo a nuestros hijos. Todo esto me recordaba a mi padre, a lo que tuvo que vivir mi madre y yo no quería repetir su historia aunque sabía… que tener un Uchiha en mi vientre traería problemas. ¿Querían el Kyuubi o querían a esos niños? Ya no podía estar seguro.

-       Es absurdo capturarme – le dije – aunque consigas sacar al Kyuubi de mí no atacará la villa.

-       No me subestimes Naruto-Kun – comentó y esa voz… yo la había escuchado antes.

-       ¿Orochimaru? – pregunté – creí que te habían matado.

-       No es tan fácil deshacerse de mí.

-       ¿No quieres al Kyuubi, verdad? – le pregunté haciéndome una idea de lo que quería - ¿Venganza contra Sasuke? – le pregunté.

-       No Naruto, quiero el sharingan, siempre lo he querido. Me da igual coger el cuerpo de Sasuke que el de uno de tus hijos mientras pueda obtener el sharingan.

-       Sasuke no lo permitirá.

-       Sasuke estará ocupado protegiendo a la villa del Kyuubi que voy a arrancarte de tus entrañas. Voy a sacarlo y si eres la mitad de fuerte que tu madre, aguantarás vivo para ver como destruye tu preciada villa.

-       No lo hará, ha cambiado, aceptó voluntariamente volver a mí.

-       Voy a decirte un gran secreto Naruto… yo fui quien le dio aquella droga a Danzo para hacer que el Kyuubi se descontrolase, voy a descontrolarlo en cuanto salga y no podréis pararlo. Mientras protegéis vuestra villa, me llevaré a tus hijos.

-       No voy a permitirlo – le dije revolviéndome como pude aunque no tenía fuerzas para hacer que me soltase.

-       Deja de moverte Naruto, aún estás convaleciente del parto, no es fácil tener a dos Uchiha.

-       Sasuke vendrá.

-       Eso es lo que quiero… cuánto más se preocupe por ti, menos defendidos estarán esos críos.

-       No te los vas a llevar, no me los arrebatarás como hiciste con Sasuke.

-       Sasuke vino a mí voluntariamente Naruto. Hizo un pacto conmigo, iba a entregarme su cuerpo y no lo cumplió, es hora de que consiga lo que me prometió por mi propia mano.

Miré hacia atrás viendo como nos alejábamos de la Villa y en uno de los llanos se detuvo de golpe dejándome caer al suelo. Estaba demasiado cansado para poder levantarme pero aún así lo intenté, tenía que hacerlo. Apoyé mis manos en el suelo y empecé a levantarme aunque mis piernas temblaban hasta que sentí una mano en mi abdomen y tuve que agarrarme a ese brazo para no caerme.

-       Empecemos Naruto.

-       No lo hagas – le pedí pero notaba como estaba quitando el sello y sacaba una jeringuilla de su manga, seguramente para descontrolar al Kyuubi en cuanto saliera de mi cuerpo.

Intenté cerrar con el poco Chakra que aún me quedaba el sello que Orochimaru trataba de abrir, pero no pude, mis fuerzas se iban y al final… me desmayé frente a él viendo como salía el demonio de mí y le inyectaba aquella sustancia. Apenas seguía de pie cuando Orochimaru desapareció y empecé a caer al suelo mientras el Kyuubi se marchaba hacia la Villa pero unos brazos me cogieron justo cuando mis rodillas tocaban el suelo.

Fin Flashback

 

Sasuke Uchiha POV

 

No podía creerme que Orochimaru hubiera vuelto y más para insistir en conseguir el Sharingan. Lo intentó con mi hermano, conmigo… ¿Ahora con mis hijos? No podía creer que hubiera sido capaz de poner en peligro la vida de Naruto al sacarle ese demonio de nuevo tan sólo para conseguir un sharingan. Estaba obsesionado.

-       Voy a llevarte con ellos Naruto – le dije

-       Vale – me dijo agarrándose a mi cuello y yo lo levanté en brazos teleportándome a la casa de los Hyuuga.

No había nadie en la sala ahora, todos se habían ido a tratar de frenar al Kyuubi pero Neji al sentir mi presencia abrió la puerta enseguida acercándose.

-       ¿Qué ha ocurrido? – nos preguntó al ver a Naruto en mis brazos.

-       Te explicaré luego, ¿Dónde están mis hijos? – le pregunté.

-       En la habitación de al lado, Hinata está con ellos.

-       Voy a llevar a Naruto allí,  necesita descansar.

Neji me acompañó abriéndome las puertas hacia la habitación y cuando llegamos, le pidió a Hinata que saliera dejándome entrar a mí con Naruto. Me acerqué a la cama donde estaban nuestros hijos ya durmiendo y dejé a Naruto encima de la cama. Miré a mis hijos unos segundos y sonreí, era mi familia y la protegería a como diera lugar. Tuve que matar a Orochimaru cuando tuve la oportunidad.

-       Sasuke… - detuvo mi brazo Naruto con un leve hilo de voz – ten cuidado. Por favor.

-       Lo tendré Naruto, volveré a por ti.

-       ¿Voy a morir, verdad? – me preguntó asustado mirando a sus hijos.

-       No… no dejaré que te pase nada.

-       La historia se repite… esto le pasó a mis padres. Los dos murieron para salvarme. ¿Voy a morir?

-       No Naruto, no dejaré que la historia se repita.

-       ¿Cómo puedes estar seguro, Sasuke? El Kyuubi tenéis que meterlo dentro de mí otra vez.

-       Lo haré Naruto, pero no dejaré que mueras.

-       Mis padres murieron intentándolo.

-       Tu padre no tenía a un Uchiha a su lado – le dije sonriendo – yo no voy a permitir que hagan daño a mi familia ¿Me oyes? Voy a protegeros, vosotros sois lo más importante para mí. Pensaré algo Naruto – me giré hacia Neji que estaba en la puerta – cuídalos, Orochimaru es quien está tras esto, el Kyuubi sólo es una distracción, protege a mis hijos.

-       Estarán a salvo.

-       Te traeré a mi equipo ANBU para que os proteja, voy a intentar bloquear a ese demonio antes de que destroce media Villa de nuevo.

-       Te cuidado Sasuke.

-       Lo sé, pero soy el único que puede detenerle. Si consigo conectar mi sharingan a él… todo estará resulto.

-       Buena suerte Sasuke – me comentó Neji y salí de allí hacia la muralla que rodeaba la Villa.

Me encontré con Ibiki en la muralla. Había sacado su invocación y trataba de frenar al Kyuubi. No me quedó más remedio que sacar mi invocación para ganar algo de tiempo y mientras veía como mi serpiente se enrollaba al Kyuubi, pude hablar con Ibiki para contarle lo que ocurría. Todo por la maldita codicia de obtener el Sharingan. A mí me preocupaba Naruto, de hecho yo mismo también veía las similitudes con lo que les ocurrió a sus padres y quería poder decirle que estaría bien, pero no estaba seguro de poder hacerlo. Yo sólo quería que estuviera vivo y viviera con nuestros hijos aunque yo tuviera que morir… quizá si empezaba a comprender la decisión que tomó su padre.

-       No hagas locuras – me dijo Ibiki como si supiera en lo que pensaba.

-       ¿Hay otra solución que no sea la de Minato? – le pregunté sonriendo.

-       Minato no tenía un Sharingan – me dijo – intentemos pararlo de alguna forma antes de llegar al extremo de Minato, a él no le quedó más remedio y luchaba contra Obito, luchó contra un Sharingan.

-       Venció a un Sharingan – le dije – ni siquiera sé como lo logró.

-       Era el prodigio de su generación. Ojala hubiera estado aquí.

-       Intentaré algo.

Le dije lanzándome al combate. Estaba dispuesto a hacer lo que fuera por Naruto, iba a salvar a mi familia y me daba igual lo que tuviera que hacer.

Naruto Uzumaki POV

 

Me desperté por el incesante ruido de las explosiones que había fuera. ¿Estaban en guerra? Creo que no, era para intentar mantener al Kyuubi a distancia de la Villa, para impedir que entrase de nuevo y destruyera todo a su paso como hizo ya una vez en el pasado.

-       ¿Estás despierto? – me preguntó Hinata con una sonrisa.

-       Sí – le dije - ¿Dónde está Sasuke?

-       Se marchó hace horas – me dijo – estabas muy cansado, necesitabas recuperarte.

-       Tengo que ir con él – le dije.

-       No estas para pelear Naruto.

-       Soy el Hokage, defender la Villa es mi responsabilidad. ¿Qué Hokage sería si dejase a mis ANBU hacer todo para protegerme sin yo mover un dedo? – le pregunté – voy a ir al campo. Cuida de mis hijos.

-       Naruto… por favor no lo hagas – me dijo como si supiera en lo que estaba pensando.

Cogí un papel de una estantería y escribí algo en él dándoselo a Hinata con una sonrisa.

-       Dáselo a Sasuke cuando todo acabe – le dije.

-       No lo hagas – me repitió – no te sacrifiques tú por todos nosotros, Sasuke encontrará una forma de bloquearlo, lo arreglará.

-       No hay una forma de arreglarlo Hinata, mi padre ya sabía la única solución, tengo que hacerlo.

-       Por favor Naruto… confía en Sasuke.

-       Dáselo por favor – le repetí yo refiriéndome al papel

Me despedí de mis hijos dando un beso en la frente a cada uno de ellos y me coloqué la capa de mi padre marchándome de la habitación y teleportándome frente a un trozo de la muralla sur más cercana al Kyuubi. No veía a Sasuke por aquí y supuse que estaría con el resto de ANBU peleando.

-       Lárgate de aquí Naruto – escuché a Kakashi a mi espalda – no estás en condiciones de pelear.

-       Soy el Hokage y defenderé mi Villa – le dije – he recuperado lo suficiente. Voy a sellarlo de nuevo en mí.

-       Está descontrolado Naruto, no te obedecerá.

-       Pues haré que me obedezca de nuevo – le grité enfadado – pero no tocará mi Villa.

Kakashi iba a decirme algo, lo sabía, pero yo sentí la presencia de mi hijo en peligro y antes de que pudiera escucharle, ya había sacado el kunai y me estaba teleportando hasta Tai cogiéndolo por la cintura y moviéndolo del sitio donde segundos después caía la pesada pata del Kyuubi. ¿Qué hacía Tai tan cerca del demonio? Pero luego escuché a Sasuke y a un grupo más de ninjas que estaban cerca… sus voces se camuflaban entre las explosiones y no conseguía escucharles bien lo que decían.

-       ¿Papá? – preguntó Tai incrédulo.

-       ¿Qué estás haciendo aquí? – le pregunté – deberías estar en casa.

-       No podía dejaros solos con esto.

-       Joder Tai… no podemos pelear si tengo que protegerte.

-       No necesito que me protejáis… yo también soy un Ninja de Konoha, quiero ayudar.

-       Tendrás mucho tiempo para ayudar cuando crezcas Tai… pero no hoy. No contra éste demonio. ¿Tu padre sabe que estás aquí? – le pregunté.

-       No – me dijo – le oculté mi chakra

-       Vuelve a casa ahora mismo – le dije

-       ¿Me prometes que volverás? – me preguntó cogiéndome de la manga de la capa y evitando que me fuera y por unos segundos… me quedé inmóvil.

¿Qué debía contestarle? ¿Qué pensaba encerrar a ese demonio como fuera incluso dando mi vida si era necesario? ¿Tenía que mentirle y decirle que volvería para salvarle? ¿Qué decirle a tu hijo cuando está a punto de verte morir? ¿Qué recuerdo quería que él tuviera de mí? Le abracé con fuerza contra mi pecho y le susurré al oído.

-       Estoy orgulloso de ti Tai, sé que serás un buen Ninja y que cuidarás del cabezón de tu padre pero… no sé si volveré. Voy a intentarlo, intentaré regresar ¿Vale? Pero no puedo prometértelo.

-       Vuelve con vida, papá – me dijo casi llorando.

-       Cuida de tus hermanos y de Sasuke si algo me ocurre ¿Vale? Te los encargo a ti – le dije sonriendo marchándome corriendo – vuelve a casa ahora y cuida a tus hermanos.

Me situé frente al Kyuubi ante el asombro de Sasuke y todos los ninjas que me vieron llegar y saqué el Kunai de mi padre haciendo el sello para teleportarme y Sasuke al verme, preocupado se lanzó hacia mí tratando de detenerme, pero conseguí acabarlo antes de que me alcanzase mandándonos al Kyuubi, a Sasuke y a mí lejos de la Villa.

-       Imbécil – le dije a Sasuke cuando salimos en mitad del bosque – no tenías que venir.

-       ¿Quieres matarte o qué narices te pasa? – me preguntó él cabreado levantándose del suelo y cogiéndome de la chaqueta – sé que lo has alejado de la Villa para que no destruya nada ¿Y ahora qué? ¿Quieres sellarlo tú mismo y matarte? No lo voy a permitir.

-       Maldito estratega ¿Por qué tienes que leerme siempre la mente?

-       Porque eres un maldito Dobe que no piensa más allá de lo que ha visto, tú no eres como tu padre, no dejaré que mueras, me tienes a mí, tienes a un Uchiha a tu lado que es lo que le faltó a tu padre para seguir vivo – me dijo

-       Voy a sellarlo.

-       Voy a obligarle a entrar en ti voluntariamente para que no tengas que matarte – me gritó.

-       ¿Puedes hacerlo?

-       Creo que sí, lo controlaré con el Sharingan y lo meteré de nuevo cerrando el sello.

Antes de que pudiera rebatirle esa idea, Sasuke ya estaba haciendo los sellos bloqueando al Kyuubi y activando su Sharingan para poder controlarlo. Le costaba entrar en su mente, veía el esfuerzo de Sasuke pero al final lo consiguió, consiguió devolverlo a mi cuerpo y cerró el sello cayendo después inconsciente al suelo.

No podía moverme por el cansancio y el tener que aguantar ahora al Kyuubi en mi interior luchando por salir, pero miraba a Sasuke tirado varios pasos más atrás de mí sin moverse y estaba preocupado. Su equipo no tardó en llegar a por nosotros y nos llevaron al hospital.

Tardé dos días enteros en despertarme o eso me dijeron. Cuando me dejaron ir a ver a Sasuke tras tanta insistencia que tuve preguntando por él, finalmente accedieron, pero cuando llegué a su habitación, me quedé absorto en el sitio, estaba ciego y era mi culpa, yo le había forzado a utilizar esa habilidad para salvarme.

-       Sasuke – le susurré.

-       No te pongas así – me dijo aún sentado en la camilla – es mejor esto que perderte a ti – me dijo – no es para tanto.

Me lancé a abrazarle y me dio igual quien estuviera en la sala. Lloré allí mismo y Sasuke se abrazó a mí acurrucando su cabeza en mi pecho.

-       Te quiero Sasuke, siento haberte hecho esto.

-       Tú no me has hecho nada Naruto, ya te lo dije… haría cualquier cosa por mi familia. Te amo sólo a ti, si tu estás bien todo estará bien, sólo necesito verte feliz, así que deja de llorar.

-       Vale.

 

Tres días tardaron en dejar a Sasuke salir del hospital y regresar a casa. El primer día de su regreso, acostamos a los niños. Yo no podía dejar de ver a Tai y sabía que sería un gran Ninja en el futuro, pero aún era joven, un par de años y haría cosas increíbles, lo sabía, tenía puesta mucha esperanza en él, sería como su padre verdadero, sería como Nagato, un genio brillante que impartiría justicia. De mis hijos… no podía pedir nada mejor, mi hija era idéntica a su abuela, pelirroja de ojos oscuros como Sasuke y de mi hijo… moreno como Sasuke pero con el color azul cielo de los Namikaze, el color de mis ojos. Ambos eran nuestro mayor orgullo.

Nos quedamos en la cama abrazados. Yo no podía dejar de mirar sus ojos ahora tapados con la bandana con el símbolo de Konoha.

-       Deja de mirarme así Dobe, estoy bien – me dijo sonriendo – sigo siendo el mismo Sasuke de siempre. Por cierto, tengo esto para ti – me dijo sacando un papel y reconocí el papel que yo había escrito y le había dado a Hinata – le dijiste a Hinata que me lo entregase cuando todo se arreglase, pero lo siento… no puedo leerlo ¿Me lo lees?

-       Es el nombre que elegí para nuestro hijo – le dije.

-       ¿Qué has elegido Naruto? – me preguntó con una sonrisa.

-       Natsume – le dije y él empezó a reír.

-       ¿Le has puesto el nombre de una baya curativa? – me preguntó riéndose.

-       Sí – le dije – tenía esperanzas en que él encontraría una forma de sanar nuestra familia… de salvar los ojos ciegos de los Uchiha, de quitar esa maldición de que os mataseis los unos a los otros por el poder, de salvar a tu hermano… tengo esperanzas en él – le dije.

Sasuke se quedó absorto unos segundos y luego me besó con dulzura metiendo su lengua con suavidad en mi boca.

-       Si tú tienes esperanzas en él… yo también – me dijo – él curará la maldición de los Uchiha – me dijo – yo también tengo ya elegido un nombre para nuestra hija – me dijo sonriendo – se llamará Yumiko.

-       ¿Yumiko? – pregunté.

-       Sí… porque voy a enseñarle a disparar con el arco, será idéntica a mí – me dijo sonriendo.

-       Sasuke… - le dije sintiendo algo extraño en un momento de tanta felicidad como era este.

-       ¿Qué ocurre?

-       ¿Te acuerdas cuando el cuarto Raikage dijo que sentía la presencia de mi padre dentro de mí? – le pregunté.

-       Sí ¿Qué ocurre?

-       Yo también la sentía… pero ya no está.

-       ¿Qué? ¿Cómo que no está? Él dejó su conciencia dentro de ti ¿Cómo puede no estar?

-       No la siento – le dije preocupado - ¿Y si Orochimaru se la llevó cuando sacó al demonio de mí? ¿Y si era eso lo que buscaba de verdad? No fue a por nuestros hijos.

-       No puede ser cierto… - me dijo Sasuke sorprendido - ¿Para qué querría a Minato Namikaze? ¿Él no tiene el sharingan?

-       Pero derrotó a un Sharingan – le dije – derrotó una vez a Obito Uchiha. Sasuke… creo… que volveremos a saber de Orochimaru – le dije preocupado.

 

Tema: Desesperante sumisión

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